Elecciones en Catalunya
Sergi Sol

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Periodista

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Solo Puigdemont cuenta para el 12M

Para la primera vuelta, si no cambian mucho los sondeos, solo hay una posibilidad. Y es el líder de Junts, siempre que haya una mayoría independentista en el Parlament y esta se avenga a votar al Legítimo

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Carles Puigdemont, en ‘Més 324’, TV3.

Carles Puigdemont, en ‘Més 324’, TV3.

Trias es un hombre honesto que está de vuelta, si no de todo de buena parte. Él, sí. Tal vez por eso no se corta y dice lo que se le antoja conveniente o desea. Otros llevan mareando la perdiz siete años, a cuenta de prometer el reino de los cielos. Pero a veces se nos despista el malogrado exalcalde de Barcelona.

Por mucho que Trias insinúe o priorice un acuerdo entre Illa y Puigdemont, que permita al socialista llegar al Govern de la Generalitat, caso de ser el más votado, su deseo (o predicción) no se va a producir tras el 12M. Tal vez sí en una segunda vuelta, tras las vacaciones de verano. Jamás en primera. Además el Legítimo sabe que lo de la amnistía no es para mañana pero, con suerte, sí para el otoño. La segunda vuelta sería, por tanto, una segunda oportunidad.

Claro que luego estarían las preferencias de Illa si es que puede escoger. Si Junts no está en el Gobierno Collboni no es porque Trias no lo haya intentado. Es porque el alcalde Collboni no ha querido. Como tampoco está Colau. No por falta de ganas. Sino porque Collboni no la quiere ni en pintura. Claro que esta, despechada, se ha tomado el desquite, cargándose la legislatura catalana y, de postre, poniendo más dificultades aún a la española.

Para la primera vuelta, si no cambian mucho los sondeos, solo hay una posibilidad. Y es Puigdemont, siempre que haya una mayoría independentista en el Parlament y esta se avenga a votar al Legítimo. Y que el enésimo anuncio de Puigdemont de volver no sea el enésimo farol. Lo cual - si es por la actitud que muestran los encausados por Tsunami Democràtic- parece más que improbable, si como cuentan por Waterloo ‘la seguridad’ es la prioridad.

Aragonès, por el contrario, lo tiene crudo. No por el resultado sino porque Puigdemont no contempla ni remotamente darle su bendición. Si algo tiene claro Puigdemont es que, de perdidos al río y antes Illa que Aragonès. O bloquear la investidura indefinidamente mientras pueda. Pero todo tiene un límite y ahí es donde cobraría vigor la tesis de Trias.

Puigdemont es mucho Puigdemont. Ya no amaga con independencia exprés alguna, ni con épicos retornos que abran las puertas del paraíso. Puigdemont ya es principio y fin. Es un maestro embelesando a sus huestes, que contemplan como un milagro -o más por necesidad que por convicción- cada conejo que se saca de la chistera.

Hace mucho tiempo que esto ya no va de alcanzar la costa de Ítaca. Va de hacerse con el mando del mismo poder autonómico que desde Waterloo tanto se ha despreciado para encumbrar capitalidades como Waterloo u órganos fantasiosos al servicio de una causa que solo sirven a un nombre y sus intereses: Carles Puigdemont, el Legítimo.

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