Comité ejecutivo, el jueves

Feijóo ultima los cambios en el PP para pertrecharse ante Sánchez y Vox

El PP prepara otra protesta contra la amnistía en el Templo de Debod, cerca de Ferraz

Alberto Núñez Feijóo en un acto del día de la eliminación de la violencia contra la mujer.

Alberto Núñez Feijóo en un acto del día de la eliminación de la violencia contra la mujer. / José Luis Roca

Pilar Santos

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Alberto Núñez Feijóo por fin va a acometer los cambios en el PP para hacer frente a la nueva etapa política que le espera en los próximos años en la oposición. No era su idea cuando asumió la presidencia del partido, en abril de 2022, tras el terremoto por el choque entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. Feijóo llegó con el escudo de las cuatro mayorías absolutas logradas en Galicia y pensaba alcanzar la Moncloa en la primera oportunidad, pero no contó con la resistencia de Pedro Sánchez

En los próximos días, el jefe de los populares va a comunicar unos cambios que ya dijo públicamente que haría el 4 de octubre. El jueves someterá ese nuevo organigrama al comité ejecutivo nacional, órgano que debe aprobarlos oficialmente, según marcan los estatutos. ¿Por qué va a tardar tanto en ejecutar la reestructuración de la formación? Según él mismo ha dicho, porque quería decidirla tras conocer la composición del nuevo Gobierno de Sánchez. Esa parsimonia ha provocado nervios en algunos miembros del partido, intranquilos sobre su futuro, y ha distraído a casi todos. "Tendríamos que estar pensando en la amnistía que va a aprobar Sánchez y no en si seguiremos en nuestro cargo", se lamentaba uno de los vicesecretarios en estas páginas ya el 7 de octubre.

Tendrá que demostrar en las europeas de junio que el rechazo a la amnistía pactada por el PSOE es tan mayoritario como sostiene 

“Es peor que Rajoy, ya es decir”, asegura un veterano parlamentario sobre la tardanza de Feijóo en tomar decisiones. “El problema es el malestar que se está generando innecesariamente”, añade sobre las semanas que han pasado desde que el jefe de los populares anunció los cambios (4 de octubre) y la ejecución de los mismos. “Tardar tanto abre heridas entre unos y otros”, lamenta. 

Ahora Feijóo ha tenido que pensar en un PP al que le podrá dedicar mucho más tiempo del que pensaba. El primer objetivo, según la tesis que se ha impuesto internamente, es que debe deshacer la tricefalia que montó para afrontar las municipales, autonómicas y generales de este año: Cuca Gamarra, como secretaria general; Elías Bendodo, de coordinador general, y Miguel Tellado, como vicesecretario de Organización. También debe ratificar o sustituir el cargo de portavoz, que ahora desarrolla el también vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta, Borja Sémper. Asumió el papel de portavoz durante la campaña electoral, pero es habitual que el PP tenga uno de manera permanente. 

Gamarra, confirmada de número 2

Gamarra seguirá de secretaria general en esta nueva etapa, según confirmó por fin el propio Feijóo este sábado, pero dejará el cargo de la portavocía en el Congreso. “Ha sido una magnífica secretaria general a tiempo parcial y ahora va a ser una excelente secretaria general a tiempo completo”, afirmó el líder del PP este sábado en Logroño, dando por hecho que la sustituirá en la Cámara baja. En el hemiciclo tiene un amplio y variado banquillo donde elegir: Tellado, Sémper y los también vicesecretarios Carmen Fúnez y Esteban González Pons. Los cuatro están en estos momentos ya en la cúpula del partido.

“Tardar tanto abre heridas entre unos y otros”, asegura un veterano parlamentario sobre la tardanza de Feijóo en tomar decisiones

Pero los cambios también alcanzarán al Senado, donde Feijóo colocó en verano de manera provisional como portavoz a Javier Arenas, que ya fue secretario general del partido en 1994 y ministro y vicepresidente con José María Aznar. Ahora tendrá que nombrar al definitivo, que desarrollará un papel clave esta legislatura en la que el PP tiene mayoría absoluta en la Cámara alta. Ese poder le da la posibilidad de frenar el camino parlamentario de leyes (como la de la amnistía, por ejemplo) y vetar el inicio de la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado

Miedo por las gallegas

El nuevo equipo en el partido, el Congreso y el Senado que salga de esas decisiones que Feijóo está tomando con la máxima discreción deberá empezar a preparar tres retos determinantes en los próximos meses: las elecciones gallegas, vascas y europeas. 

Especialmente delicadas serán las que convoque en Galicia Alfonso Rueda, el sucesor de Feijóo en la Xunta. Esta misma semana, Tellado, hombre de la máxima confianza del líder del PP, mostró su preocupación en una entrevista en EsRadio cuando sugirió que Vox no debería presentarse a las gallegas para no dividir el voto en la derecha y que los populares puedan revalidar la mayoría absoluta por quinta vez consecutiva. 

La amnistía y los ultras

La amenaza electoral de la ultraderecha para el PP ha sido otro de los elementos que Feijóo ha tenido en cuenta para diseñar a sus nuevos equipos. Cómo renconquistar al votante de Santiago Abascal mientras el sentimiento antiindependentista resurge por la amnistía no es tarea fácil.

El PP también saldrá a ganar las europeas del mes de junio al PSOE después de vencerle en las generales de este año, aunque no con un resultado suficiente como para llegar a la Moncloa. En las elecciones al Parlamento europeo Feijóo tendrá que demostrar que efectivamente la “inmensa mayoría de los españoles”, como repite, rechazan la ley de amnistía de Sánchez. Esa consulta en las urnas podrá ser el test más completo a la medida de gracia pactada por el PSOE con Junts y ERC para cerrar la investidura. 

Poca presencia de eurodiputados

Feijóo está apostando fuerte por que la Comisión Europea frene “el ataque al estado de Derecho” que a sus ojos es la amnistía del ‘procés’, aunque esta semana, en el debate que el Partido Popular Europeo (PPE) impulsó en el Parlamento de Estrasburgo, tampoco se vio una gran expectación. Los parlamentarios del PP son una docena y estuvieron casi todos, aunque apenas contaron el respaldo de sus propios compañeros de filas. No se vieron más de una quincena de caras de sus 165 compañeros de familia europea. Según algunos eurodiputados populares españoles, el debate se retrasó una hora respecto a la previsión y eso dificultó la presencia de algunos.

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