Primer presidente canario

Muere Jerónimo Saavedra, exministro socialista

El que fuera presidente de Canarias y ministro con Felipe González ha fallecido este martes en Las Palmas de Gran Canaria a los 87 años

Muere Jerónimo Saavedra.

Muere Jerónimo Saavedra. / LP/DLP

C. E. P.

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Ningún político en Canarias ha ocupado tantos cargos públicos como Jerónimo Saavedra, nacido el 3 de julio de 1936 en Las Palmas de Gran Canaria, quince días antes del golpe de Estado franquista -el 18 de julio- que derivó en una fraticida guerra civil que duró tres años. Saavedra, con su particular humor, daba gracias por haber vivido, al menos, dos semanas en la República.

Hablar de Jerónimo Saavedra es citar la historia de la consolidación de la democracia en España y en Canarias, es recordar la clandestinidad de los partidos de izquierda, de los sindicatos, la elaboración del Estatuto de Autonomía, la constitución del Parlamento regional y del primer Gobierno de Canarias.

El histórico dirigente del PSOE, tan querido como admirado, acumuló un extenso currículum no solo en su vida profesional privada sino en cargos públicos políticos y en la estructura orgánica del PSOE. Fue abogado laboralista y profesor universitario, dirigente sindicalista, presidente del Ejecutivo de Canarias en dos legislaturas, ministro con Felipe González, alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, parlamentario nacional, senador y Diputado del Común. Además, ostentó los máximos cargos orgánicos durante décadas en el PSOE como secretario general y presidente del partido en Canarias y en la gestación de UGT a nivel nacional.

¿Y de dónde provenía esta singular persona que tanto influyó y legó a Canarias, amante de las artes y melómano hasta la médula?

Aunque no escribió sus memorias, comentó en varias ocasiones que de existir llevarían el nombre de unos apuntes biográficos que puso en manos del sociólogo y asesor personal, José Martín, para un folleto de publicidad del partido bastante extenso en 1987. La publicación se llama El compromiso constante, y en ella Saavedra realiza un repaso detallado de su vida, hasta 1987, empezando por su niñez.

Orígenes

Jerónimo se llamaba así en recuerdo de su abuelo paterno, Jerónimo Acevedo de la Cruz, natural de Málaga, un militar liberal del XIX que había recorrido la Península persiguiendo carlistas. Llegó a Santa Cruz de La Palma en el año 1879 para asumir el cargo de gobernador militar de la isla y se casó ya casi con sesenta años con Magdalena Varcárcel y Pinto, proveniente de familias palmeras de ilustre apellido. En su dilatada carrera militar alcanzó el grado de teniente coronel, consiguiendo casi todos sus ascensos por méritos de guerra. De hecho, participó en las más señeras batallas contra los carlistas como las de Oñate o Montejurra.

La familia paterna de Jerónimo Saavedra procede del norte de Gran Canaria, con antiguas raíces en la zona. La abuela, Luisa Medina, fue una mujer de fuerte carácter e iniciativa que se quedó viuda a los 21 años con dos hijos y embarazada del tercero. Era natural del pueblo de Agaete y estaba emparentada con la familia política de Tomás Morales. A finales del pasado siglo se dedicaba al comercio, y desde Agaete se trasladó a la calle de Los Remedios, en Las Palmas de Gran Canaria, donde llegó a tener un floreciente comercio, en el que asesoraba a las personas que querían instalarse en los alrededores de la calle Triana.

Jerónimo Saavedra rememoraba la imagen de su abuela como "una señora alta con esos trajes que uno ve en las películas del sur de los Estados Unidos, todo abotonado, falda a media pantorrilla, los botines, un bastón y un moño trenzado en la parte posterior de la cabeza". Luisa Medina tenía una gran vocación religiosa y en la tienda dedicada al género textil vendía objetos litúrgicos. Su hijo Martín Saavedra, padre de Jerónimo, la relevó en la dirección del negocio, y más tarde se dedicó al comercio entre las Islas. En uno de esos viajes conoció Isabel Acevedo con la que se casó en los años 20 del siglo XX y de esa unión nacería el ilustre político socialista.

Más tarde, Martín Saavedra realizó un viaje a Alemania y a la vuelta decidió variar sus actividades comerciales. Junto con otros empresarios del Puerto montó una sociedad dedicada a la explotación de la pesca. Además, compraron unos barcos en Alicante y los acondicionan como viveros: los enviaban a la costa de África, en viajes de 20 o 30 días, y regresaban cargados de chopas y samas vivas que luego descargaban en unos viveros flotantes en la bahía del Puerto de La Luz, cerca del Muelle de Santa Catalina. Allí acudía Martín Saavedra cada madrugada a sacar el pescado y venderlo en la plaza del Puerto. De esta actividad pasó en la década de los 50 a la pesca de langosta viva, actividad a la que la familia Saavedra dedicó durante décadas.

Así, en el seno de una familia de la burguesía media de Las Palmas de Gran Canaria nació Jerónimo Saavedra ese 3 de julio, 15 días antes del golpe de Estado, y creció en las difíciles condiciones de la postguerra en las Islas, que se expresaban en la penuria material y cultural.

Aunque Saavedra no tuvo sensación de vivir la postguerra. "Sabía y veía que existían las cartillas de racionamiento o la institución de la pobreza que venía por Vegueta y los lunes tocaban en mi casa", evocaba. De esa época recordaba cómo una noche de los primeros años de los 40 la policía tomó la calle Luis Millares en busca de una emisora clandestina, que suponía situada a los alrededores de la Plaza de Santo Domingo. O las procesiones del 29 de abril, en las que el Obispo Pildáin impresionaba a pequeños y mayores con su larga capa de armiño, haciendo parada a la puerta de la casa familiar, porque Martín Saavedra era entonces vicepresidente del Cabildo.

Las Palmas de Gran Canaria, en los primeros años de la postguerra, era una ciudad tranquila cuya vida se desarrollaba en torno al eje de las calles Triana, León y Castillo y Albareda. Jerónimo Saavedra vivió hasta su muerte en la que fue su residencia de siempre, a unos 300 metros del colegio de los Jesuítas, donde comenzó sus estudios a los cuatro años y estuvo en él hasta cumplir los dieciséis. Narraba que la educación que se impartía en este centro se distinguía de las de otros religiosos y civiles por su menor vinculación con los signos externos del fascismo. El colegio de Las Palmas pertenecía a la provincia jesuíta del País Vasco, y muchos de sus profesores habían nacido en el norte, donde no se cantaba el Cara al Sol, ni se proponía vinculación alguna al Frente de Juventudes o a sus campamentos de verano.

Jerónimo Saavedra se definía como un joven serio y responsable, espiritual y estudioso. Rápidamente, fue elegido para alguno de los cargos de la jerarquía colegial. La vocación por las leyes fue una decisión rápida, producida a lo largo del verano de 1953 a partir de una publicación que llegó a sus manos sobre temas de Derecho Internacional, y decidió irse a estudiar a la Universidad de La Laguna. No tenía un gran entusiasmo, pero los encuentros con varios profesores del primer curso de Derecho le hicieron cambiar de opinión y consideró que había acertado en su elección. Entre ellos destacaba un hombre "deslumbrante", Felipe González Vicén, profesor de Derecho Natural, por su lectura agnóstica, absolutamente laica, liberal, inspirada en los principios del krausismo. Compartía cátedra con otro gran maestro de profesionales canarios, el profesor Hernández Rubio.

Jerónimo Saavedra afirmaba que los mejores apuntes de Derecho Político los elaboraron un grupo de compañeros que se reunían todas las tardes en los bajos de la casa del Marqués de La Celada, en la Plaza del Adelantado, donde residía Alfonso Soriano, el que sería posteriormente su antecesor como presidente de la Junta preautonómica en el famoso Pacto de las Cañadas.

Cuando llegó a La Laguna no había oído hablar del pleito insular. "Llegué a La Laguna en octubre del 53 para empezar los estudios de Derecho y allí encontré la sorpresa de que permanentemente en los descansos, en los momentos de convivencia, surgía la pulla. Nos lo tomábamos como una cosa nueva, porque la verdad, para los que vivíamos en Las Palmas, en la prensa de entonces, el periódico Falange y el periódico LA PROVINCIA y luego en la reaparición de Diario de Las Palmas, no se trataban esos temas con la importancia que yo descubrí posteriormente en algunos otros medios de comunicación. En ese período hasta el año 70, mi formación, mi preocupación, fueron eminentemente nacionales e internacionales en lo cultural, en lo político y en lo laboral o profesional", afirmaba en los apuntes biográficos.

El salto a Madrid se produce entre el tercer y cuarto curso de Derecho. En la Facultad de La Laguna apenas había profesores titulares en los últimos años. Las perspectivas de hacer una especialidad con un nivel adecuado eran remotas. A Madrid se fue en 1956, y se instala en el Colegio Mayor Santa María del Campo, hoy llamado Diego Covarrubias, una institución para estudiantes y postgraduados de Derecho. Allí comenzó sus primeras experiencias políticas presentándose y saliendo elegido para el primer Consejo Colegial. Ya entonces su facilidad de expresión fue reconocida al obtener el premio de oratoria con una conferencia sobre teatro expresionista europeo. En 1958 finaliza los estudios con expediente académico superior al notable y opta por especializarse en Derecho del Trabajo, entrando de profesor ayudante en la cátedra de Bayón Chacón.

El verano siguiente, al terminar el curso de doctorado en Derecho, decide cruzar el Pirineo.

Se dirige a Colonia, Alemania. El objeto de su viaje era perfeccionar el idioma alemán en la universidad y, sobre todo, entrar en contacto con una figura importante en su especialidad de Derecho: Hans Carl Nipperdey, estudioso del sindicalismo y de los convenios colectivos o contratos de tarifas. Era catedrático además de presidente del Tribunal Supremo de Trabajo, que tenía su sede en Kasel. Jerónimo Saavedra, que iba recomendado por su catedrático de Madrid, Gaspar Bayón, asiste como invitado a una de las sesiones de este Tribunal, y le llamó profundamente la atención la presencia de representantes de los sindicatos y de los empresarios al modo de los viejos tribunales paritarios de laII República española, así como la falta de cualquier tipo de solemnidad ni lujos y el diálogo muy poco formalista.

En su tiempo libre, Saavedra establece contactos con estudiantes extranjeros, generalmente italianos, quienes contribuyen a proyectar su salto hacia ese país. Al regreso de Colonia se instala de nuevo en la Ciudad Universitaria de Madrid, en el Colegio Mayor Menéndez Pelayo, que aceptaba sólo a postgraduados que estuviesen preparando tesis doctorales u opositasen a cátedra. Fue una experiencia muy interesante, pues allí coincidían algunos de los miembros más destacados de la intelectualidad española.

Luego se traslada a Florencia con el propósito de estudiar el movimiento sindical internacional. Allí profundizó en el estudio de la Primera Internacional, las crisis del movimiento obrero durante la Segunda Internacional, es decir, temas de mayor interés pero escasamente válidos para un opositor a cátedra en la España de la época. "Esa era mi batalla y la explicación de por qué tardé tanto en publicar la tésis. A mí lo que me gustaba trabajar y estudiar no lo podía publicar. Sólo me interesaba el Derecho Colectivo del Trabajo, cuando en España se seguía, y ahí están las publicaciones de los años 60 y 70, analizando las causas del despido o el concepto de salario y las formas de retribuciones, sistemas que no implicaban ningún problema doctrinal y que daba igual que lo escribiera un conservador que un progresista, porque no se reflejaba absolutamente nada, era un tema absolutamente aséptico. Yo me interesaba por los temas de Derecho Colectivo, la huelga, por ejemplo; estudié de la negociación colectiva en la empresa, las cláusulas de paz en los convenios colectivos, es decir, las que se establecen por los sindicatos y los empresarios para recurrir a determinadas instancias de conciliación o mediación antes de utilizar la huelga...", exponía en el sus apuntes biográficos.

La etapa que estudia en Florencia tiene una gran trascendencia en la biografía intelectual y personal de Jerónimo Saavedra. Asiste al seminario del profesor Mazzoni y allí conoce a José Ramos, un exiliado militante del PSOE y la UGT. A través de él entra en contacto con otros españoles que vivían en una casa restaurada, una ioggia renacentista de estilo florentino en la que le ofrecen una habitación disponible. Desde ella, en la Piazza del Duomo número 4, veía la silueta impresionante de la cúpula de Brunelleschi. Comían en la mensa, comedor universitario, donde los españoles se encontraban con otros exiliados como los griegos, persas, todos ellos impedidos de seguir su formación en sus países dominados por dictaduras.

Durante esa época se produce un acontecimiento que marca definitivamente su vida política: la ejecución en 1963 del comunista Julián Grimau. Ese hecho fue decisivo para él, que vivió cómo en Italia y en otros países miles de personas se manifestaban.

De vuelta a Madrid en 1967 trabajó en la fundación del Centro de Estudios de Problemas Contemporáneos en Madrid donde trataban de aglutinar a intelectuales activos de las distintas tendencias. En la directiva, junto a Jerónimo Saavedra, se encontraban personalidades como Aranguren y Fernando Chueca. En los veranos del 67 y 68 había colaborado con algunos estudiantes que estaban en Madrid y que comenzaban a interesarse por problemas sociales existentes en las Islas como la aparcería. Se reunían en casa de Antonio Massieu en la calle Espíritu Santo, en la capital grancanaria, y desde allí desarrollaban planes de investigación sobre las condiciones socioeconómicas de la aparcería del tomate. De aquel equipo formaban parte: Antonio González Viéitez, Óscar Bergasa, José Carlos Mauricio, Pilar Velasco... Su aportación tenía mucho que ver con su recién leída tésis doctoral en la que había analizado precisamente los contratos de trabajo en la parte en el sector pesquero. De aquella investigación surgieron varios artículos que firmaba conjuntamente con Viéitez o Bergasa.

A partir de esa primera actuación en Canarias nace una amistad entre este grupo de jóvenes intelectuales que será muy fructífera para la historia de las Islas.

Su actividad era frenética. En el verano de 1970 comenzó un debate sobre la reforma del Régimen Económico Fiscal, era un debate jurídico formal a la búsqueda de la obtención de ventajas comparativas entre las Islas. "Nuestra posición era clara, se trataba de superar un sistema por el cual cada isla era una frontera respecto a las otras, porque los productos elaborados en una pagaban arbitrios al entrar en otra y esto había que racionalizarlo tratando de crear una frontera regional única y, por otro lado, creando unos organismos regionales que permitieran un principio de autonomía fiscal indirecta en Canarias". Para intervenir eficazmente en ese debate surgió la necesidad de contar con una plataforma instituciol y así nació el lUDE: Instituto Universitario de la Empresa.

Su primer director fue el catedrático Rafael Jiménez de Parga y su secretario Jerónimo Saavedra. Desde el lUDE comenzaron a convocarse a los distintos sectores empresariales, sociales y políticos para que se manifestaran en torno a los 64 criterios de modificación del REF y germen del Estatuto de Autonomía de Canarias. "El equipo redactor estaba formado por Antonio González Viéitez, Gumersindo Trujíllo, Luis Fajardo, Oscar Bergasa, Antonio Carballo y por mí. Nos dividimos la parte institucional que proponía la creación de varias instituciones regionales, al estilo de la Asamblea de Cataluña; la parte económica la elaboraron Viéitez y Bergasa y el apartado fiscal Antonio Carballo", explicaba en los apuntes. Aunque los redactores eran conscientes de la inviabilidad política del Estatuto, se trataba de crear las condiciones para un debate sobre la idea de región.

Entre 1970 y 1976 ejerció como profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad de La Laguna y como director del Colegio Mayor San Fernando en la localidad tinerfeña, cargo que ocupó en 1973. Esta última institución se caracterizaba por ser muy pluralista y realizar una gran actividad política,y contaba con estudiantes muy activos contra el franquismo.

Pero hasta la llegada a La Laguna, Jerónimo Saavedra venía manteniéndose a distancia de la militancia política. Fundamentalmente seguía considerando que los postulados del Partido Socialista histórico, el llamado de Toulouse, al que estaban vinculados los socialistas laguneros, se caracterizaba por ser bastante conservador y anticomunista. Después de un acto del Paraninfo en el que habló del derecho a la huelga, el profesor Pérez Voituriez fue el encargado llevarle a las filas socialistas: "Le dije: yo soy socialista independiente, a la expectativa de que Toulouse se modernice. Pero a mí la historia de que si no podemos firmar documentos conjuntos, de que nada de reuniones ... Que se dejen de coñas porque estamos aquí trabajando en común y no estamos para esas boberías. Él me dijo que también estaba de acuerdo pero que había otros que no lo tenían tan claro. Total, que me propone que conozca al grupo del Ateneo y nos fuimos para allá. Allí estaban Alberto de Armas, Gumersindo Trujillo, Quintín Padrón, César Sánchez, Alfonso García Ramos y alguno más. Recuerdo que nos reuníamos en el despacho del presidente del Ateneo y después nos íbamos todos a cenar al Maquila".

Este era el enrarecido ambiente que existía entre los socialistas hasta el verano de 1972 cuando empezó su militancia activa en el PSOE. En octubre de ese año se celebra el XII Congreso y se produce el primer enfrentamiento frontal entre los renovadores y los históricos. Jerónimo logra conectar con Pablo Castellano en Madrid y le cuenta que en La Laguna hay un grupo interesante de personas, aunque todavía hay muchos que están por el PSOE histórico de Toulouse. "Entonces se vino Pablo Castellano con Alfonso Guerra, éste con unas barbas gigantescas en plan enfant terrible y así empezó el desarrollo", rememoraba.

Entre el año 72 y el 74 el crecimiento del partido era lento aunque las tésis de los renovadores iban ganando adeptos. Habrá de llegar el Congreso de Suresnes, en octubre del 74, para que se produzca el definitivo giro de orientación en la estrategia del PSOE. En el congreso Jerónimo Saavedra forma parte de la mesa como secretario, "sentado muy cerca de Mitterrand". A partir del Congreso de Suresnes se produce un salto importante. Los socialistas españoles deciden romper la tradicional clandestinidad y comienzan a aparecer con sus nombres y apellidos a la luz pública. Es a partir de esa fechas cuando se produce una fuerte expansión en Canarias.

Además de las jornadas de debate organizadas por el lUDE, de los artículos en la prensa, aquel grupo de intelectuales contó con un medio eficaz para la difusión de las ideas democráticas y de las incipientes ideas regionalistas: la revista Sansofé. El grupo que compró la sociedad editora, cuyo anterior propietario había sido Alejandro del Castillo, se formó tratando de alcanzar un equilibrio entre las Islas y las distintas opciones políticas: Juan Cambreleng, Antonio González Viéitez, Antonio Cabral, en Gran Canaria, y José Badía, Antonio Carballo Cotanda y algunos más en Tenerife. Jerónimo Saavedra fue el presidente del consejo de administración. Sansofé logró ser una plataforma de debate en el proceso de transición democrática, y en ella se publicaron documentos de gran transcendencia como el Estatuto de Gil Roldán o el propio Estatuto del lUDE. Después de varios cierres y sanciones la revista acaba su corta vida a comienzos del 72.

En octubre de 1976 Jerónimo Saavedra se traslada a Las Palmas de Gran Canaria para hacerse cargo de la creación de la sección de empresariales de la Facultad de Económicas, de la que será vicedecano hasta 1983. Ya en plena efervescencia política, en las primeras elecciones democráticas de 1977 logra el acta de diputado nacional por la provincia de Las Palmas, siendo elegido en todas las confrontaciones electorales posteriores hasta 1982. Su actividad parlamentaria más sobresaliente es la de ser miembro de la comisión que elabora la Constitución y la presidencia de la comisión de política social y empleo. También en 1977 se erige en secretario general del PSC-PSOE hasta 1985, cargo que vuelve a ocupar entre 1988-1997 y donde ha ostendado la presidencia en varias décadas.

A partir de abril de 1978 se inicia el proceso preautonómico. Es cuando se reúnen los parlamentarios de todas las Islas más los presidentes de Cabildos. De los venticuatro parlamentarios, sólo cuatro eran socialistas y uno pertenecía a Asamblea Majorera. La UCD tenía una mayoría aplastante. En las distintas familias de los centristas se comenzaban ya a generar conflictos internos y llegaron divididos a la famosa reunión de las Cañadas del Teide, en un tenso debate y con lipotimias por medio, el diputado de la UCD por Santa Cruz de Tenerife Alfonso Soriano Benítez fue elegido el 14 de abril de 1978 presidente del órgano preautonómico, un cuerpo con dos brazos: el Consejo Permanente (poder ejecutivo) y el Pleno de la Junta (legislativo). Como vicepresidente salió Jerónimo Saavedra Acevedo (PSOE), que tras la aprobación del Estatuto, en 1982, se convertiría en el primer presidente del Gobierno regional.

A su juicio, la preautonomía nació coja por las distintas familias de UCD, enfrentadas entre sí. Jerónimo recuerda: "En el mes de octubre estaba todavía batallando Juan Cambreleng, como consejero de Economía y Hacienda, con Paco Fernández Ordoñez, entonces Ministro de Hacienda, para que le cediera un anticipo para funcionar. Ordoñez, recuerdo que me dijo: "No, por mí no hay ningún problema. El problema es que son mis propios compañeros de UCD en Canarias los que están obstaculizando e impidiendo que la Junta funcione y, por consiguiente, tienen bloqueado el dinero que está ahí. Se les ha mandado a otras preautonomías pero ahí no va por las presiones que están haciendo ante el presidente; Éstas fueron sus palabras2, recordaba en los apuntes biográficos.

El actual régimen autonómico de Canarias surge como resultado del sistema democrático representativo instaurado en España con la entrada en vigor de la Constitución de 1978.

Tras la muerte del dictador Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975 comienza la Transición Española, iniciándose los trabajos para la reforma política española. Tras la promulgación de la Constitución, en cuyo Título VIII se establece el Estado de las Autonomías, se insta a las regiones de España a aprobar sus respectivos estatutos de autonomía

Celebradas el 12 de octubre de 1982 las elecciones generales que dieron la victoria al PSOE, Saavedra obtuvo la reelección como diputado socialista por Las Palmas aunque abandonó pronto el palacio de la Carrera de San Jerónimo para asumir su nueva responsabilidad al frente del Ejecutivo canario. Meses antes, en agosto, las Cortes habían aprobado el Estatuto de Autonomía de Canarias y como consecuencia de ello el 29 de diciembre Jerónimo Saavedra fue elegido presidente interino del primer Gobierno regional hasta la celebración de las elecciones autonómicas, previstas para la primavera de 1983.

Los comicios al Parlamento canario se celebraron finalmente el 8 de mayo de 1983 y el presidente provisional del Ejecutivo consiguió acta de diputado autonómico por la circunscripción de Gran Canaria. Días después presentó su renuncia al escaño en el Congreso nacional y el 7 de junio de 1983 fue elegido presidente del Gobierno canario de la etapa autonómica con el apoyo mayoritario de la Cámara.

"No fui elegido en primera votación porque no logramos conseguir mayoría absoluta, aunque tampoco nadie antes lo había conseguido en el Parlamento porque sin pacto es imposible salir en la investidura. Lo que pasaba entonces es que los tres años de funcionamiento de la preautonomía se centraron en la redacción del Estatuto de Autonomía y en recibir las simbólicas transferencias en Cultura y Urbanismo. El Gobierno provisional tuvo como una de sus principales tareas urgir a las transferencias de Educación para hacer comprensible para la mayoría de la ciudadanía que la autonomía era conveniente y necesaria".

El 6 de junio de 1983 Jerónimo Saavedra, ya en en la etapa autonómica, pronuncia su discurso de investidura ante el Parlamento. Estas son las palabras con las que finaliza su intervención: "Termino la exposición de mi programa repitiendo que: Canarias es posible, y es por ello que en esta hora la solidaridad no es una palabra hueca sino que debe ser el ejercicio diario, permanente, de un canario para con otro, de nuestras islas entre sí. Porque Canarias solo es posible entre todos, como un ejercicio permanente de comprensión, flexibilidad, imaginación y esfuerzo". Entre ellas aparece la frase que resumía el eje argumental de su discurso: "Canarias es posible".

En los meses anteriores al verano del 85 la tensión política sube de tono. Se acercaba el debate sobre la vía de integración en la Comunidad Económica Europea (CEE). El parlamento aprobó un informe negativo al ingreso de Canarias en la CEE en las condiciones establecidas por el Tratado de adhesión de España y, aunque no de carácter vinculante, colocaba a Saavedra en una situación extremadamente difícil. De forma inesperada tomó la decisión de dimitir, sorprendiendo a sus adversarios. En aquellos momentos se barajan varias salidas a la crisis. Se trataba de buscar un acuerdo político estable y que permitiera a su vez seguir gobernando sin hipotecas. Tres semanas despues nació el pacto de progreso, suscrito por el PSC, el Partido Comunista y las fuerzas nacionalistas Asamblea Majorera y Partido de la Revolución Canaria y Saavedra volvió a ocupar la Presidencia hasta 1987.

El 10 de junio de 1987 se celebraron las segundas elecciones autonómicas y el candidato del CDS, Fernando Fernández Martín, fue elegido presidente gracias al pacto establecido entre las fuerzas de centro-derecha.

Jerónimo se vuelve a presentar en las elecciones autonómicas del 26 de mayo de 1991, y el 10 de julio fue investido presidente del Gobierno regional por el pacto suscrito por el PSC y las fuerzas nacionalistas de AIC y AHI. En esta ocasión el problema fue mayor. Su mandato terminó el último día del mes de marzo de 1993 al prosperar la moción de censura interpuesta por doce diputados de Coalición Canaria contra su gestión y su "sumisión" a Madrid; el que era vicepresidente del Gobierno autonómico y líder de AIC, Manuel Hermoso, le sustituyó en el cargo, con el acuerdo entre los partidos que serían el germen de CC.

Con su talante, y pese a ser censurado, Saavedra le recomentó a Hermoso "paciencia y aguante", en su nueva tarea, pero no ocultó su preocupación por el "clima jomeinista" que advertía en el nuevo Gobierno, en referencia a las crispación con al Estado.

Jerónimo recordaba años despues en una entrevista que cuando fue presidente tuvo que montar todas las estructuras de una administración autonómica que no existía. "Yo comentaba con algunos amigos que tenía que hacer un ejercicio de memoria porque cuando fui presidente en 1983 creo no tuve ningún asesor. Los primeros asesores que tuve fue en 1991 porque Manuel Hermoso, que era el vicepresidente, dijo que necesitaba cinco, y entonces pensé que el presidente no podía tener menos que el vicepresidente y dije: "pues tendré seis". Pero no los necesitaba. Eso se debe a que la calidad del que se dedicaba a la política hace 30 años no es la misma que la del que se dedica a la política hoy [año 2018], que la gente no tiene la adecuada formación y tiene que buscar asesores bien para cubrir sus desnudeces o bien porque entiende que la política es un club de amigos y tiene que darles empleo".

Tras la censura de Manuel Hermoso, a finales del mes de junio de 1993 Saavedra fue elegido senador en representación del Parlamento canario, aunque días más tarde abandonó la Cámara alta para cumplir con su nueva responsabilidad en el Gobierno español.

El PSOE había logrado reeditar su victoria en las elecciones generales de junio de 1993 y Felipe González ofreció la cartera de Administraciones Públicas al veterano político canario, desde donde defendió el proceso simultáneo de transferencias para todas las comunidades autónomas.También puso en marcha el Plan de Modernización de la Administración.

Entonces se produce el escándalo por las escuchas telefónicas del Cesid que provocó las dimisiones del entonces vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, y del ministro de Defensa, Julián García Vargas. Felipe González remodela su gabinete y el 30 de junio de 1995 Jerónimo Saavedra fue nombrado ministro de Educación y Ciencia. La carrera de Saavedra no se para ahí.

Tras su experiencia en el Gobierno de la nación se vuelve a presentar como candidato a la Presidencia del Ejecutivo canario en las elecciones autonómicas del 13 de junio de 1999. El grupo nacionalista Coalición Canaria consiguió la victoria y Román Rodríguez, que luego formaría Nueva Canarias, fue investido presidente del Ejecutivo regional con el apoyo parlamentario de los diputados del PP.

Y vuelta al Senado. Tras las elecciones generales de 2000, Saavedra fue elegido nuevamente senador en representación del Parlamento canario. En la Cámara alta asumió la portavocía del grupo socialista en la Comisión de Ciencia y Tecnología.

Aunque todos pensaban que su carrera estaba llegando a un punto y final, nada más lejos. Saavedra decide bajar a la política más cercana al ciudadano y la que más esfuerzo requiere: El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

En mayo de 2007, a punto de cumplir 71 años, y tras doce años del gobierno del PP en el consistorio capitalino, el PSOE logra hacerse con el gobierno de Las Palmas de Gran Canaria y lo hace además con mayoría absoluta, capitaneado por el histórico Saavedra.

Y después de esta etapa, se enfrasca en otra aventura. Esta sí sería la última. Lo nombran Diputado del Común. Para ello, decía, debía desvestirse de los colores del PSOE porque el puesto requería independencia política aunque fuera propuesto por su partido. Ocupó este cargo hasta 2018. Con 82 años se jubiló, eso decía; la verdad es que siguió en el día a día político, con tertulias y en los medios de comunicación, además de asistir a actos del partido e institucionales en su condición de expresidente del Gobierno.