Santuarios confiteros
Los cruasanes más locos de Barcelona
Estas creaciones gurmet gritan tu nombre desde los escaparates de las pastelerías más audaces. Sensualidad a flor de hojaldre
Òscar Broc
Que el fin del mundo no me pille sin un cruasán en el bolsillo, por el amor de Dios. Pocos inventos reparten tanta felicidad como este capricho universal nacido en Austria y criado en Francia. Solo un vampiro u otra alimaña incapacitada para comer le diría que no a un buen cruasán, especialmente en este época de insania gurmet. Los obradores de Barcelona están que arden. El cruasán se ha vestido de gala con las mejores mantequillas y masas hojaldradas. Los artefactos más locos presentan rellenos de fantasía y gritan tu nombre desde los escaparates de las pastelerías más audaces. Las tradicionales formas con cuernos han dado paso a crujientes zigurats henchidos de magma, a punto de erupcionar en tu paladar. Estos santuarios del cruasán juegan en otra liga: bienvenid@ seas al club de la media luna.
A calçot abierto
Moderna tradición
De tiramisú, de mermelada de frambuesa, de tarta Sara … En La Cantonada no van cortos de cruasanes explosivos. Tienen un pie en la panadería de barrio de toda la vida y otro en las nuevas tendencias confiteras, y en esta Tierra Media del cruasán artesano fabrican unas piezas rollizas, vistosas y apetitosas que tienen una legión de seguidores. Tradición y modernidad bailan armoniosamente en sus generosas creaciones. Por si fuera poco, los viernes ponen a la venta un invento asombroso: el cruasán de calçots, con su salsa romesco y ración extra de molonidad… Obligatorio zampárselo con babero. Dos de Maig, 314. Instagram: @lacantonada.fornpastisseria
Urban hojaldre
El ojo del tigre
Los cruasanes de Le Tigre Cakes son derroches a escala cósmica. En esta pastelería urbana de nueva generación no escatiman con la mandanga. Y su generosidad no solo se aprecia en la cantidad, sino en la calidad del producto: materia prima de altos vuelos, elaboraciones diarias, alveolo power en la masa, capas y capas de crujiente felicidad… Y con unos rellenos salvajes que explotan hacia fuera con violencia y se derraman en tus dedos. Su cruasán de Pantera Rosa, inspirado en el pastelito ochentero del mismo nombre, es ya legendario, pero no le faltes el respeto al de Red Velvet o al Terminator de Nutella, un panzer sobrecargado de crema de cacao, que se cobra vidas, almas y todo lo que se le ponga por delante. Diagonal, 430. letigrecakes.com
Cruasanes santos
Sabor campeón
Albert Roca es un genio de la pastelería. No lo digo yo, es lo que gritan sus cruasanes cósmicos cada vez que los muerdes. Sin aditivos, bien fermentados, con un hojaldrado imposible y un alveolado de otra galaxia, los cruasanes de Albert denotan una dedicación propia de un plato de restaurante, no en balde Sant Croi se ha hecho con el premio al mejor cruasán de mantequilla de España en dos ocasiones. Y merecido lo tiene, el chucho-croissant es para mayores de 18 años. El de gianduja pega durísimo en el paladar. Y el de mascarpone, oh, el de mascarpone… En mi organismo han entrado muchos cruasanes de mascarpone memorables, pero el de Sant Croi es como reencontrarte con tu primer amor: todo ternura, chispa y sensualidad a flor de hojaldre . Pàdua, 91. Bassegoda, 56. santcroi.com
Isla Fantasía
La masa de Pol
Pol Torres pertenece a una nueva, ejem, hornada de pasteleros que le ha perdido el miedo al funambulismo sin red. En The Bakers florecen algunas de las creaciones más chaladas que servidor ha catado en formato cruasán. Pol se trabaja los pequeñuelos con dedicación nipona, cuida la masa y fermentación, rechaza las mantequillas chichinabo, y busca una cruasán con un laminado exterior crujiente y unas burbujas como pelotas de golf en la miga. A partir de de ahí, deja que se la vaya la pinza cosa mala. Me encanta la sencillez y grandiosidad de su cruasán de atún, pero en los dulces está el mambo: el de chocolate con naranja o el de manzana al horno con canela son billetes de ida y vuelta al paraíso. En primera y a precio low cost. Y que no falten los cruasanes temáticos para festividades, como el de butifarra de huevo para Semana Santa o el de crema de naranja y piñones para Sant Joan. Padilla, 168. www.thebakers.es
Parada en boxes
Cromado pistacho
Si esto fuera un artículo de automovilismo, ahora tocaría hablar de los Ferraris. Los cruasanes de autor de Brunells son coches de alta gama. Bichos cromados, amenazantes, con los acabados más exquisitos del mercado. Esta pastelería fundada a mediados del XIX y rescatada no hace mucho ganó el premio al mejor cruasán de mantequilla de España en 2020 con toda justicia, y mantiene el nivel en sus creaciones de mayor cilindrada. Su cruasanes de autor rugen con fiereza en las vitrinas (juro que un día probé uno de boniato), pero hay un ejemplar que echa llamas y humaredas, un ingenio no apto para conductores legos: el cruasán de pistacho, un contundente monoplaza de alta pastelería, un Fórmula 1 de hojaldrado supremo y gran esponjosidad que apenas puede contener la avalancha de crema de pistacho. Entumece lenguas y propicia siestas. Es un «mostruo», Rosario Flores dixit. Princesa, 22. brunells.barcelona
El más grande
Amor inmenso
Fueron de los primeros en apostar por el cruasán de alta pastelería y la marca Hofmann sigue siendo un referente como un kaiju de grande en este campo. Pocos cruasanes pueden competir con sus piezas artesanas -el de mascarpone y el de frambuesa siguen rompiendo corazones de nutricionistas-, pero en su amplia telaraña de medias lunas destacan sus cruasanes XXL. Hablamos de piezas que aplastarían a tu perro salchicha y que triunfan en celebraciones grupales. Y que no te asuste su volumen, los estándares de calidad son los mismos: corteza hojaldrada surcada por mil y una capas, masa espumosa y rellenos cremosos a chorro. El tamaño no importa, dicen. En Hofmann no están de acuerdo. Flassaders, 44. hofmannpasteleria.com
‘Boutique’ del goloso
Conos mágicos
La masa de cruasán es a l’Atelier lo que la especia a 'Dune'. En la 'boutique' de Ximena Pastor y Eric Ortuño, una de las mentes más creativas que he conocido en el mundo del dulce, manipulan esta materia como si fuera una piedra preciosa y la convierten en poco menos que una obra de arte. La joya de este museo loco es sin duda el cruasán en forma de cono, una genialidad con infinitos rellenos que ya se ha convertido en uno de los buques insignia de la casa y resume en su silueta triangular la filosofía de excelencia y libertad creativa de l’Atelier. Puedes comprarlos por separado o disfrutarlos en su majestuoso brunch los fines de semana. Por cierto, en verano tienen ¡helados con cono de cruasán! Contando los días para que vuelva el 'caloret'. Viladomat, 140. latelierbarcelona.com
Lil’ Cruasán
Pequeño vicio
Cariño, he encogido a los cruasanes. Si en Hofmann tienen el más grande, en Mistral tienen el más pequeño. Pero no por eso el menos adictivo. Al contrario, los célebres minicruasanes de esta concurrida panadería son una locura. Tienen el tamaño de una palomita, pero su umami es inconmensurable. No se me ocurre tortura más cruel que comer solo uno. Y es que tanto los minis clásicos como los minis de chocolate deberían ser perseguidos por la DEA: seguro que Ozzy Osbourne los pulverizaría y se los esnifaría. Ronda de Sant Antoni, 96. Torres i Amat, 7. Astúries, 35. fornmistral.com
Pasión esmeralda
Luz verde
Junto a Hofmann, Takashi Ochiai es una de las pastelerías pioneras en el arte del cruasán loco. Los adeptos a los cruasanes de esta veterana iglesia catalano-nipona no quieren ni oír hablar de otro sitio. Y es comprensible, cuando te acostumbras a sus suculentos artilugios artesanos estás atrapado y ya no puedes salir. Su cruasán de té matcha, una pieza copiada hasta la saciedad, debería proclamarse patrimonio cultural de Barcelona. El mundo se para y las pupilas se dilatan cuando cruzas sus láminas hojaldradas, saboreas la mantequilla, te adentras en las alveoladas profundidades de la pieza y te topas con la gloriosa mus verde de matcha… Ojalá tuvieras un cartelito de 'No molestar'. Comte Urgell, 110. ochiaipastisseria.com
Clase alta
Bollería sublime
Ha ganado dos veces el premio al mejor cruasán de España. En Canal no se andan con jueguecitos. Sus majestuosos cruasanes no son baratos, pero más caro es un paquete de Ducados y bien que algunos lo compran. Si quieres degustarlos en familia, en su tienda online puedes comprar un pack con 6 cruasanes rellenos de la casa, entre ellos el de pistacho, el de tatin de manzana o, mi favorito, el cruasán de lemon pie: un sueño hojaldrado con chispazos cítricos que arrancará los gemidos más estrepitosos en platea. Puedes comprarlos por separado en sus tiendas, pero hay que acudir de buena mañana: vuelan. Calvet, 15. Muntaner, 566. canal.es
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