Poder supramunicipal

Lluïsa Moret, presidenta de la Diputación de Barcelona con un gobierno de PSC, Comuns y díscolos de Junts

El PSC se asegura el control de la Diputación de Barcelona con Comuns y Tot per Terrassa

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La presidenta de la Diputación de Barcelona y alcaldesa de Sant Boi de Llobregat, Lluïsa Moret

La presidenta de la Diputación de Barcelona y alcaldesa de Sant Boi de Llobregat, Lluïsa Moret / QUIQUE GARCÍA / EFE

Sara González

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Nueva etapa en la Diputación de Barcelona, que echa a andar con un gobierno liderado por el PSC de la mano de los Comuns y de dos alcaldes díscolos de Junts. La institución ha investido este jueves a la alcaldesa de Sant Boi de Llobregat, Lluïsa Moret, como presidenta con un total de 25 votos en segunda vuelta, los que suman los tres partidos que controlarán el órgano más el de Tot per Terrassa (TxT), cuyo acuerdo no supone su incorporación en un gobierno que acabará de articularse en los próximos días. Los socialistas ponen así la guinda al pastel de su supremacía municipal en Catalunya, mientras en la bancada de la oposición hace estragos la incapacidad de Junts y ERC de alcanzar una mayoría alternativa y la división posconvergente.

Lejos de dar por cerrado un gobierno que pretende "amplio, plural y progresista", Moret ha tendido la mano a más formaciones políticas que quieran formar parte de la alianza, todo un guiño a los republicanos, con quien los Comuns, por boca de Candela López, que será vicepresidenta, han defendido contar en el gobierno del órgano después de las elecciones del 23 de julio. "Mano tendida, colaboración y diálogo", ha respondido el diputado republicano Dionís Guiteras, dejando la puerta abierta a estrechar lazos con el nuevo gobierno.

Las primeras palabras de la nueva presidenta han sido para defender un proyecto "transversal", un talante "constructivo", con el municipalismo que va más allá de la lógica metropolitana, la defensa de derechos, el feminismo y la lucha contra la LGTBIfobia por bandera en un mandato en que Vox se estrena en el ente con un representante. "Queremos una relación fluida con todos, excepto con Vox", ha subrayado.

De la "gota gorda" a las caras largas

La liturgia en el paraninfo de la Escola Industrial, donde se ha celebrado el pleno, ha sido la prevista. "Ha costado, hemos sudado la gota gorda, pero lo hemos logrado", reconocían en las filas socialistas. En cambio, caras largas en la bancada de Junts, cuyos diputados no esconden entre bambalinas que éste no era el escenario que querían, con una división del grupo que les ha costado el gobierno del ente. Entre ellos hay cuatro 'exconsellers' que saben de la importancia del poder institucional y que el pasado 17 de junio vieron como desparecía de un plumazo sus expectativas de tener en el gobierno del ayuntamiento de Barceona: Victòria Alsina, Jordi Puigneró -que salieron el pasado mes de octubre del Govern-, Meritxell Budó y Neus Munté.

El desmarque de Junts que han perpetrado el alcalde de Igualada, Marc Castells, y del de Torrelles de Foix, Sergi Vallès, que se incororan al gobierno de Moret en la Diputación de Barcelona da cuenta del cisma interno en el partido que lideran Laura Borràs y Jordi Turull y que, al galope de la pérdida de peso institucional, amenaza con estallar en plena campaña de las elecciones generales. Por ahora, la cúpula posconvergente se ha esmerado en minimizar una discrepancia que enmarcan en la normalidad propia de cuando se concurre en coalición con otras formaciones de ámbito local; en este caso, Impulsem Penedès.

Atrás quedan, pues, los cuatro años de la coalición bien avenida entre el PSC y Junts del anterior mandato que ambas partes daban por hecho que se reeditaría tras las municipales pero que saltó por los aires después de la jugada de los socialistas que arrebató la alcaldía de Barcelona a Xavier Trias. Fue este el punto de inflexión que acabó decantando la balanza de los posconvergentes a no repetir una alianza de la que siempre había renegado Borràs y sus afines. Desde la tribuna de invitados, la alcaldesa de L'Hospitalet, Núria Marín, despedía esa etapa en la que ha sido presidenta de la institución.

El triunfo del 'plan b'

La intención de Junts cuando rechazó pactar con el PSC era articular una mayoría independentista, objetivo que se desmoronó porque no logró atar un acuerdo clave para decantar la balanza con el alcalde de Terrassa, Jordi Ballart, que requería asegurar la inhibición de los cuatro diputados del PP, y por las reticencias de ERC, que rechazaba cualquier intento de connivencia de los populares y que nunca vieron asegurado que los alcaldes díscolos posconvergentes garantizaran la suma. Mientras el partido de Turull removía cielo y tierra, el PSC le pasó por delante pactando con los Comuns primero y con Tot per Terrassa y los independientes de Junts después, un plan b que se ha acabado imponiendo.

"Hemos estado buscando fórmulas para una mayoría alternativa, pero el PSC siempre tiene el comodín del PP", ha asegurado la posconvergente Neus Munté dejando entrever que los populares hubieran hecho la misma jugada que en el ayuntamiento de Barcelona para impedir que se hicieran con la presidencia. También ha lamentado "el riesgo cero" que reclamaban desde ERC y Tot per Terrassa. A su vez, en nombre del PP, el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, ha admitido que le hubiera gustado "llegar a un acuerdo" con el PSC priorizando el "espíritu municipalista", cosa que no ha sido posible, ha lamentado, por "los compañeros de viaje escogidos", es decir, los Comuns.

Caprichos del destino, la única representante de TxT, Maise Balcells, que se ha declarado "escéptica" con la institución antes de pisarla, estaba ubicada justo en medio del hemiciclo, la misma posición decisiva en la que se ha encontrado de forma inesperada en su estreno en la política.