Onze de Setembre

El independentismo exhibirá hoy su división en la Diada más tensa

Aragonès plantará a la ANC en la ya tradicional manifestación soberanista, pero acudirá al acto de Òmnium Cultural

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Fotogaleria Diada / AFP / JOSEP LAGO

Júlia Regué

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La ANC confía en que el pulso con Esquerra movilice el ala independentista más unilateralista para equiparar las cifras del año pasado (400.000 personas según los organizadores, 108.000 según la Guardia Urbana de Barcelona). La entidad llega a la manifestación convocada para este domingo a las 17.14 horas en la avenida del Paral·lel de la capital catalana con la esperanza de que el choque político (y mediático) agite las calles tras el convulso otoño de 2017 y el impacto de la pandemia de covid-19.

El 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, no asistirá a la protesta porque alega que se convoca contra los partidos independentistas y las instituciones catalanas, y no contra el Estado. Su plante es definitivo, la situación no se ha reconducido pese a las reuniones discretas entre la ANC y ERC a lo largo de la semana. El tono del conflicto se medirá en el discurso de la presidenta de la Assemblea, Dolors Feliu, que se estrena como dirigente en esta Diada, aunque fuentes de la entidad afirman que tratará de esquivar la confrontación para dar un mensaje "en positivo". La escucharán en vivo todos los 'consellers' de Junts, pero ninguno de ERC.

Los recelos de Aragonès con la ANC difieren de la confianza del 'president' en Òmnium Cultural. A las 12 horas, el presidente de la entidad Xavier Antich pronunciará un discurso para recoser la unidad que contará con la presencia de Borràs y el secretario general de Junts, Jordi Turull; mientras que por parte de ERC asistirá Oriol Junqueras y Marta Vilalta, y por parte de la CUP, Dolors Sabater y Carles Riera. Será el único acto que consiga reunir las principales espadas del independentismo a lo largo de la jornada, en pro de los grandes 'consensos': la amnistía y el referéndum. 

Los dos frentes

Las relaciones entre las tres formaciones independentistas con representación en el Parlament tampoco pasan por su mejor momento. Ni el el Govern, ni en la Cámara catalana. La división estratégica hacia la desconexión es absoluta, con la mesa de diálogo como única propuesta encarrilada.

Junts espera sacar conclusiones del debate de política general que se celebrará a partir del 27 de septiembre y confía en que Aragonès reconduzca tres asuntos conflictivos: que acepte la propuesta de alineación de la posconvergencia en la mesa de diálogo, que avale la unidad en el Congreso de los Diputados y que impulse un nuevo ente de coordinación para pilotar el 'procés'. ERC mantiene lo dicho: que el diálogo es entre gobiernos, que la unidad debe representar los 13 de ERC y los 4 de Junts, y que la dirección soberanista está en manos del 'president'. Así que Aragonès se propone lanzar una amplia apuesta por la autodeterminación, sin tener certezas de que sirva para evitar una ruptura.

La CUP ya está en el chip de la oposición desde el flanco independentista. Lejos queda aquel apoyo a Aragonès para su investidura -previo al de Junts- y aquella negociación presupuestaria, con intenciones de pactar, que terminó con un veto que permanece intacto para las cuentas de este próximo año. Su objetivo no es otro que finiquitar la mesa de diálogo y elevar la presión para que se rompa la normalidad institucional.

De fondo, la interinidad en el Parlament, con Laura Borràs aferrada a un cargo que no puede ejercer al estar suspendida, a la que el PSC busca poner remedio usando el reglamento y con la esperanza de que aquellos que la ungieron, revoquen ahora la decisión. Este septiembre será clave para ver cómo avanzan las conversaciones, lo que está claro es que Junts opta por dejar la silla vacía y que las funciones las asuma Alba Vergés (ERC) como vicepresidenta primera.

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