CRÓNICA DE LA NO INVESTIDURA

ERC planta cara a Puigdemont

Rueda de prensa de JxCAT en el Parlament.

Rueda de prensa de JxCAT en el Parlament. / periodico

Xabi Barrena / Daniel G. Sastre / Roger Pascual

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Por primera vez en tiempos, ERC ha dejado atrás los atávicos temores que le atenazan en su eterno derbi con el espacio de la antigua Convergència. Los republicanos se han sacudido el miedo a ser arrasados por el entorno mediático y cívico de los convergentes y se han atrevido a decir, sutilmente, que el rey va desnudo. El presidente del Parlament, el republicano Roger Torrentsuspendió el pleno que debía, desafiando al Tribunal Constitucional (TC), investir a Carles Puigdemont como breve 'president'. El disgusto de los posconvergentes, de los del PDECat y los de Junts per Catalunya, fue palpable, cuando no la indignación. Y para rizar el rizo cabe señalar que amplios sectores del propio PDECat no vieron con malos ojos el quiebro de Torrent. El 'Puigdemont contra todos' empieza a cobrarse facturas. Veremos en los próximos días si es un plante temporal.

■ Puigdemont a Comín: "Esto se ha terminado, nos han sacrificado"

Para la finta, Torrent ha usado el viejo truco del judo de emplear la fuerza del adversario para devolver el golpe. El lunes, Puigdemont le mandó una carta en que le requería que protegiese sus "garantías" para optar a la investidura. El presidente de la Cámara, en aras a conseguir esas garantías, algo homérico por cuanto significaría dotarle de una inmunidad judicial que no está en la mano de Torrent, ha aplazado el pleno. El discurso público de los republicanos se ha mantenido en la adscripción sin fisuras a Puigdemont.

La maniobra, de la que ni JxCat ni Puigdemont habían sido informados, ha causado un profundo malestar en los posconvergentes. Hasta el punto de que el propio 'expresident' ha recordado, en un mensaje en vídeo colgado en redes sociales, que el único aspirante a dirigir el Govern es él: "No hay ningún otro candidato posible".

Dejaba así claro que no piensa echarse a un lado. Pese a todo, y aunque ha afirmado que le habría gustado dirigirse a los catalanes "investido", ha dicho que "hay que respetar" la decisión del presidente del Parlament, y ha llamado a la unidad del independentismo.

El porqué de la suspensión

La principal queja de ERC es que las huestes de Puigdemont se han negado, hasta ahora, a consensuar cómo se pasa de la investidura del 'expresident' a la formación de un Govern. No se han previsto escenarios comunes, por ejemplo, para cuando llegue la suspensión del TC. Además, hay hasta otras cuatro razones. Puigdemont no entregó a los republicanos copia alguna de su discurso. Y eso, a pesar de que el voto a su candidatura comprometía seriamente, como avanzaron los abogados, a los diputados con causas abiertas. ERC también ignoraba si el 'expresident' iba a estar o no en el pleno.  

Los republicanos saben que la investidura de Puigdemont sería breve como la primavera en Barcelona. Duraría lo que tardara en llegar la suspensión cautelar del Tribunal Constitucional que, esta vez sí, con hechos consumados, actuaría con todo el ahínco. Ese breve canto del cisne, sin embargo, acarrearía serias consecuencias sobre los miembros de la Mesa y sobre Torrent. Por de pronto, el TC rechazó las alegaciones de Puigdemontrechazó las alegaciones de Puigdemont para su investidura y le recordó que la autonomía parlamentaria no le pone al margen de la ley.

Ante este panorama los de ERC llevan semanas tratando de arrancar de JxCat un buen motivo por el que sacrificar tanto a cambio. Es lo que llaman un plan de Gobierno (tercera razón), un listado de medidas que llevar a cabo. Porque sin ese plan, la plausible imputación de Torrent no solo sería a cambio de nada, sino que sería a ciegas. Por último, tampoco Puigdemont puso sobre la mesa un reparto de áreas de Govern entre ambas fuerzas. 

Suena el teléfono

Así, en la mañana del martes Torrent trató de ponerse en contacto con Puigdemont. Hasta cinco veces. El 'expresident' no se puso al aparato. Y Torrent acabó por adoptar un escenario, el de la suspensión, que en la reunión del lunes entre JxCat, ERC y CUP, se había descartado, según fuentes posconvergentes, por dejar la manija de la investidura en manos del TC.

Junts per Catalunya apenas ha podido disimular su indignación con ERC a lo largo de toda la jornada. Conscientes de que Puigdemont no iba a cumplir –al menos de momento- su promesa electoral de volver a Catalunya, habían preparado un relato épico, salpicado de burlas al Gobierno y las instituciones del Estado.

El plato fuerte de su estrategia de choque era la sesión de investidura. Según los posconvergentes, existía un acuerdo para nombrar a Puigdemont, aunque se convirtiera en un 'president' fugaz. Estaban sobre la mesa opciones como la de que un diputado de JxCat leyera el discurso que había preparado el aspirante. Pero Torrent ha destruido ese relato a las diez de la mañana.

Fuentes de JxCat aseguran que no conocían los planes del presidente del Parlament. "El lunes nos acostamos con un pacto cerrado con ERC y la CUP. No sabemos qué ha pasado", decían diputados posconvergentes. La formación ha buscado durante toda la mañana formas de mantener la presión sobre Torrent: primero aseguraban que el pleno no estaba desconvocado, y que ellos irían a sus escaños a la hora prevista, las tres de la tarde.

JxCat echa el freno

Finalmente se echaron atrás. La escenificación del cisma independentista habría sido demasiado evidente. En JxCat siempre recuerdan que la amenaza de forzar elecciones sigue presente, y consideran que el episodio de este martes no hace sino aumentar la estima popular por Puigdemont: "De momento, quien se ha rajado es ERC, eso es lo que tenemos a día de hoy", sostienen fuentes de la formación.

Pero dentro del PDECat no todo eran caras largas. La dirigente Maria Senserrich ha dado voz a los sectores que expresaban en privado su acuerdo con el aplazamiento dictado por el presidente del Parlament. "Es una decisión correcta dadas las circunstancias", ha dicho en Catalunya Ràdio.

La CUP también ha criticado la suspensión del pleno, y sus diputados también prometieron sentarse en sus escaños a la hora indicada, aunque ellos finalmente sí lo hicieron durante unos minutos. Por la tarde, los anticapitalistas han asegurado que la decisión de Torrent es "la gota que colma el vaso" y que no "participarían" de la política "partidista" que se impone en el Parlament. Eso fue dicho ante los centenares de manifestantes que se congregaron alrededor del parque de la Ciutadella. Unos manifestantes que llegaron a romper el cordón policial y a invadir las cercanías del Parlament. La tensión subió hasta registrarse cargas policiales, antes de que los asistentes acamparan.