Camino de la investidura

ERC y Junts negocian con Sánchez con estrategias distintas y sin visos de unidad

Multimedia | ¿Quién será presidente? Los escenarios más probables para la investidura

Rufián y Nogueras

Rufián y Nogueras / DAVID CASTRO

Xabi Barrena
Fidel Masreal
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Los dos principales partidos independentistas catalanes, ERC y Junts, afrontan ya la negociación para apoyar una eventual investidura de Pedro Sánchez sin atisbo alguno de recuperación de la unidad. A la vista de los mensajes que ambos partidos lanzan al PSOE, la fractura abierta por la salida de Junts del Govern en 2022, se mantiene. Y con los mismos objetivos por ambas partes. Para los republicanos, se trata una nueva oportunidad para demostrar que su estrategia, que pasa por el diálogo con Madrid, es positiva y da frutos y que la 'confrontación inteligente' de Junts sirve para inflamar mítines electorales, pero cohabita mal con la realidad.

Junts se desvive por relatar que ellos han conseguido en cinco minutos de negociación cara a cara con el PSOE cosas que los republicanos ni se habían atrevido. Y es que, ante la posibilidad de que se repitan las elecciones, es decir, ante la oportunidad de deshacer el empate independentista a siete escaños, parece que el camino elegido por ambos partidos consiste en volcar esfuerzos más por demostrar la inutilidad del adversario que el acierto propio.

El pacto para la Mesa del Congreso ha insuflado aire a una ERC que en apenas dos meses había sufrido dos serios batacazos. Los republicanos se felicitan por el pacto que suscribieron con el PSOE por la amnistía, una cuestión que, a nivel político, consideran finiquitada y que se halla ya en la fase técnica, en la búsqueda del encaje legal. Esquerra se considera la gran vencedora en la competición con Junts por ver quién sacaba mayor tajada a cambio de sus votos en la elección de la Mesa del Congreso, que obtuvo la petición del Estado a la UE para que incluyan el catalán como lengua oficial de la unión.

Los republicanos observan entre la admiración y el resquemor que una cuestión como la del catalán en la UE, que está por ver si acaba cuajando, pueda siquiera compararse con el logro de la amnistía. Un ítem que, para más inri, ha ido apareciendo y desapareciendo de la agenda política, cual río Guadiana, y que ha asomado siempre de manera aislada y nunca con continuidad,. "Si hubiera sido al revés, lo del catalán no lo celebra ni el Tato", comenta un republicano.

La llegada de Junts al mundo de la política, como define con sorna una voz de ERC, no modificará en lo sustancial la hoja de ruta que se ha preparado para la negociación con Sánchez. Tres puntos. Uno que es puro día a día y que afecta a millones de catalanes, sin mirar adscripciones políticas, como Rodalies; otro que es una reivindicación histórica del catalanismo, el poner fin al déficit fiscal de Catalunya con España, que cuenta incluso con el apoyo del empresariado catalán, sobre todo en lo que hace referencia a la escasa inversión en infrastructuras y el tercero, la reactivación de la mesa de diálogo, que es puro proceso hacia la independencia. ¿Y la amnistía? "Esta pactada" reitera esta voz que lee en voz alta la frase clave del pacto de la Mesa del Congreso: "Desjudicialización definitiva por todas las vías posibles".

¿Y la autodeterminación? Con el asunto de la amnistía en vías de solución, siempre bajo la visión republicana, la reactivación de la mesa es sinónimo de negociación por la autodeterminación. Si el PSOE se vuelve a sentar, calcula ERC, no tiene otra que abordar el tema. Y, además, en un contexto formal "mucho más potente" que el que pretende Junts, es decir, una negociación no entre partidos, sino entre gobiernos.

Órdago de inicio

Amnistía y autodeterminación, estos son los dos objetivos de máximos de Junts, sobradamente conocidos, con los que encara la negociación de la investidura. Pero a la hora de desgranarlos, se detecta cual es la táctica con la que se encara esta decisiva fase. La clave, y la diferencia con ERC, es la amnistía.

Puigdemont y los suyos presionan al PSOE con dos argumentos. El primero es que es una opción perfectamente constitucional –hay una sentencia del Constitucional de 1986 que diferencia amnistía de indulto y una interlocutoria de 2021 que dan carta de naturaleza a la amnistía de 1977, por ejemplo– y acotada a los casos que han entrado en la fase penal, que son muchos menos de los 4.200 "represaliados" que Òmnium Cultural ha detallado en sus informes. Seguramente, la cifra es menos de un 10% de ese guarismo global.

En segundo lugar, Sánchez tiene el terreno orgánico y demoscópico despejado: ni los barones están en condición de cuestionar su decisión ni lo pagaría electoralmente. Los sondeos posteriores a los indultos constataron que el desgaste para el PSOE era inexistente.

Pero en Junts son conscientes de que, pese a sus argumentos, será de extrema dificultad lograr la amnistía (o una medida equivalente) porque Puigdemont va a reclamar al respecto lo mismo que hizo con la demanda del catalán en la UE: cobrar por adelantado para poder dar sus siete votos Sánchez.

Agenda sectorial

A partir de ahí, la autodeterminación no va a ser una exigencia para votar la investidura. Es decir, no se reclamará a Sánchez que apoye un referéndum ya. Se trataría de crear un marco, una senda, para la legislatura, al respecto. Tanto sobre autodeterminación como sobre la agenda sectorial, relacionada con las reivindicaciones ya clásicas: mejora de la financiación, las infraestructuras y las competencias propias en áreas como las políticas sociales o las becas, entre otras.

Sobre todo ello, Junts mantiene un silencio total porque su premisa es preservar el clima de confianza que se ha empezado a tejer con un partido, el PSOE, del que le separa un abismo en todos los frentes, tanto en el fondo como en la forma.

El método

El equipo negociador probablemente siga actuando como en la primera fase: presidenta, secretario general, vicepresidentes y portavoces en las cámaras –Parlament, Congreso y Senado- trabajando al servicio de Puigdemont, sin conocer cada uno de ellos todos los detalles para preservar la discreción.

Y el ‘expresident’ guardando silencio y solo lanzando algún mensaje en la red social X (antes Twitter) o en actos como el de Prada de Conflent donde subrayó una idea clave (importante para Junts para desmarcarse de ERC, lo cual es siempre una obsesión de la formación) consistente en que la amnistía no es una medida para favorecerle a él o a los suyos sino al conjunto del independentismo con causas pendientes.

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