Tras la victoria de Milei

Los salvapatrias

Uno se pregunta por qué la gente les vota y la respuesta es que probablemente les beneficia el voto en contra, les votan los que no quieren una alternativa que les parece aún peor como Hillary Clinton o Lula y que ahora han votado contra el peronismo endémico en su corrupta versión kirchnerista

Perfil interactivo | ¿Quién es Javier Milei? El ultra histriónico

Dolarización de Argentina: ¿en qué consiste la propuesta estrella de Milei?

Milei

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Jorge Dezcallar

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A mí la elección de Javier Milei como presidente de la República Argentina, un cambio radical, me parece con todo respeto una mala noticia aunque comprendo que la alternativa tampoco era nada apetecible. Al final Milei, con su sierra mecánica a cuestas se impuso a Sergio Massa, candidato peronista y ministro de Economía que tiene la responsabilidad de una inflación del 142% y a 40% de los argentinos bajo el umbral de la pobreza. No acierto a comprender cómo alguien con esa herencia se atreve a candidatarse a nada, aunque últimamente estamos viendo cosas raras también en otros lugares. Y no sean malpensados porque lo que tenía en la cabeza es la elección norteamericana de 2024 entre un presidente de 82 años y muy baja popularidad y un energúmeno apenas tres años más joven que tiene abiertas cuatro causas penales con un total de 90 cargos, en la que lleva camino de ser otra elección entre Guatemala y Guatepeor. Y por increíble que parezca, Trump puede ganar. Cuesta creer que en un país con más de 300 millones de habitantes no se encuentren candidatos más atractivos.

Argentina merece más suerte porque es un país que lo tiene todo menos buenos gobernantes. Desde su independencia en 1816 ha dejado ocho veces sin pagar su deuda soberana, tres veces en lo que llevamos de siglo, y en este momento debe 43.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional y la deuda del Tesoro Nacional asciende a 420.000 millones de dólares, que se dice pronto. Parece mentira que hace un siglo tuviera una renta mayor que Francia o Alemania. Era cuando Caruso y Josephine Baker iban por allí. Y medio siglo antes el cubano José Martí se interrogaba sobre cuál iba a ser la potencia hegemónica en las Américas del siglo XX y dudaba entre Argentina y Estados Unidos. Ya no hay dudas.

El que estos días se compare a Milei con Trump o con Bolsonaro, que le han felicitado efusivamente (Trump ha anunciado que viajará a Argentina) no es para tranquilizar a nadie, y uno se pregunta por qué la gente les vota y la respuesta es que probablemente les beneficia el voto en contra, les votan los que no quieren una alternativa que les parece aún peor como Hillary Clinton o Lula y que ahora han votado contra el peronismo endémico en su corrupta versión kirchnerista. La gente quiere cambio, en este caso liberalismo, algo diferente de lo que ya conocen y no les gusta y aplauden cuando los populistas les engañan al decir que van a “drenar el pantano” (Trump) o “acabar con la casta”, como aseguraba Pablo Iglesias y ahora repite Milei. Otros como Farage prometían recuperar soberanía con el Brexit y así les va. Ahora gobiernan en Italia con Meloni y pueden hacerlo en los Países Bajos con el recentísimo éxito de Gert Wilders, más conocido por lo que no quiere que por lo que quiere porque es anti-Europa, anti-emigrantes y anti-Islam. Menos mal que a los populistas les ha ido peor en Polonia y que tanto Vox como Podemos han bajado en España. No perdamos la esperanza.

Algunas de las reformas radicales que propone Milei con su “anarcocapitalismo” no son fáciles de implementar como la dolarización de una economía del tamaño de la argentina, la abolición del Banco Central, o la anunciada privatización de cuanto sea privatizable, desde YPF y los ferrocarriles hasta la televisión y radio públicas. Recuerda a Menem. No lo tendrá fácil porque Milei no tiene detrás un partido que le dé cuadros y escaños y dependerá del respaldo de la derecha tradicional que le ha apoyado en la elección, pero que puede no querer acompañarle en tanta radicalidad, y además tendrá enfrente a una feroz oposición peronista. Sobre el papel, Milei es un presidente muy débil.

Otra razón por la que estos populistas que venden humo llegan al poder hay que buscarla en la pérdida de identidad de los partidos políticos tradicionales que cambian hasta quedar irreconocibles como nuestro PSOE, se ven envueltos en interminables casos de corrupción, no dejan que entre aire con sus listas cerradas, y atienden más a sus propios intereses que a los de la ciudadanía que dicen representar... hasta acabar deteriorando la democracia que los sustenta. Es entonces cuando surgen “salvadores de la patria en peligro” cuando los realmente peligrosos son ellos: Milei, Trump o Bolsonaro, por ejemplo.