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Menos alcaldesa de Ripoll y más Morad: cuando la inmigración es esencial

El rapero de L'Hospitalet Morad, antes de la entrevista con EL PERIÓDICO

El rapero de L'Hospitalet Morad, antes de la entrevista con EL PERIÓDICO / JOAN CORTADELLAS

Gemma Martínez

Gemma Martínez

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La inmigración ordenada es esencial para el progreso, la diversidad, la cohesión social y la participación democrática de las sociedades avanzadas. Glosar las bondades de los flujos extranjeros solo por su participación en la demografía, el mercado laboral, el comercio de última hora o el ámbito de los cuidados es reduccionista y contribuye poco a abordar el que es uno de los grandes retos del siglo XXI. Igual de imprescindible es que los inmigrantes se integren y convivan de forma pacífica, con derechos y deberes compartidos. El futuro se ha de construir entre todos.

Pero sería una irresponsabilidad cerrar los ojos y creer que la realidad es así. Países como España se ven desbordados por la llegada de inmigrantes, unos flujos cuya gestión pública necesita mejorar. Se ha de agilizar la acogida y regularización cuando corresponda -hoy es eterna-, evitar la segregación y combatir las dificultades actuales de acceso a la vivienda, la sanidad y la educación. No hacerlo contribuirá a agravar las desigualdades que convierten a los inmigrantes en un colectivo vulnerable al riesgo de exclusión, incluidas las segundas generaciones ya nacidas aquí, y podrá alentar a que parte de ellos sobrevivan al margen de la ley.

Resulta urgente realizar un debate con los agentes sociales, políticos y económicos, que ha de ser profundo y sereno, apoyándose en cifras más que en emociones y percepciones y alejándose de la polarización y del fango político. Falta un diagnóstico sobre la inmigración del que puedan salir propuestas consensuadas y soluciones estructurales; solo así se evitará caer en las falacias que tanto alimentan el relato xenófobo de parte de la derecha y de la extrema derecha y la corriente buenista de la izquierda.

En este contexto, los medios de comunicación deben fomentar el debate, fiscalizar al poder público, narrar las buenas prácticas que existen, denunciar las vulneraciones de derechos y evidenciar verdades como que la multirreincidencia delictiva nada tiene ver con la inmigración. Así lo hace EL PERIÓDICO. La exclusiva de Elisenda Colell sobre las lamentables limitaciones al empadronamiento en Ripoll o la entrevista de Ignasi Fortuny al polémico pero también reflexivo y certero rapero Morad son dos buenos ejemplos. Habrá más.

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