Protesta contra el Executiu

La ANC clama a medio gas contra la reforma del Código Penal con el apoyo de Junts y CUP

La marcha reunió a miles de personas recorrió el tramo entre el Pla de Palau y la plaza de Sant Jaume entre gritos de "¡Fora el Govern!"

Quema simbólica de la Constitución en la manifestación de la ANC en Barcelona

Xabi Barrena

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Manifestación tamaño de bolsillo de la ANC para protestar por la reforma del Código Penal. Nada que ver con las multitudinarias muestras de fuerza de las 'diades' ni, tan solo, con otras concentraciones dominicales de pequeño formato. Quizá la fecha elegida, a mitad de un puente-acueducto tampoco ha ayudado. Lo cierto es que los manifestantes, representantes políticos de Junts y oradores se ham empleado a fondo en criticar a ERC (abucheada más de una vez, al grito de "¡Fora el Govern!"), por haber negociado y acordado la derogación del delito de sedición y el aumento de la pena mínima para las condenas de delitos de desórdenes públicos agravados.

"Nos han vendido un diálogo falso" ha clamado la presidenta de la ANC, Dolors Feliu en el atril sito a una decena de metros de la fachada del Palau de la Generalitat. "El Estado ha hecho una jugada para aumentar la represión sobre el movimiento independentista con la connivencia de nuestros representantes", ha seguido, centrando el balón para que los congregados silbaran de nuevo la referencia implícita a los republicanos. "Queremos que cualquier acción de nuestro Govern se encamine hacia la independencia, por eso les votamos, y no para llegar a pactos que tratan de aniquilar el movimiento independentista", ha señalado. "El Govern y el Estado están de acuerdo en pacificar Catalunya por la vía de la destrucción del movimiento" soberanista, añadió para sentenciar: "Y no lo vamos a permitir".

Borràs y los demócratas

La presidenta de Junts, Laura Borràs, presente en el acto junto al secretario general de la fuerza, Jordi Turull, ha aseverado antes del inicio que "todos los demócratas" tenían que hacer frente unidos contra esta reforma, en sibilino ataque hacia quien lo ha negociado. "Hago un llamamiento a todas las fuerzas independentistas para que vayamos juntas contra este atentado a los Derechos Humanos. Se está trabajando para que las enmiendas que presentemos a la redacción del delito cuenten con el apoyo de todas las fuerzas progresistas y, por supuesto, independentistas", ha afirmado la presidenta de JxCat

Y es que la Diada de hace menos de tres meses sancionó de manera definitiva la ruptura interna del independentismo y, en cierta forma, anticipó la del Govern, que llegaría apenas un mes después. La de este martes ha sido la primera manifestación que organiza la ANC tras la salida de Junts del Govern, un buen termómetro para calibrar qué equilibrio de fuerzas mantienen los agentes políticos y sociales del soberanismo. Medio centenar de asociaciones han secundado el acto (que llevó por lema 'Ningún pacto con España para encarcelarnos') contra la reforma del Código Penal, en especial, la nueva tipificación de "desórdenes públicos agravados", pero entre las cuales no se halla Òmnium Cultural, que si bien comparte parte de la protesta, teme que la manifestación pudiera tener un efecto aún más divisor.

Más allá de la guerra de cifras, la ANC ha dado la suya, 10.000 participantes (la Guàrdia Urbana lo ha dejado en 4.500), la observación directa del momento del inicio de la manifestación, a las 12.08, marcaba un Pla de Palau lleno en su tramo viario, es decir, el paseo de Colom, y vacío en las dos plazas que lo flanquean. Precisamente, en uno de estas espacios fue donde un grupo ha simulado la quema de ejemplares de la Constitución, precisamente, en el 44º aniversario de la celebración del referéndum que llevó a su aprobación.

El motivo formal de convocatoria del acto ha sido la reforma del Código Penal que promueve el Gobierno de Pedro Sánchez pactada con ERC. Y tan cierto es que el desacuerdo, en algunos ámbitos con esa reforma, ya explica la manifestación en sí, como que pesa en el ambiente que, de no haber sido este el motivo se hubiera buscado otro. Hay ganas en algunos sectores del independentismo, entre los que se encuentra el sector 'borrasista' de Junts, de intentar poner contra las cuerdas a ERC y de hacer visible un presunto aislamiento, con el soniquete de que la táctica de Esquerra de negociar con el Gobierno Sánchez no solo no produce avances en materia nacional, sino que, incluso, deriva en pasos atrás, como es el caso del Código Penal. La palabra más utilizada por Feliu fue "connivencia".

No hay problema, como explicó la presidenta de la ANC, el pasado viernes, con la derogación del delito de sedición. "Se lo exihe el Consejo de Europa. Que la deroguen y ya está", añadió. Sí con los desórdenes "agravados", especialmente porque, con respecto a la aun vigente, la pena mínima, en caso de condena, pasa de uno a tres años, lo que, por si solo, ya acarrearía el encarcelamiento de aquellos que fueran hallados culpables. Solo aquellos que superan los dos años de condena se ven forzados a ingresar en prisión. Según explicó la propia Feliu en el acto, la nueva tipificación penaliza y deslegitima el 1-O.

Además, según el manifiesto de la ANC, la reforma incorpora el "concepto subjetivo de intimidación", cuya presencia o no en un presunto delito quedará a la interpretación de "la policía, del fiscal y del juez y abre la puerta, aún más, a las arbitrariedades. Además, con la reforma, arguye la Assemblea, "no sólo se generarán condenas por participar en 'desórdenes públicos' sino que también se condenará a las personas que los jueces consideren que han propuesto o provocado que se cometan desórdenes públicos, e incluso si se cree que conspiran para llevarlos a cabo".

Desgastar a Aragonès

La derivada de todo lo anterior es la voluntad de desgastar un Executiu, el de ERC, que cuenta con el sustento solo de 33 diputados en el Parlament y que, a ojos de los independentistas más radicales, está traicionando los principios básicos del movimiento, que no es otro que anteponer la secesión a cualquier otro elemento. La propia negociación sobre la derogación de la sedición y, aún en marcha, la reforma sobre malversación ha sido entendida, por estos sectores, como una jugada para servir los propios intereses de los republicanos mientras que, por el otro lado, con los desórdenes agravados se castiga a la base de la movilización.

Junts ha acudido al acto liberado del corsé que le suponía clamar contra ERC estando dentro del Govern. Un corsé no muy rígido, cabe decir, a tenor de lo visto y oído, no solo en la Diada, sino también en el acto del quinto aniversario del 1-O. El pulso en la calle llega, además, en plena negociación por los presupuestos de la Generalitat. Unas conversaciones a cuatro bandas, donde JxCat trata de apretar las tuercas a ERC, a la que recuerda siempre su exiguo sustento parlamentario. Borràs, antes de la manifestación, rehúso vincular ambas cuestiones.

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