Barras históricas

Bares con alma de Barcelona

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Colección de llaveros de Bodega Carol.

Colección de llaveros de Bodega Carol. / Instagram

Miqui Otero

Miqui Otero

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Hay pocos lugares donde puedas sentir que el polvo de la historia se acumula sobre mesas y botellas. Igualitos que hace décadas. Estos bares de Barcelona conservan su alma a salvo de especulaciones. 

El mejor túnel del tiempo

Bar Mónaco.

Bar Mónaco. / Jordi Cotrina

Ahí sigue esa barra preciosa revestida de madera pintada de rojo, todas esas botellas de licores fuertes, ese suelo de terrazo de los setenta, esas copas decoradas con servilletas de papel de colores. Y, muy especialmente, todas esas plantas y flores de plástico, intactas. Detrás de la barra, el gran Simón, que probablemente ostente el récord de camarero más longevo en un mismo establecimiento. El Bar Mónaco es algo así como uno de esos insectos conservados en una bola de ámbar. Igualito ahora que hace décadas, hasta en esa sala a la que se accede abriendo una puerta de cristal esmerilado: futbolín, billar y la máquina de tabaco que parece la jukebox de Bande A Part o de 'El extraño viaje'.


Los torreznos de Los Ramones

Los torreznos de la Bodega Carol.

Los torreznos de la Bodega Carol. / .

Una de las mejores bodegas de la ciudad, sin duda. La Bodega Carol, punk de toda la vida, está contagiada de ese afán urraca de conservar objetos que brillan en el mogollón. Escaparates con discos de Peret, botijos antiguos con la leyenda “Visca Ramones”, un cuadro de Chiquito y un juego arcade de las Tortugas Ninja. El talento de lo popular. Y los llaveros, unos 3.000, joyas de los mercadillos y aquí colección portentosa. Embutidos a ritmo de temazos guitarreros y ambiente parroquial y jaranero. 


Un templo del Barça y del country

 Tres detalles de Bodega Josefa.

Tres detalles de Bodega Josefa. / Made using TurboCollage from www.TurboCollage.com

Es uno de esos bares con capas de historia en sus paredes abigarradas de fotos personales y obsesiones de sus dueños. La bodega tiene un nombre oficial: Bodega Josefa, de la matriarca que la abrió, con sus vinos y vermús a granel, antes de la Guerra Civil. Y otro de guerra: Jerónimo. No, en realidad: Pepeta’s Bar, rebautizada de forma más informal y yanki por sus geniales herederos. Estamos ante un museo de la doble obsesión, una mezcla de cantina de peli del Oeste (de esas con sillas que se rompen con el primer trastazo de la pelea) y de 'penya' del Barça instalada en bodega catalana. 'Seitons' y Colts 45. 


El bar más antiguo de Barcelona

Chinchín bohemio en el Marsella.

Chinchín bohemio en el Marsella. / JORDI OTIX

El Bar Marsella abrió sus puertas hace 200 años y se conserva a salvo de especulaciones y Cristasol en el corazón del Raval. El techo desconchado, las paredes revestidas de una madera que todo lo ha escuchado, la lámpara de araña con más telas de araña del mundo, el suelo de baldosa hidráulica con socavones, la barra con esas piedras ovaladas y centenarias. Nada ha cambiado aquí. De hecho, aún se conservan dos legendarios carteles, herencia del intento franquista de sofocar cualquier travesura: «Prohibido cantar» y, el mejor, «Prohibido estacionarse en las mesas».


El bar de toda la vida donde se pinchan temazos

El póster de Héctor Lavoe sonríe en el bar Soto’s entre fuets.  

El póster de Héctor Lavoe sonríe en el bar Soto’s entre fuets. / .

Hay quien va a un bar por sus bravas o porque la camarera les gusta un poquito. A este bareto se viene por un póster de Héctor Lavoe, el genio de la salsa. Es del año 80, te dirá el dueño. Pregúntale su historia. En Soto’s se juega al dominó y se pinchan los mejores temazos. Entre el momento en que dices «no hay bares así en Barcelona» y el que sentencias «es el mejor bar del mundo» se suceden tragos y canciones: de los New York Dolls a Echo & the Bunnymen.