Erosión costera

¿Regeneración artificial de las playas? Sí, pero...

Ocurre como con la cuenta corriente, si tenemos gastos fijos debemos ingresar dinero periódicamente para no quedarnos en números rojos

Playas arena

Playas arena / Robert Ramos / AMB

Jorge Guillén

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La erosión costera es un problema que afecta, con diferentes intensidades, a gran parte de las playas en el mundo. Las causas de la erosión son variadas, pero, en términos globales, las modificaciones humanas en el medio ambiente y las variaciones en los forzamientos físicos (en muchas ocasiones asociadas al cambio climático) son las principales responsables. Estos factores causan la reducción de los aportes de arena a la costa, incrementan la capacidad de transporte de sedimento en el litoral y limitan la disponibilidad de sedimento y la adaptación de las playas debido a la ocupación urbanística de las zonas emergidas. Como resultado, hay un balance sedimentario negativo, es decir, las salidas de sedimento de un tramo de costa determinado son superiores a las llegadas y se produce la erosión de la playa.

Uno de los métodos más utilizados para combatir la erosión costera es la regeneración artificial, que consiste en aportar sedimentos procedentes de otros lugares a una playa en erosión para que recupere su configuración previa y le permita realizar todas sus funciones (protección, medio natural y recreativa). Desgraciadamente, con las regeneraciones artificiales ocurre como con nuestra cuenta corriente, en la que si tenemos gastos fijos debemos ingresar dinero periódicamente para no quedarnos en números rojos. En el caso de muchas playas, el escape de sedimentos a causa del oleaje, las corrientes o el viento tiene que ser compensado periódicamente con una nueva regeneración.

La regeneración artificial no resuelve el problema de erosión y su efectividad tiene fecha de caducidad, por lo que debe plantearse como una actuación repetida en el tiempo. Sin embargo, la regeneración artificial ha sido y será una herramienta fundamental en la gestión costera durante las próximas décadas debido a que es un método 'natural' que recupera todas las funciones de la playa frente a otras alternativas estructurales, que modifican las condiciones ecológicas de forma irreversible. La demanda de arena continuará incrementándose en el futuro próximo porque cada vez habrá más playas en erosión y, además, se necesitará una mayor cantidad para compensar la subida del nivel del mar. El uso de la regeneración artificial estará limitado por la disponibilidad de arenas con características adecuadas para ser utilizadas.

Entonces, ¿es sostenible la regeneración artificial de las playas a medio-largo plazo? En Catalunya, las primeras regeneraciones artificiales se hicieron en las playas del Maresme a mediados de los años 80 y desde entonces se han vertido en las playas catalanas del orden de 30 millones de metros cúbicos de arena, en su mayor parte procedentes de arenas situadas en el fondo marino. Entre las fuentes de arena hay una pequeña proporción que podríamos calificar de 'renovable' que son las arenas que se acumulan en la escollera norte de los puertos, o en sus bocanas o en zonas donde se retiene el sedimento. Estas zonas de acumulación pueden recuperarse después de un tiempo y volverse a reutilizar.

Por otra parte, están los depósitos de arena de la plataforma continental, que son recursos no renovables que corresponden a sedimentos acumulados hace miles de años. Hasta la actualidad, solo se han explotado los depósitos más próximos a la costa, pero probablemente en el futuro inmediato se empiece a extraer sedimentos más lejanos, a más de 60 m de profundidad. Sin embargo, el volumen total de arena disponible en la plataforma continental es limitado (y su extracción cada vez más cara), y una gestión costera basada fundamentalmente en la regeneración artificial de las playas (como ocurre, por ejemplo, en los Países Bajos) es inviable en Catalunya para hacer frente a los retos de la adaptación costera en el futuro.

En definitiva, la regeneración artificial será necesaria y útil en determinadas playas, pero no es la panacea que va a resolver todos los problemas, sino que deberá ir acompañada de otras medidas de planificación territorial, alternativas de protección costera y, muy especialmente, la gestión de las cuencas hidrográficas para aumentar la llegada de sedimento al medio marino.