CARRERA HACIA EL 28-A

Sánchez confía en que el músculo del PSC rebaje la crisis en Catalunya

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Iolanda Mármol / Juan Ruiz Sierra

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Cuentan los círculos próximos a Pedro Sánchez que cuando el presidente decidió adelantar las generales al 28 de abril sopesó no solo el regate corto para sorprender a contrapié a Pablo Casado o Albert Rivera, sino que eligió la fecha, también, tras un análisis minucioso del próximo escenario político que se puede abrir en Catalunya. La moción ganada por el <strong>PSC</strong> este jueves pidiendo a Quim Torra que adelante las elecciones sintetiza bien el análisis que hizo entonces el gabinete de Sánchez. A saber. Los socialistas catalanes saldrán reforzados del ciclo electoral que se abre esta primavera (legislativas y municipales).  La presión para que el 'president' llame a los catalanes a las urnas aumentará hasta que, previsiblemente tras las distintas respuestas que las dos almas del independentismo estén dispuestas a dar tras la sentencia del juicio del 'procés', provocarán una ruptura entre ERC y el PDECat que desembocará en un adelanto electoral al Parlament en otoño.

En esos nuevos comicios, el PSOE no se cierra a un tripartito con ERC y los 'comuns' que desaloje de la Generalitat al ala radical de la antigua Convergència, fiel al 'expresident' Carles Puigdemont, en cuya ausencia se allanaría el camino para un mayor entendimiento con el Gobierno que permitiese encauzar el conflicto catalán.

El Ejecutivo socialista ha llegado a la conclusión de que Catalunya lo determina (casi) todo y que si Sánchez repite en la Moncloa solo podrá lograr cierta estabilidad rebajando la polarización de la crisis territorial. Fuentes gubernamentales indican que la crisis catalana continuará siendo el gran reto político, pero aspiran a reconducirla hacia un diálogo dentro de la ley en lugar de caminar hacia el precipicio. Para ello, explican, necesitan tres factores.

Tres claves

Uno. Evitar situaciones de crispación. De ahí que entre las 110 medidas del programa electoral del PSOE no figure Catalunya y que Sánchez evite que entre como tema de campaña.

Dos. Que el PSC obtenga un resultado óptimo en las generales y las municipales. Las encuestas señalan que el liderazgo está reñido entre ERC y el PSC en las legislativas del 28-A. El último estudio, del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), sitúa a los republicanos en primera posición (24,5% del voto y entre 14-15 escaños), seguidos por los socialistas (23,7% y 11-13 escaños). Sánchez necesita que los socialistas catalanes sean primera fuerza en las generales, o al menos se quede cerca de la victoria, para empoderar sus posiciones en Madrid y Barcelona. No aspira a repetir los 25 diputados del 2008, pero sí a aumentar sustancialmente los siete que el PSC consiguió en la última legislatura. En las municipales los socialistas, un partido cuya fuerza tradicional en Catalunya ha venido de los municipios, esperan reconquistar alcaldías perdidas.

Tres. Que ERC, a su vez, se empodere y rompa con el ala dura de la posconvergencia. "ERC tiene que matar a CiU", resumen voces socialistas en Madrid. El entorno de Sánchez considera que la anunciada ruptura del independentismo solo se producirá si los republicanos "barren" en las urnas de generales, municipales y europeas al PDECat. Según sus análisis, el momento más propicio para esa quiebra en el Govern se dará cuando se haga pública la sentencia del juicio del 'procés'. Aunque la vista acumula retraso, el fallo podría estar listo a finales de julio. Los socialistas intuyen que la diferente radicalidad con que ERC y PDECat puedan responder deja margen para la separación que ansían, que provocaría un adelanto electoral.

Pactos en el Palau

Saben los socialistas que esos comicios los ganará por goleada ERC (la encuesta del CEO lo vaticina: 40-43 diputados para los republicanos frente a los 22-24 del PDECat y los 21-23 del PSC). Y aquí se abre otra puerta: un posible gobierno de coalición con los republicanos y los 'comuns', al estilo del antiguo tripartito pero con los de Oriol Junqueras al mando, en el que las políticas sociales vuelvan a tener el protagonismo sobre las iniciativas soberanistas. Fuentes del PSOE admiten que no será "nada fácil", que este entendimiento les provocará múltiples dolores de cabeza en Madrid, con el PP y Cs cargando por su supuesta "entrega" al independentismo, pero creen que esta sería una salida para reconducir el conflicto territorial.

Que Catalunya se instalase en esa nueva pantalla de adelanto electoral afectaría también a la gobernabilidad en Madrid. Si se produce el <strong>previsible bloqueo</strong>, Sánchez, cuyo deseo es lograr la investidura solo con los votos de Unidas Podemos y el PNV (una suma que las encuestas no reflejan por el momento), puede llegar a septiembre sin ser investido por el Congreso y con el conflicto catalán de nuevo incendiado por la campaña electoral de los comicios al Parlament. De ahí la voluntad expresada con insistencia desde el Ejecutivo de formar el nuevo Gobierno "fuerte" antes del verano: Sánchez quiere ser investido antes de que se conozca la sentencia del 'procés'.