DESDE MADRID

La investidura y el 'best seller' de Puigdemont

Pedro Sánchez y Quim Torra, durante su encuentro en el Palau de Pedralbes, el pasado 20 de diciembre.

Pedro Sánchez y Quim Torra, durante su encuentro en el Palau de Pedralbes, el pasado 20 de diciembre. / periodico

José Antonio Zarzalejos

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Es muy probable que tuvieran razón tanto Pedro Sánchez como Gabriel Rufián y septiembre no fuese un mes políticamente hábil para la investidura del secretario general del PSOE. El primero se lo advirtió a su "socio preferente" (Unidas Podemos) quizá por la misma razón que el portavoz republicano en el Congreso sugirió que en Catalunya las circunstancias septembrinas no permitirían a su partido oficiar de buen componedor de intereses en el Congreso

A lo largo del mes de agosto la política en Catalunya se ha ido calentando, incrementándose con cierta ansiedad las expectativas conflictivas de las efemérides de septiembre y de octubre. El jueves próximo, el presidente de la Generalitat reiterará en Madrid su "agenda política" -obviamente, de "confrontación con el Estado"- que ha prescrito Carles Puigdemont en el ensayito más leído por las élites políticas durante estas vacaciones: 'Reunim-nos'. El hombre de Waterloo, pese a los muchos reveses que acumula, juega sus escasas bazas y ha optado por explicarlas con nitidez e ingenuidad en un opúsculo de medio centenar de páginas.

Un buen resumen del panfleto lo recitó el propio Quim Torra en su conferencia veraniega en Prada de Conflent: el plan no es otro que el que sugiere su mentor y que se traduce en "no blanquear" al PSOE facilitando la investidura de Sánchez, ir a una confrontación "pacífica" con el Estado que pasará por fases de "baja y alta intensidad", ensayar "boicots" y objeciones fiscales y de conciencia. Lo que para el nuevo pragmatismo de ERC podría constituir una espiral "autodestructiva", para Puigdemont y su entorno es la hoja de ruta terminal del 'procés' que debería culminar con una movilización (¿a la hongkonesa?) que respondiese cumplidamente a la sentencia del Tribunal Supremo

Aunque los republicanos parecen disponer de las mejores opciones electorales -así lo acreditaron las elecciones generales y las municipales-, los resortes de poder últimos residen en el presidente Torra y en su equipo gubernamental. La respuesta a la resolución de la Sala Segunda que preferiría ERC -una convocatoria electoral- no es ni la que quiere ni la que conviene a Puigdemont. El fracaso de La Crida, por una parte, y la indefinición del PDECat, por otra, y del que podrían desgajarse un grupo significativo de militantes y exdirigentes, urge a los más radicales a esperar, tratar de aprobar unos presupuestos (tarea muy improbable) y continuar el pulso con el Estado

Recelo invencible

En el actual contexto político de Catalunya -escrutado por la Moncloa y Ferraz, pero también por la oposición- la colaboración independentista a la investidura de Sánchez es poco menos que impensable. La crisis catalana -ya tan larga y sin que se perciba la luz al final del túnel- marca, además, una de las líneas de "recíproca desconfianza" entre Sánchez y Pablo Iglesias y entre el PSOE y Unidas Podemos. Fuentes socialistas cuentan hasta cuatro razones inmediatas para justificar su invencible recelo.

La crisis catalana marca una de las líneas de "recíproca desconfianza" entre el presidente y su "socio preferente"

La legislatura comenzó con el disenso de los dos representantes de Unidas Podemos en la Mesa del Congreso: ambos se negaron a suspender a los diputados presos contra el criterio de los socialistas, que fueron secundados por PP y Ciudadanos. Esta misma semana, y también con los votos morados en comandita con los independentistas y nacionalistas, se ha intentado que el ministro Josep Borrell compareciese para explicar el contenido y la razón -ambos obvios- del informe de España Global sobre el 'procés', circulado en las sedes diplomáticas españolas. De nuevo, el Gobierno ha sido secundado por la oposición. El jueves, el pleno del Congreso sobre el 'Open Arms' avivó la "guerra" entre socialistas y morados. Y, en medio, la obsequiosidad de Ada Colau con ERC y JxCat en el Ayuntamiento de Barcelona para dar vuelo a las teorías conspirativas sobre el 17-A.

En definitiva, las cincuenta páginas del librito de Puigdemont son el guion para los próximos dos meses. Unos planteamientos de confrontación que sintonizan con los de la ANC, inasequible al desaliento aunque con algunas debilidades como el menor número de inscritos para la próxima Diada, y que ha recibido respuesta de ERC. Joan Tardà no se mordió la lengua y advirtió de la auténtica naturaleza de esa entidad: es un "contrapoder" que se ha ido imbuyendo de una misión salvífica -sustitutoria de la supuesta inacción de los partidos secesionistas- que distorsiona el sistema político catalán y desborda su capacidad de control de las reacciones sociales que se producirán en las próximas semanas.

Por acendrado y urgente que sea el afán de Sánchez de instalarse definitivamente en la Moncloa, las coordenadas de la política catalana conducen a un repliegue de ERC y a una radicalización en Catalunya que se pretende sistémica para el Estado. Y, al tiempo, el líder socialista dispone de datos elocuentes sobre la actitud que ante lo que se avecina adoptaría su "socio preferente", se incorpore al Consejo de Ministros -improbabilísimo- o se avenga a un apoyo parlamentario de investidura o de legislatura que no sería suficiente sin la colaboración pasiva o activa de los republicanos.

La gran incógnita

Todas las claves de lo que puede ocurrir en Catalunya están en 'Reunim-nos' de Puigdemont. Las debe ejecutar Torra. La gran incógnita reside en saber cómo de cansado y decepcionado se siente el independentismo social -a juzgar por la última encuesta del CEOCEO, lo está más que hace unos meses-, de qué forma impactará la sentencia del Supremo (ya muy adelantada en su elaboración) y cómo se desarrollarán los acontecimientos en el Congreso de ERC, la conferencia del PDECat (¿se diluirá?) y el calibre de su disidencia que se dará cita en Poblet el día 21Poblet, así como la dimensión del renovado catalanismo no convergente de la Lliga y Lliures. En ese puzle no hay forma de encontrar opciones, salvo sorpresa, para investir a Sánchez.