AUTONÓMICAS COMUNIDAT VALENCIANA

El Botànic, entre la esperanza demoscópica y el temor a que VOX lo cambie todo

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jcarbo47618904 ximo puig190403195752 / MIguel Lorenzo

Nacho Herrero

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Desde hace semanas, prácticamente todas las encuestas pronostican que volverá a haber mayoría de izquierdas en la Comunitat Valencina y que el PSPV, Compromís y Unides Podem podrán reeditar el Pacte del Botànic pero en las últimas jornadas dos impactantes escenografías de VOX han rescatado la posibilidad de que un fulgurante ascenso ultra de la mayoría a un gobierno de derechas. Además, que el lunes sea festivo, ha disparado el voto por correo pero introduce una incógnita en la participación.

En la última jornada de campaña, el president socialista Ximo Puig ha insistido en el que ha sido su mantra estos quince días. "Estábamos en el pozo de la corrupción y de la fractura social que nos había afectado durante décadas y ahora todos los indicadores sociales han mejorado", ha apuntado.

Mónica Oltra, vicepresidenta y candidata de Compromís, también ha vuelto a apostar por un doble mensaje clásico estos días, de pertenencia pero también social. "Nosotros no venimos a Valencia a cerrar campaña, porque hemos estado aquí todos y cada uno de los días de la campaña y de la legislatura. Compromís es la fuerza política que está junto a su gente. Nuestra bandera es cada hombre, cada mujer, cada niño, cada niña, que vive en nuestra tierra", ha asegurado. Su partido ha ido de menos a más en los sondeos.

Entre los firmantes del primer Pacte del Botànic, y pese a que Compromís entendió como una deslealtad el avance electoral decidido por el socialista Ximo Puig para unir las elecciones con las generales, la campaña ha sido de guante blanco.

Apenas ha habido algunas pullas de Unides Podem, socio externo en esta pasada legislatura, por no haber sido suficientemente valientes con las nuevas políticas y alguna crítica directa de Compromís al PSOE, que no tanto al PSPV, por no haber intentando poner en marcha una nueva financiación autonómica en estos últimos diez meses. Más en busca de que la candidatura de Joan Baldoví pueda lograr un grupo propio en el Congreso que otra cosa.

Lágrimas del PPCV

En la derecha, como ha pasado en el ámbito estatal, el PP de Isabel Bonig ha optado por una campaña sosegada, rebajando el tono empleado durante estos cuatro años en la oposición y también subrayando el valor de la resistencia.

"Ha habido momentos muy duros, muy complicados, muy difíciles pero jamás nos dimos por vencidos, nos levantamos una y mil veces cuando era muy complicado. Reconocimos errores, los asumimos, perdimos perdón pero nunca por ser del PP", ha apuntado interrumpida por alguna lágrima. Al final y al cabo, el peor resultado de la historia del partido le podría valer para recuperar el Palau de la Generalitat.

También como ha pasado en el resto de España, Ciudadanos, alarmado por las encuestas que pronostican que no sólo no adelantará al PP sino que puede ser superado por VOX, ha sido quien más ha arriesgado, también porque el tan vehemente como incendiario Toni Cantó se mueve con soltura en ese escenario.

Una falla retratando como insectos a los dirigentes de otros partidos y un barracón de obra para criticar lo que entienden como una falta de avances en la mejora de la educación, se han colado entre las habituales críticas de "catalanistas" del partido de Albert Rivera.

No ha habido tampoco demasiados reproches entre ambos, y los de Cantó siempre más a los antecesores de Bonig que a ella misma, pues saben que en su mejor escenario están condenados a entenderse. Lo mismo ha pasado con VOX, un partido del que apenas han hablado y al que han evitado criticar cuando se han referido a él.

El partido de Santiago Abascal, con un candidato desconocido a la Generalitat, ha tenido una presencia en la campaña muy puntual pero sonada. Tras una primera semana sin apenas actividad, el domingo el partido ultra avisó concentrando a unas dos mil personas en el pabellón Pitiu Rochel de Alicante y el jueves dobló ese aforo en València. Pese a que no dejaron entrar a los últimos simpatizantes para vender un lleno que no lo fue en el Museo Príncipe Felipe, la imagen fue impactante y eso buscaban. Falta por ver cuántos votos son.