Rencillas entre exsocios

Aragonès explicó a Junts su plan para el acuerdo de claridad antes de hacerlo público

Aragonès enfila la 'vía canadiense' ante el enfado de Junts

Aragonès activa el Acuerdo de Claridad para plantear en 2024 una propuesta de referéndum

Jordi Turull y Pere Aragonès

Jordi Turull y Pere Aragonès / ANNA BERGA / ACN / DAVID ZORRAKINO / EUROPA PRESS

Xabi Barrena

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No hubo factor sorpresa. El anuncio de Pere Aragonès, en el debate de política general de finales de septiembre pasado, de apostar por un proceso interno en Catalunya, el Acuerdo de Claridad, encaminado a presentar al Estado una oferta para la resolución del conflicto político, fue previamente explicado por el 'president' al secretario general de Junts, Jordi Turull, según aseguran fuentes republicanas de alto nivel. Fuentes de Junts señalan que la transmisión de información se produjo en el marco de las negociaciones sobre la continuidad o no de los posconvergentes en el Govern. Y en ese mismo momento, Turull ya advirtió a Aragonès de que no estaba de acuerdo con ese paso.

Esa supuesta sorpresa fue el desencadenante de que Junts exigiera a Aragonès a una moción de confianza (JxCat seguía por entonces en el Govern). El 'president' dijo no esperarse ese movimiento posconvergente y cesó, a su vez, a su vicepresidente, Jordi Puigneró, por ocultarle a su superior la maniobra.

Fuentes republicanas detallan que la comunicación del 'president' con Turull fue doble. No solo antes del debate de septiembre, sino, también, antes de la aprobación, por parte del Govern, de los pasos que esta propuesta debe seguir. Es decir, una segunda explicación se produjo hace pocas semanas. Fuentes posconvergentes reiteran que simplemente se les avisó, el día previo y mediante un mensaje de WhatsApp (Lunes de Pascua), que en la rueda de prensa del Govern se abordaría el Acuerdo de Claridad.

Sambenito sobre el Govern

Los republicanos aluden a este trato preferencial hacia los exsocios de Govern para intentar sacudirse el sambenito de unilateralidad que los posconvergentes tratan de colgar al Govern. La respuesta de Junts, tras el enfado por ese supuesto desconocimiento de lo que iba a proponer Aragonès, fue entrar en el registro una propuesta de resolución sobre la 'vía canadiense' que derivó en una estruendosa derrota del Executiu, que solo pudo sumar los ocho votos de los comunes a los 33 de ERC.

Cierto es que, en ese debate de septiembre, las dos rutas de ambos partidos se encaminaron a una inevitable colisión. Por un lado, Aragonès tenía preparada la propuesta semanas antes del pleno, y esperaba esa sesión para dar empaque a un plan medido para afrontar la que se pretende que sea (si los resultados de las elecciones generales lo permiten) la segunda fase de la mesa de diálogo con el Estado. La primera fase, la relativa a la judicialización, o más en concreto, a paliar los efectos de esta, se hallaba en vía de resolución, con la negociación de la reforma del código penal, en lo que finalmente derivó en la derogación del delito de sedición y la modificación del de malversación.

Ultimátum posconvergente

En tanto, para Junts, el debate de política general suponía el vencimiento del ultimátum que, el 29 de agosto, en el día que oficializaba la 'rentréé' política tras la pausa estival, la presidenta de la fuerza, Laura Borràs, y el propio Turull habían lanzado a Aragonès. Los posconvergentes esperaban una respuesta a los tres puntos que demandaban para seguir en el Govern. A saber: la creación del espacio estratégico del independentismo; la aceptación de la delegación de Junts en la mesa de diálogo que la dirección del partido quisiera y que el foro se ciñera a la amnistía y a la autodeterminación y que hubiera una coordinación entre los grupos parlamentarios de ambas fuerzas en el Congreso.

Al final, los dos mantuvieron su rumbo y ello tuvo, como efecto colateral, que los posconvergentes, para dejar en evidencia la soledad de ERC sin Junts en el Govern, la tomaran con el acuerdo de claridad. De hecho, esa soledad es el talón de Aquiles de Aragonès cara a negociar con el Gobierno del Estado desde una posición de fuerza. El paso de Junts a la oposición, tras su abandono del Govern en octubre, reafirmó la crítica al plan del 'president'.

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