Toma pan y moja

Llega el polvorrezno, el polvorón con torrezno de Soria

Sí, la Navidad se ha convertido en el laboratorio del Profesor Bacterio. Este es el enésimo experimento que ahuyentará a tu nutricionista

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Una caja de polvorreznos de El Beato.

Una caja de polvorreznos de El Beato.

Òscar Broc

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Hace un par de semanas, fueron las croquetas de panettone, un híbrido que, pese a lo atrevido de su composición, fue del agrado de la mayoría de los valientes que lo engulleron. Sin tiempo a recuperarnos del croché alimentario, nos golpeó en la quijada el turrón de chocolate con jamón ibérico: un aguántame el cubata de manual. Y el espectáculo debe continuar. Ahora llega otro experimento navideño que hace que los turrones flipaos de Albert Adrià parezcan un sketch de los Teletubbies. Redoble de tambores. Pausa dramática. ¡Es el polvorrezno!

Para los despistados que no han sabido leer las pistas en el nombre, el polvorrezno es un polvorón con toque de torrezno. De Soria, eh. Así de simple y así de aterrador. El colesterol de la Navidad concentrado en un bocado para estómagos audaces que te lleva de los entrantes al postre en vuelo directo. Un dulce elaborado con manteca de cerdo, con más cerdo todavía, una cerdada literal y metafórica que te pone en un brete: la cabeza te dice que no, pero el cerdito que llevas dentro te grita que le des fuerte a ese polvorrezno. Y así no se puede vivir, doctor. 

La empresa que se adjudica la creación de esta bomba asegura que el torrezno aporta “detalles crujientes” y su punto salado “potencia el sabor” del polvorón porcino. Y no lo dudo, pero me quedo con la inquietante sensación de que la escalada nos deparará nuevas e impensables aberraciones en futuras navidades. 

De hecho, si se han atrevido con el polvorrezno, ¿por qué no hacer lo propio con el turrón? Un momento, veo que ya existe, está a la venta… ¡y lo han bautizado como Turrezno! Definitivamente, la Navidad se ha convertido en el laboratorio del Profesor Bacterio y nosotros somos sus cobayas.

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