Elecciones 12M
Joaquim Coll

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Historiador

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Junqueras, a la cárcel

El votante independentista que piensa con la cabeza debe estar desolado

Archivo - El presidente de ERC, Oriol Junqueras, comparece en una rueda de prensa, a 2 de noviembre de 2023, en Barcelona, Catalunya (España).

Archivo - El presidente de ERC, Oriol Junqueras, comparece en una rueda de prensa, a 2 de noviembre de 2023, en Barcelona, Catalunya (España). / Lorena Sopêna - Europa Press - Archivo

Realmente, ¡vivir para ver! Tras la amnistía, que el ministro Félix Bolaños ha repetido hasta la saciedad que abría el camino a la concordia, la paz social y la superación de los errores del pasado, Carles Puigdemont afirma desafiante desde Francia que regresa para culminar la secesión que dejó a medias en 2017. Por su parte, Oriol Junqueras, tan proclive al martirologio, se declara dispuesto a volver a la cárcel para lograr la independencia. Ambos transmiten señales de derrota anticipada. Ni el uno ni el otro han aprendido nada del pasado, pero mientras el primero juega a ser el listo, el republicano insiste en el rol de bobalicón. Hace seis años y medio, Puigdemont huyó en el maletero de un coche con destino a Bélgica, donde las cosas no le han ido mal del todo. Ha logrado ser eurodiputado, que ningún juez europeo quisiera extraditarlo y, finalmente, vendiendo sus siete votos a Pedro Sánchez, ha obtenido una amnistía que ni en sus mejores sueños creía posible. Junqueras, en cambio, hizo tres años y medio de cárcel, no pudo ir a Bruselas, ha perdido todos los recursos ante la justicia, y a fecha de hoy sigue inhabilitado. Por eso, a diferencia del expresident fugado, todavía no puede ser candidato en unas elecciones. 

Pese a todo, Junqueras insiste en regresar a la cárcel, lo cual indica que lo más probable es que, si las fuerzas separatistas sumasen mayoría y retomasen el 'procés', volvería a cometer los mismos errores que en el pasado. A Puigdemont, en cambio, lo de estar entre rejas es un sacrificio que no se le pasa por la cabeza, y volverá a España cuando la amnistía sea efectiva de verdad. Se la jugaría solo para la investidura, si ganase, que él llama “restitución” como si nada hubiera cambiado desde 2017. Con estos mimbres, el votante independentista que piensa con la cabeza debe estar desolado. No es extraño que muchos deseen en su fuero interno que gane Salvador Illa, a ver si por fin alguien se encarga de la gestión, de las cosas del comer. Y en un rincón se queda Puigdemont, haciendo de “vivales”; y en otro, Junqueras, acariciando otro martirio carcelario.

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