El acuerdo de claridad

El PSC reclama a Aragonès que la mesa de partidos no se centre en el referéndum

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El líder del PSC, Salvador Illa, en una intervención en el pleno del Parlament

El líder del PSC, Salvador Illa, en una intervención en el pleno del Parlament / ELISENDA PONS

Sara González

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"No va a haber ningún referéndum, ni de autodeterminación ni de nada". No hay rendija aparente posible en las filas socialistas. Tampoco, por lo menos hasta ahora, en el PSC. Por mucho que los asesores del 'president' Pere Aragonès planteen hasta cinco fórmulas distintas en el informe sobre el acuerdo de claridad para que ejerzan de pista de aterrizaje para los distintos actores en disputa, el partido de Salvador Illa no quiere oír a hablar de ninguna. Tanto es así, que su rechazo a la mesa de partidos anunciada por el jefe de filas de la Generalitat será total si se convoca 'ad hoc' para debatir sobre el cómo y el cuándo de un referéndum que entienden que supone "ahondar en la ruptura".

El PSC sí que continúa reclamando -y volverá a redoblar su ofensiva para ello- una mesa de partidos con representación en el Parlament en la que se aborde lo que considera que es un "pleito entre catalanes". Esta mesa, insisten fuentes del partido, debe ser "sin apriorismos" y con el objetivo de que todas las formaciones políticas con representación en la Cámara catalana puedan hacer "las aportaciones que crean oportunas". Hablando en plata: lo que quiere el PSC es que cada cual plantee lo que considere y que no solo se hable de una senda para el referéndum que señalan que no tiene un apoyo porque solo ERC y los Comuns secundan.

Por mucho que, fruto de la necesidad aritmética y de los votos de ERC, los socialistas reconocieran en la pasada legislatura la existencia de un conflicto político que el independentismo señala que es entre Catalunya y el Estado, en la sede de Pallars mantienen que el nudo gordiano es interno. Otra cosa es que Aragonès cite a los partidos a un encuentro que no esté circunscrito a su propuesta y que tenga un título más amplio que permita que todas las partes encuentren un acomodo. En ese caso, el partido de Illa reconsideraría su rechazo a sentarse, pero mientras no sea así sus planes pasan por minorizar una mesa en la que cuentan que tampoco Junts piensa participar en tanto que supone respaldar el plan de ERC cuando falta menos de un año y medio para las elecciones catalanas.

Una deuda de la mesa de diálogo

Si los republicanos recuerdan a menudo que lo que quedó pendiente de la mesa de diálogo fue que se someta a consulta el acuerdo que se alcance entre ambas partes, Illa no ha dejado de insistir desde que asumió las riendas del PSC hace dos años en que el 'president' no ha cumplido con la convocatoria de un espacio de interlocución entre las formaciones catalanas. Una mesa en la que los socialistas consideran que hay que hablar, preferentemente, de prioridades económicas e infraestructuras, así como agenda social, y no de "votaciones divisivas". Si la mesa de diálogo entre gobiernos se mantiene como pide ERC, el PSC entiende que se mantendrá vigente también la deuda por parte del 'president'.

"El riesgo que corremos es que el Govern siga pensando que este es un conflicto entre 'su' Catalunya y la España de Vox", subrayan desde el PSC, que recuerdan que en las últimas elecciones obtuvieron más votos -1,2 millones- que los tres partidos independentistas juntos. Un resultado del que deducen que no hay una mayoría de catalanes que apoyen un referéndum y que, por lo tanto, el proyecto de los independentistas ha fracasado en su intento. A ojos de los socialistas, que estén negociando la amnistía y que resuciten carpetas del 'pre-procés' como Rodalies o el déficit fiscal da cuenta de ello. La defensa del referéndum la enmarcan en el terreno retórico fruto de una pugna que mantienen ERC y Junts por llevarse la mayor parte del pastel del electorado independentista.

Mutis sobre la reforma del Estatut

Aragonès emplaza a menudo al jefe de la oposición a explicar cuál es su propuesta para resolver el conflicto. Illa defendió en enero del año pasado que había que resolver la "anomalía del Estatut" y avanzar hacia una financiación "justa" para Catalunya. Sin embargo, por ahora no ha vuelto a mencionar lo primero. La reforma del Estatut es una propuesta que, a juzgar por la demoscopia, no levanta pasiones en el electorado; pero sí ampollas en un PSOE que tiene muy presente el punto de partida del 'procés' con la sentencia del Tribunal Constitucional y que confía garantizarse la estabilidad pactando una amnistía.

Pero el jefe de la oposición sí que ha puesto empeño en pedirle al Govern que no se ausente de la reforma del modelo económico, carpeta que Sánchez sí está dispuesto a abrir con la aspiración de apaciguar para años el conflicto territorial y de estrechar la mano a Illa como presidente de la Generalitat.

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