Apunte

Todos contentos, menos los Comuns

Republicanos y socialistas ofrecen por segundo año consecutivo un ejemplo de responsabilidad y afianzan el ejercicio de la transversalidad política

El president Aragonès y el líder del PSC, Salvador Illa, la semana pasada en el Parlament.

El president Aragonès y el líder del PSC, Salvador Illa, la semana pasada en el Parlament. / Andreu Dalmau / Efe

Jordi Mercader

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Todos contentos con el pacto presupuestario entre el gobierno minoritario de la Generalitat presidida por ERC y el PSC, el primer partido de la cámara, relegado a la oposición. Republicanos y socialistas ofrecen por segundo año consecutivo un ejemplo de responsabilidad, afianzan el ejercicio de la transversalidad política malherida en la etapa del 'procés' y mandan un mensaje de tranquilidad a Pedro Sánchez. Junts sigue haciendo ostentación de su desinterés por la gobernación del país, pero puede señalar a ERC como un partido sucursalista, en la línea de la CUP, y esto parece compensarles. PP y Vox estarán exultantes de poder acusar al PSC de colaborar con los enemigos de España.

No todos están satisfechos con el resultado. El partido de Ada Colau se queda en tierra de nadie. Los Comuns, prisioneros en un casino, quieren poner a prueba durante algunos días la fuerza política que les queda tras la pérdida de la alcaldía de Barcelona, especulando con la predisposición del PSC y ERC a reincorporarlos a la centralidad gubernamental en el Parlament y en el Ayuntamiento de la capital. Pere Aragonès y Salvador Illa, tras la experiencia de las cuentas de 2023, se lo han puesto fácil, han dejado fuera de la letra de los pactos presupuestarios sus acuerdos particulares.

La reedición del pacto presupuestario entre ERC y PSC podría hacer creer que entre estos dos partidos hay algo más que intereses coyunturales, algo así como una apuesta de futuro que no hace tanto hubiera parecido un improbable metafísico por las razones que todo el mundo recuerda. Un espejismo. Los socialistas, relegados a la oposición por un pacto entre independentistas que duró cuatro días, rompen el esquema garantizándole al gobierno minoritario un plácido final de legislatura. No obstante, resulta difícil de creer que en un escenario a la inversa como el que dibujan los sondeos, los republicanos faciliten la gobernación en minoría de Salvador Illa. Entre pedir y ofrecer siempre habrá un referéndum de por medio.

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