La presidenta de JxCat, en el banquillo
Turull pide a Junts un cierre de filas con Borràs ante los recelos que despierta su juicio por corrupción
MULTIMEDIA | Laura Borràs, a juicio: las pruebas que la señalan y los argumentos de defensa
El secretario general exhibe su apoyo a la presidenta del partido para no dar ninguna excusa para que ella y sus fieles le acusen de apartarla
Carlota Camps
Redactora especializada en Parlament y política catalana
Graduada en Periodismo y con un máster en Análisis Político, sigue la actualidad política del Parlament de Catalunya y el día a día de varios partidos catalanes.
Fidel Masreal
Periodista
Licenciado en Ciències de la Comunicació por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), curso de periodismo jurídico-político por la UAM-El País, ha ejercido como periodista político en Onda Cero, diari Menorca, Ràdio Barcelona (cadena SER) -donde fue jefe de la sección de Política- y Els Matins de TV3. Desde septiembre del 2008 es redactor en El Periódico, primero como cronista parlamentario en Madrid y en la actualidad especializado política catalana. Autor de "Conviure amb la depressió" (Mina, Eniclopèdia Catalana, 2007), "Game Over: els partits polítics, corrupció i vicis del sistema" (La Mansarda, 2013), "Cuentos Ex" (Magma Editorial, 2019) y "Contes del procés" (Magma, 2019). Colabora como analista en TVE, Catalunya Ràdio, SER Catalunya y RAC-1, entre otros.
Ante un centenar de cargos del partido, el secretario general Jordi Turull, recordó una cita en el calendario: la presidenta de Junts, Laura Borràs, se sienta este viernes en el banquillo de los acusados, y "todo el que pueda que vaya a apoyarla" ante el tribunal, dijo el lunes, en la reunión de la formación. Pero, tras estas palabras, no hubo más comentarios. Borràs tampoco abrió la boca. La escena es sintomática de la situación interna en JxCat: oficialmente, apoyo total a Borràs; extraoficialmente, a más de un dirigente le será "imposible" acompañarla por "motivos de agenda".
El discurso que impone cara a la galería el partido es que el de Borràs es un "juicio político" porque se la que se persigue por ser independentista. De hecho, se siente no solo perseguida por un tribunal de un Estado "represor", sino también por ERC y la CUP -poco sospechosos de españolistas- por no apoyarla ante el juicio. Los acusa de dictar sentencia preventiva contra ella. Pero, puertas adentro, los que en Junts no comparten nada con ella en el terreno político -y personal- creen que no se puede envolver en la 'estelada' porque lo que se juzga es si troceó varios contratos de forma irregular cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes (ILC), antes de figurar en las de Junts y de empezar a encadenar cargos políticos.
Junts hizo un despliegue de cargos en el paseo Lluís Companys, aunque no estuvo una de las piezas claves: Xavier Trias. La presidenta del partido llegó acompañada de una parte importante de la plana mayor de la formación y el secretario general, Jordi Turull, defendió su presunción de inocencia ante los periodistas. Turull ha exhibido siempre, en público y privado, su apoyo a la presidenta del partido. No quiere dar ninguna excusa para que ella y sus fieles le acusen de apartarla. Ha evitado el choque, pese a que su entorno ha reclamado más mano dura cuando Borràs ha protagonizado polémicas y se ha rodeado de colaboradores como el diputado Francesc de Dalmases, que reconoció después de varios informes, haber abroncado a una periodista de TV-3.
Los equilibrios de Turull
El secretario general, por tanto, espera. Si Borràs es condenada, él no se habrá quemado por apartarla. La inhabilitación que pueda suponer la sentencia -se le reclaman seis años de prisión y 21 de inhabilitación- hará el trabajo "sucio". Pero también se prepara para lo contrario: que sea absuelta y eso la impulse a reivindicarse como candidata y presidenta del Parlament.
Mientras, los que se han enfrentado abiertamente a la líder posconvergente guardaran un discreto silencio o harán lo justo para mostrar formalmente su apoyo. En sus planes está que sea suspendida durante años y, de este modo, poder pasar página al efecto de ella y los suyos sobre el partido en términos de liderazgo e ideología. Esperan, pues, que el discurso radical de recuperar la declaración de independencia, de unirse a los sectores más recalcitrantes del independentismo, de ejercer el hiperliderazgo y de rodearse de un grupo de fieles enemistados con una parte notable del partido, se dé por finalizado por la fuerza de la sentencia.
Los alcaldables se centran en sus planes y alguno ha evitado darle a Borràs protagonismo en su municipio. Turull, por su parte, agradece a la presidenta que desde hace meses haya adoptado un rol más discreto en el partido. La última muestra fue el acto preelectoral en Girona con los principales alcaldables, en el que el discurso de Borràs fue más que discreto. Un perfil bajo para no acaparar el foco, después de que Trias reclamara abiertamente un partido "fuerte" que no haga "tonterías". Un mensaje con un destinatario claro. O, más bien, una destinataria.
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