La aplicación de la amnistía

Junts diseña un regreso de Puigdemont con seguridad y sin revanchismo

El regreso de Puigdemont y otros efectos de la amnistía

¿Cómo afectan los cambios en la ley de amnistía a las causas del 'procés' aún abiertas?

¿Por qué la ley de amnistía se remite a Europa para el delito de terrorismo? ¿Hay diferencias con el Código Penal español?

Carles Puigdemont, durante un acto independentista celebrado en Perpinyà el 29 de febrero.

Carles Puigdemont, durante un acto independentista celebrado en Perpinyà el 29 de febrero.

Fidel Masreal

Fidel Masreal

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Junts per Catalunya diseña la campaña de las próximas elecciones europeas del 9 de junio como un ensayo general del regreso del 'expresident' Carles Puigdemont a Catalunya. Si la ley de amnistía es una realidad en el Boletín Oficial del Estado (BOE), y el juez Pablo Llarena ya ha archivado, como se prevé, la orden de detención que pesa sobre el exjefe del Govern, empezará una operación de gran calado político y en la que JxCat ya piensa: una vuelta a Catalunya casi siete años después de su huida en el maletero de un coche, 48 horas después de que el Parlament, a instancias de él, proclamara la independencia, pero no la desplegara.

Con todas las precauciones necesarias, que no son pocas (dada la imputación por terrorismo que pesa sobre Puigdemont, dado que la ley de amnistía no está todavía aprobada y dado que el expresident tiene pendiente la sentencia del TJUE sobre el suplicatorio que concedió el Parlamento Europeo), el regreso de Puigdemont a Catalunya es algo que Junts ya tiene en cartera, a partir de que la amnistía sea publicada en el BOE.

La clave de la vuelta

La sacudida política por el regreso del expresident es notable. Junts piensa en él, de nuevo, como revulsivo y quiere que sea candidato a la Generalitat, además de ser cabeza de lista a las europeas. Lo sea o no -en su entorno opinan que Puigdemont no tiene intención de ser el postulante a las catalanas-, el indiscutido liderazgo de Puigdemont más allá de las fronteras de Junts se ha constatado en actos masivos como el que protagonizó en 2020 en Perpinyà.

La posconvergencia trabaja en dos parámetros para su vuelta a Catalunya. El primero, la seguridad. Preocupa porque Puigdemont es el epicentro del odio de no pocos sectores políticos y él mismo ha denunciado en varias ocasiones haber recibido amenazas y seguimientos, incluida la instalación de una baliza de vigilancia en su vehículo, en Waterloo. Por eso Junts quiere diseñar un regreso que garantice la seguridad de Puigdemont, ante la presencia previsible de miles de personas. Van a cuidar todos los detalles con discreción. Fuentes de la conselleria de Interior -a la que Junts ha acusado de no ser suficientemente diligente a la hora de proteger a Puigdemont- aseguran que el regreso contará con las medidas de las que dispone cualquier expresident y se reforzarán en función de lo que evalúe la comisión de riesgos.

Sin juicio ni condena

En cuanto al contenido político del regreso, los mensajes de Puigdemont, en Junts se quiere evitar un mensaje de revancha, que pueda alimentar precisamente la tensión existente en torno al expresident. Se trata, afirman las fuentes consultadas, de actuar con generosidad y sin revanchismo, tras haber logrado un regreso sin juicio ni condena. Por tanto, sin ser detenidos al pisar territorio español. Se habla de un acto con un mensaje de agradecimiento a la ciudadanía catalana y también, obviamente, de autoafirmación de la línea política de Puigdemont y de Junts. Una autoafirmación que refuerce la "legitimidad" del camino emprendido y los logros conseguidos, dando sentido a su marcha en 2017.

Todo este plan debe ser entendido en un contexto en el que Junts carece de poder en el Govern y en los principales ayuntamientos de Catalunya. Y teniendo en cuenta que todavía no tienen un candidato claro para las elecciones catalanas dado que la anterior cabeza de cartel y presidenta de Junts, Laura Borràs, está condenada por amañar contratos en la Institució de les Lletres Catalanes. Así pues, Puigdemont es clave para la unidad interna en Junts y para sus expectativas electorales, también para frenar aquellas que se erigen como cuarto espacio independentista: del experimento de Clara Ponsatí hasta Sílvia Orriols, pasando por la ANC.

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