Periodista
Sergi Sol
Periodista
El visionario Giró
Mandaron que callara, puesto que el planteamiento del entonces conseller de Economía no casaba con la retórica insurreccional de Puigdemont que seguía furioso fuera del terreno de juego
El exconseller Jaume Giró más que visionario era pragmático cuando quiso sacar las cuentas adelante con los de Salvador Illa tras aprobar las anteriores con los Comuns. Sabía el aplicado Giró que al final iba a ser el camino a seguir. Estricto posibilismo. Y eso pese a que Junts, su partido, le pedía que embarrancara los presupuestos para desgastar a Aragonès. Lo que da buena cuenta de la incomodidad con la que Waterloo vivía su posición subalterna en el Govern. Con esa actitud la suerte del Govern de coalición estaba cantada.
No tuvo tiempo Giró de materializar la mayoría deseada. Una maniobra tan tosca como deliberada -el anuncio de una moción de confianza- dio al traste con el incipiente acuerdo y precipitó la ruptura del Govern. Y también fue Giró quien, tan visionario como pragmático, planteó la necesidad de dejar de ir a por uvas y recuperar la negociación para mejorar la financiación de Catalunya con los mismos argumentos con los que las patronales catalanas lo piden hoy por enésima vez.
El caso es que cuando Giró planteó, siendo conseller, recuperar la máxima unidad política posible (en una entrevista en EL PERIÓDICO) para acometer el reto gigantesco de mejorar la financiación, dos significados dirigentes de Junts le dieron un tirón de orejas porque esa demanda era ‘política autonomista’. Mandaron que callara, puesto que el planteamiento del entonces conseller de Economía no casaba con la retórica insurreccional de Puigdemont que seguía furioso fuera del terreno de juego. Decía no querer jugar a ese juego (política española), pero solo era porque no necesitaban contar con él. Sus votos eran irrelevantes. El problema de Puigdemont jamás fue que se negociara. El problema era de protagonismo, el verdadero problema era quién negociaba.
Va para dos años que el president legítimo sacó a Junts del Govern. Casi, diríase, a empujones. Y aquel anatema que verbalizó Giró cobra vigor y va a ser uno de los temas en la mesa para negociar los próximos presupuestos de Pedro Sánchez. No solo para el Govern. También en Junts que vuelve a plantear la necesidad de un pacto fiscal aunque sea con una propuesta grandilocuente. De máximos. Parece que ahora, aunque a la chita callando, le dan la razón a Giró. Trabajar acuerdos y utilizar la fuerza de los votos en Madrid para exigir una demanda tan transversal como la que ha hecho suya el Foment de Sánchez Llibre.
Claro que ahora bien podría darse una paradoja: los de Puigdemont aprobando las cuentas del Gobierno español y, en el mismo curso, suspendiendo las del Govern de la Generalitat. A pies juntillas con los Comuns, que en Barcelona se ponen muy flamencos mientras en Madrid compran sin rechistar los argumentos posibilistas de Susana Díaz.
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