Limón & Vinagre
Josep Cuní

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Periodista.

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Javier Milei: el hartazgo argentino

Hay que sentirse muy abandonado para echarse en manos del candidato de La Libertad Avanza, autoproclamado anarco-capitalista en la teoría y liberal libertario en la vida real

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El candidato de La Libertad Avanza a la Presidencia de Argentina, Javier Milei, vota en la Universidad Tecnológica Nacional, hoy en Buenos Aires (Argentina)

El candidato de La Libertad Avanza a la Presidencia de Argentina, Javier Milei, vota en la Universidad Tecnológica Nacional, hoy en Buenos Aires (Argentina) / EFE/ Juan Ignacio Roncoroni

José Díaz Ouro, viudo y con un hijo, emigró de Galicia a Buenos Aires a los 35 años. Corría 1880. La capital argentina está buscando su momento, respirando los aires arquitectónicos del París de los bulevares pero también sorteando las influencias de las minorías que fundaron la ciudad a base de violencia y corrupción. Tres generaciones viven, sufren, gozan y celebran lo mejor y lo peor de un tiempo que acaba en la denominada Década infame. Cuando un Carlos Gardel en la cúspide convierte el tango 'Cambalache' en la banda sonora del momento entonando aquello de “que el mundo fue y será una porquería ya lo sé”, mientras que la literatura encumbra a Jorge Luis Borges como aquel referente que advierte que a Argentina no la une la alegría sino el espanto.

Hay que leer 'Frontera sur', de Horacio Vázquez Rial (Alfaguara, 1994), para hacerse una idea de cómo los vientos de antaño no han dejado de levantar todas sus tempestades posteriores hasta llegar a las políticas actuales de un país que tiene en el peronismo lo mejor y lo peor y a los Kirchner en la diana. Y esto lo convierte en una corriente incorregible por mucho que su candidato Sergio Massa quiera disimularlo. Lo tenía difícil en tanto que ministro de Economía del Gobierno saliente que deja una inflación acumulada este año superior al 100%. A pesar de ello, ha ganado la primera vuelta y pasa a la siguiente y decisiva de unos comicios en los que la ciudadanía deberá elegir entre lo malo conocido y lo incierto por conocer. Y la incógnita populista la representa Javier Gerardo Milei (Buenos Aires, 22 de octubre de 1970).

Al polemista economista y comunicador le cede su apoyo Patricia Bullrich, la tercera en discordia, también ansiosa de cambio pero apeada por una ciudadanía rota, harta y despreocupada que dice no tener ya nada que perder. Que su vida se basa en los cálculos permanentes a los que obliga un salario que no da para nada ante unos precios que alteran constantemente la realidad movidos al margen de la oficialidad. Así están las cosas en el país de las grandes riquezas naturales y las pocas oportunidades reales.

Hay que sentirse muy abandonado para echarse en manos del candidato de La Libertad Avanza, autoproclamado anarcocapitalista en la teoría y liberal libertario en la vida real. Un seguidor de las políticas económicas más ultras y antiintervencionistas, al estilo Milton Friedman, en honor del cual bautizó con el mismo nombre de pila a uno de sus perros.

Antiabortista y defensor de la venta de órganos entre particulares, negacionista del cambio climático y del terrorismo de Estado que sufrió el país, partidario del uso de armas y contrario a la educación sexual y a la propiedad intelectual, el candidato Milei sortea todos los meses su sueldo de diputado entre un millón de compatriotas que se inscriben para alcanzar el botín de 200.000 pesos -poco más de 500 euros al cambio oficial, multiplicado en el mercado paralelo del denominado 'dólar blue' a través de los conocidos “arbolitos”- mientras su predicador anuncia que eliminará el Banco Central, reducirá los impuestos y el gasto público en un espíritu de coherencia que se basará en un despido masivo de personal en el sector público para centrar la economía en la potenciación del sector privado.

Y el tango sigue: el que no llora no mama y el que no afana es un gil.

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