La gestión de las costas

La Generalitat rechaza salvar playas con más arena y da por hecho que algunas desaparecerán

La directora de Canvi Climàtic, Mireia Boya, opina que invertir en regenerar los arenales es "tirar el dinero"

Opinión: '¿Regeneración artificial de las playas? Si, pero...', por Jorge Guillén (Institut de Ciències del Mar-CSIC)

El Gobierno ha destinado 5,3 millones de euros en tres años para recuperar el litoral de Barcelona y Tarragona

ALTAFULLA 1

ALTAFULLA 1 / JOAN REVILLAS

Guillem Costa

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El Ministerio para la Transición Ecológica, a través de la Dirección General de Costas, acumula 5,3 millones de euros invertidos en los últimos tres años para recuperar las playas de Barcelona y Tarragona: nuevos espigones, escolleras, barreras marítimas antitemporales, reconstrucciones de paseos marítimos y también las polémicas aportaciones de arena que siguen dividiendo a los ayuntamientos catalanes. La realidad es que en muchas playas, parte de la arena extra que se añadió, ya ha sido engullida de nuevo por las olas.

La aportación de arena para salvar las playas divide a los ayuntamientos catalanes

Más de la mitad de este dinero se gastó para que el litoral catalán se recuperase del temporal Gloria, en 2020. Sin embargo, las lluvias torrenciales, aunque en menor medida, se han repetido cada invierno, por lo que las respuestas de apoyo a las playas se han tenido que mantener por parte del ministerio.

De todas las medidas aplicadas, las aportaciones de arena son sin duda la manzana de la discordia. Algunos municipios costeros no quieren ni oír hablar del tema. Otros ven la medida con escepticismo. Y después están los alcaldes que la reclaman como agua de mayo para salvar la temporada de verano.

Algunos ayuntamientos insisten en pedir arena y no ven claros los planes de renaturalización como la creación de dunas

La Generalitat, por su parte, que no tiene la competencia de costas, va un paso más allá y critica duramente este tipo de acciones. "Esta estrategia equivale a tirar el dinero", afirma Mireia Boya, directora general de Canvi Climàtic de la Generalitat.

El mar ha engullido la playa en Montgat.

El mar ha engullido la playa en Montgat. / FERRAN NADEU

De hecho, Boya cuestiona el futuro de las playas: "La pérdida de arena será la dinámica natural en muchos lugares. El nivel del mar subirá y tendremos playas más cortas. Otras playas más pequeñas ganarán arena y algunas desaparecerán". Según explica, los "intereses económicos" se centren en evitar que este "proceso inevitable" siga su camino. Pone como ejemplo lo que está pasando en el delta del Ebro: "La playa del Trabucador desaparece pero la arena se acumula en la bahía de la Ràpita, donde la playa está creciendo".

"El 60% de la costa catalana está amenazada por las levantadas"

— Mireia Boya, directora general de Canvi Climàtic

Fuentes del ministerio reconocen que aportar arena es una medida temporal y momentánea. Sin embargo, argumentan que la mantienen porque varios ayuntamientos lo piden y destacan que se trata de una acción más respetuosa con el medio ambiente que según qué obras. De momento, si se trata de medidas de urgencia y de playas que han quedado reducidas casi a la nada, se seguirá apostando por este tipo de solución aunque genere controversia. "Las playas son nuestra mejor defensa frente a la energía del oleaje y es necesario mantenerlas con suficiente arena", defienden las fuentes consultadas.

Canteras y ríos

¿De dónde sale la arena que se aporta para regenerar las playas? Depende de cada caso. Se puede extraer de según qué canteras, de ramblas, de los cauces de los ríos, de otras playas o directamente del fondo marino.

La Generalitat insiste en que esta medida "cortoplacista" no es sostenible. "Es mejor apostar por fórmulas adaptadas a la naturaleza, como la recuperación de las dunas", propone Boya.

El 60% de la costa catalana, según la Conselleria d'Acció Climàtica, está amenazada por la crisis climática y la erosión de los temporales, que cada vez "serán más fuertes y potentes". En el Estartit, por ejemplo, se recuperaron las dunas para frenar los efectos de las levantadas. Boya lo explica así: "Cuando las olas chocan con el cemento de los paseos marítimos, se llevan parte de la arena. En cambio, los complejos dunares suavizan estos efectos. No es una solución inmediata, ya que requiere un tiempo, pero tampoco lo es invertir en arena que el mar engullirá de nuevo".

"Creamos dunas, pero no son suficientes. Las derrumbaremos"

— Marisa Méndez-Vigo, concejal de Medio Ambiente en Altafulla

La Generalitat entiende a los ayuntamientos que necesitan arena de una temporada para otra, pero les propone que apliquen proyectos que subvencionan la renaturalización. Este mes de abril, por ejemplo, se abre una nueva convocatoria de 40 millones de euros para que se ejecuten estos planes.

Un cartel informa sobre las dunas creadas en Altafulla.

Un cartel informa sobre las dunas creadas en Altafulla. / JOAN REVILLAS

Castillos de dunas

Altafulla (Tarragonès) es uno de los pueblos que intentó la opción de las dunas recientemente. "Primero, recibimos una aportación de arena. Al siguiente temporal, en 24 horas, habíamos perdido la arena nueva y la playa estaba al límite", reconoce Marisa Méndez-Vigo, concejala de Medio Ambiente en el municipio, gobernado por los comuns. Al cabo de un tiempo, el mar trajo arena, es entonces cuando crearon las dunas: "La idea era proteger el paseo marítimo con estos montones de arena. Pero no funcionan, no son suficiente. Necesitamos arena".

Méndez-Vigo afirma que están a favor de estos procesos de renaturalización, pero en paralelo, reclaman una aportación de arena urgente para salvar la temporada, aun sabiendo que es una medida temporal: "Las dunas no han resuelto nada y de hecho las desmontaremos en breve para aprovechar la arena y repartirla por la playa".

Lo que queda de playa junto al paseo marítimo de Montgat.

Lo que queda de playa junto al paseo marítimo de Montgat. / FERRAN NADEU

El litoral tarraconense concentra buena parte de las inversiones estatales para salvaguardar las playas, pero el Maresme no se queda corto. En esa comarca, los efectos de los temporales preocupan especialmente por la proximidad entre la playa y las vías del tren. "Habrá que replantear esta línea de Rodalies, la R1. Si estos temporales continúan, está en peligro", se atreve a pronosticar Boya.

Boya: "Habrá que replantear la línea R-1 de Rodalies. Si los temporales continúan, está en peligro"

Políticas contrapuestas

Los ayuntamientos, en esta zona de Catalunya, no se ponen de acuerdo. Montgat, por ejemplo, es uno de los pueblos que más ha sufrido la regresión costera, y eso que se han aportado 15.750 metros cúbicos de arena. En El Masnou, los efectos del Gloria obligaron a reparar las rampas de acceso al mar, pero no se necesitó arena extra. En el consistorio, en manos de ERC, consideran que la arena extra no es una medida adecuada ni ecologista.

Rafa Navarro, el alcalde de Premià de Mar, lo ve distinto. El ministerio prevé trasladar casi 20.000 m3 de arena para sus playas. Ahora, necesitan más: "Nosotros no nos escondemos. Pedimos una solución, la que sea. Y la más viable y eficaz, en estos momentos, es la arena extra, además de ampliar los espigones para que esta arena extra no se nos vaya".

Navarro, de Junts, es crítico con la posición de la Generalitat: "Ahora dicen que no les gusta la arena, pero no proponen nada, y muchos ayuntamientos dependemos de las playas en gran medida". En Premià, las playas han retrocedido, como en toda Catalunya. Y aquí, la vía del tren corre peligro, asegura. "El Estado nunca nos ha mentido. No nos han dicho que sea una solución definitiva, y menos con el cambio climático. Sin embargo, al menos, es una solución", zanja.

"Nosotros no nos escondemos. Pedimos arena porque la situación es límite"

— Rafa Navarro, alcalde de Premià de Mar

Le parece bien estudiar posibilidades más duraderas y ecológicas, pero sin descartar la opción de recibir arena. "Los pueblos que más sufrimos pedimos arena. Los que no padecen los efectos del puerto porque están más al norte, como El Masnou, se posicionan como ambientalistas. Yo también sería ambientalista si el mar no se tragara mis playas", resume Navarro.

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