Negociaciones tras el 23-J

Junts pide al PSOE relegar el debate sobre la vía unilateral para facilitar un acuerdo

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Jordi Turull

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Como un debate absurdo. Así califica Junts la pretensión de Sumar y del PSOE de que el partido independentista renuncie a la vía unilateral como condición para aprobar una ley de amnistía. La formación del 'expresident' Carles Puigdemont ha explicitado recientemente que no renuncian a esta vía, la que se usó en 2017, para lograr la desconexión de Catalunya respecto al resto de España y varios dirigentes replican al Gobierno en funciones que quiera imponer esta condición como contrapartida. Sería como si JxCat reclamara al Ejecutivo no volver a aplicar nunca más el artículo 155 de la Constitución que permite disolver la autonomía catalana, argumentan. En definitiva, exigir a Puigdemont una renuncia explícita a la vía unilateral equivale a que no haya acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez. Otra cosa es que por la vía de los hechos, mientras Junts negocie con el PSOE -y todavía más si el diálogo se alarga durante la legislatura- la unilateralidad no se haga efectiva y quede en el relato.

La solución a esta discrepancia con los socialistas pasaría, advierten fuentes de Junts, por obviar esta cuestión durante la negociación, que para la posconvergencia forma parte de su seña de identidad y la exhibe en contraposición a la decisión de ERC de "haber renunciado" a este camino en favor de la búsqueda de un referéndum acordado. Obviar la cuestión o darle una salida polisémica en un eventual acuerdo de investidura para que ambas partes lo interpreten conforme a sus intereses.

La solución intermedia

Existe más de un precedente de dicha polisemia. En la cumbre de Pedralbes entre el Gobierno y la Generalitat, en diciembre de 2018, el entonces 'president' Quim Torra aceptó firmar un documento con Sánchez en el que se asumía, textualmente, "avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía de Catalunya en el marco de la seguridad jurídica".

Más adelante, con el Govern de ERC, y ya en el marco de la mesa de diálogo, el Ejecutivo de Pere Aragonès aceptó "conducir la actividad política e institucional de acuerdo a las instituciones y procedimientos democráticos". Ya entonces el Gobierno y la Generalitat hicieron dos lecturas distintas respecto a esta frase. Para el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, eso significaba "conducir la actividad política e institucional de acuerdo a las instituciones y procedimientos democráticos". Junts, entonces, acusó a ERC de estar renunciando a la vía unilateral.

Ahora, según las fuentes consultadas, el partido de Puigdemont asume que mientras negocia no proclama la independencia -no se puede sorber y soplar al mismo tiempo-, pero no aceptará un trágala formal. El propio 'expresident' afirmó en su reciente conferencia de Bruselas que el referéndum cabe, a su juicio, en el actual marco constitucional, aunque en ese momento no lo fijara como una condición previa a la negociación de investidura de Sánchez.

ERC apuesta por el pacto

Aunque no sea lo habitual, ERC en este caso se mueve en el mismo terreno que Junts. Los republicanos no tienen ninguna intención de proclamar formalmente su renuncia a la vía unilateral, aunque 'de facto' lleven años reivindicando que su prioridad es la vía negociada. Así lo resumió este martes la portavoz de la formación, Raquel Sans: "No renunciamos a ninguna vía democrática, pero evidentemente priorizamos la vía de la negociación", dijo tras la reunión de la ejecutiva del partido.

Para Esquerra este no debería ser un obstáculo para llegar a un acuerdo con el PSOE y Sumar. En los últimos años el partido de Oriol Junqueras ha dado sobradas muestras tanto en su discurso como en sus sucesivas hojas de ruta estratégicas de no tener ninguna intención de abonar la unilateralidad. Sin embargo, esto no significa que estén dispuestos a renunciar de forma definitiva a ella, ya que consideran que no se les puede exigir lo que sería una claudicación en toda regla.

El camino elegido y blandido por el propio 'president' Pere Aragonès es la búsqueda de un referéndum acordado, que quiere lograr a través de un acuerdo de claridad, dibujado por un grupo de expertos que ya ultiman sus trabajos con el fin de fijar unas "reglas de juego" entre los que apuestan por la independencia y los que no, con el consenso de que haya una votación sobre la independencia. La voluntad del Executiu es que, documento en mano, el Gobierno acepte ya abrir la segunda fase del proceso de negociación -la consulta-, una vez la amnistía cierre la carpeta de la desjudicialización del 'procés'.

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