El tablero catalán

La investidura de Sánchez da alas al PSC en el Parlament y en Barcelona

El pacto de investidura activa la cuenta atrás para que Collboni elija socio de gobierno

El Govern abre sin éxito con el PSC las reuniones para negociar los presupuestos de 2024

Acuerdo de investidura PSOE-Junts: ¿Qué han pactado?

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, y el líder del PSC, Salvador Illa, esta semana en el Parlament

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, y el líder del PSC, Salvador Illa, esta semana en el Parlament / QUIQUE GARCÍA / EFE

Sara González

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Resueltos los acuerdos de Pedro Sánchez con el independentismo para una investidura que está ya a la vuelta de la esquina, el PSC deja de estar maniatado -por el momento- a las necesidades del PSOE que le obligaban a contemporizar en el Parlament en el cuerpo a cuerpo con Pere Aragonès y a mantener en 'stand by' un pacto de gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona. Ahora, Salvador Illa ve desbrozado el camino para priorizar sus necesidades como jefe de la oposición en el Parlament con carpetas como la de los presupuestos de 2024, que el Govern quiere acelerar; a la vez que el alcalde Jaume Collboni puede desencallar las interlocuciones para escoger socio y pactar las cuentas municipales. Que tanto ERC como finalmente Junts se hayan situado en un marco negociador da alas a un PSC que ha visto como, definitivamente, se han hecho añicos los bloques, condición imprescindible para sus aspiraciones de gobernar en la Generalitat tras las próximas elecciones catalanas.

"La prioridad es la investidura", han subrayado desde la cúpula socialista desde la misma noche del 23 de julio. Los intereses cruzados con Sánchez eran evidentes, admitidos y aceptados como estrategia de éxito: mientras el pacto con Carles Puigdemont y Oriol Junqueras no estuviera cerrado, el PSC estaba obligado a aflojar la presión, especialmente al Govern, pese a que su objetivo es arrebatarle la presidencia de la Generalitat. Hasta ahora ha podido apretar, pero no ahogar. Para muestra, un botón: en el debate de política general, el debate donde la oposición suele afilar el florete para exhibir su mejor esgrima verbal frente al president, Illa ofreció colaboración a un Govern en minoría que dijo que "fallaba". Ni pidió -ni entra de momento en sus planes pedir- elecciones o liderar una moción de censura.

Mano dura con los presupuestos

Una vez pase la investidura y con la atalaya que supone para los socialistas catalanes que Sánchez continúe en la Moncloa, Illa tiene más margen para endurecer posición, pese haber cultivado a conciencia el perfil de "oposición responsable" para proyectarse como alternativa. Por lo menos hasta que llegue la negociación de los presupuestos generales del Estado y Sánchez tenga que amarrar de nuevo los apoyos de ERC y de Junts. Esas alas del PSC empezaron a desplegarse esta semana, cuando dio calabazas al Govern en su primer intento de abordar los presupuestos de 2024 el pasado miércoles en una reunión de menos de media hora.

Sin que se hayan cumplido antes los compromisos de las cuentas de 2023, advirtió el PSC, no hablarán de los siguientes. Más aún cuando se trata de la votación con la que Aragonès puede blindarse para agotar la legislatura hasta febrero de 2025. "Primero el carro y luego los caballos", le espetó primero Illa en el hemiciclo y luego la portavoz del partido, Alícia Romero, a puerta cerrada. Los tres principales asuntos por cumplir son la comisión sobre la ampliación del aeropuerto, la firma del convenio de la Ronda Nord y la aprobación del plan director urbanístico del Hard Rock, precisamente los que más incomodan y más erosión interna suponen para ERC. Si Aragonès tiene prisa ahora con las cuentas, el jefe de la oposición se reserva ahora el poder de marcar el ritmo como hizo también con los de 2023, que tardaron seis meses en aprobarse y en los que inicialmente los republicanos rechazaban al PSC como posible socio hasta que Junts decidió salir del Govern. La baza del president, no obstante, son los votos republicanos en el Congreso.

Ada Colau o Xavier Trias

El desenlace de la investidura activa, a su vez, la cuenta atrás en el Ayuntamiento de Barcelona para que Collboni resuelva con qué aliado supera su minoría de 10 concejales. Hasta ahora, la principal apuesta del alcalde de la capital catalana ha sido una alianza con Barcelona en Comú y con ERC, pero tampoco ha descartado un pacto con el grupo de Xavier Trias, que continúa siendo concejal pese a que dijo que se marcharía si no lograba ser alcalde. Tanto el exalcalde posconvergente como la líder de los Comuns, Ada Colau, que tampoco ha dejado por ahora el consistorio y que ha rechazado ser ministra, lo han emplazado a escoger entre uno o el otro. Los socialistas siempre han desvinculado de las negociaciones de la investidura con Junts el posible acuerdo para gobernar en Barcelona. "No mezclamos carpetas", han repetido como un mantra en la calle Pallars. De la misma manera que también lo ha hecho públicamente el propio Trias. Sin embargo, al PSC le interesa tener ententes relevantes a derecha a izquierda cuando piensa en el objetivo de la Generalitat.

Si una cosa necesita Illa si quiere ser president es no tener cortocircuitada ninguna vía de pacto, situación que no tenía resuelta en 2021, cuando ganó las elecciones catalanas, pero se tuvo que conformar con liderar la oposición porque ERC y Junts aún no estaban preparados para el divorcio definitivo. En el último año, sí se ha roto la vajilla independentista, mientras el PSC ha aprovechado para colarse entre esos pedazos y situarse en el centro del tablero catalán, tanto porque puede mirar a un lado u otro para sellar ententes como porque se ha consolidado como partido más votado en las tres últimas elecciones. Illa empieza su esprint en la recta final de la legislatura catalana, aunque siempre con permiso, eso sí, de la necesidad de Sánchez, que dependerá toda la legislatura de la misma mayoría que la investidura.

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