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El elefante de la amnistía

Si el PSOE acepta la amnistía deberá explicar que su cambio de postura no obedece a intereses particulares

Los presos del ’procés’ abandonan la cárcel tras el indulto del Gobierno.

Los presos del ’procés’ abandonan la cárcel tras el indulto del Gobierno.

El debate de investidura de Feijóo ha concluido con el fracaso previsto y ahora empieza el turno de Pedro Sánchez. Sobre la mesa de negociación con ERC y Junts per Catalunya, dos cuestiones, la amnistía a los encausados y condenados por las distintas acciones vinculadas al ‘procés’ soberanista y la celebración de un referéndum, ambas rechazadas de manera reiterada por los socialistas. 

La condición del referéndum, hasta esta semana, no figuraba formalmente en la agenda. Se ha incorporado como consecuencia de una resolución conjunta de ERC y Junts en el marco del debate de política general, celebrado también esta semana en el Parlament, en la que supedita el voto favorable a la investidura de Sánchez al compromiso de trabajar para hacer efectivas las condiciones para la celebración de un referéndum. La fórmula es muy imprecisa, ya que no se especifica qué tipo de referéndum, algo que muy probablemente esté vinculado a la propuesta de acuerdo de claridad que verá luz en una semanas, una vez los académicos hayan concluido sus trabajos, pero eso no ha impedido que los socialistas, en un insólito comunicado conjunto de PSC y PSOE, hayan dado carpetazo a la cuestión. Sin embargo, quieran o no, tendrán que volver sobre ella si no quieren verse abocados a una repetición electoral. E incluso así. En cambio, mantienen un silencio sepulcral sobre la amnistía.

A pesar de ello, esta cuestión ha protagonizado el debate de investidura. Feijóo empezó y acabó hablando de ella, con una exhortación directa a Pedro Sánchez, que no obtuvo respuesta. Los partidos independentistas, por su parte, la dan por descontada, inclusive afirman que se han producido intercambios de papeles. Pero el Gobierno no suelta prenda

Los socialistas han repetido por activa y por pasiva, desde que llegaron al poder, que hay que desinflamar la situación política en Catalunya. Fue ese el posicionamiento que les llevó a instituir la mesa de diálogo, que suponía la aceptación del marco mental independentista del conflicto Catalunya-España, a conceder los indultos y a reformar el código penal en relación a los delitos de sedición y de malversación. En cambio, respecto a la amnistía, su oposición siempre ha sido frontal: consideraban que tal medida no tenía cabida en la Constitución, que suponía reconocer como ilegítima una democracia plena como la española, que atentaba contra el imperio de la ley y que era una medida que solo se aplicaba en casos excepcionales, como transiciones. En definitiva, todos los argumentos que hoy siguen defendiendo quienes se oponen a la medida. 

Si finalmente la amnistía, o una ley con efectos análogos, acaba siendo la condición 'sine qua non' para la investidura y la aceptan, deberán explicar muy bien que su cambio de postura no obedece solo a intereses particulares. Feijóo afirmó en el debate de investidura que la amnistía era éticamente inaceptable. Pero hay que recordar, si de ética se trata, que para el utilitarismo resulta éticamente aceptable aquello que produce mayor felicidad a un mayor número de personas. La amnistía, por tanto, solo debería plantearse si produce un beneficio general, algo que no es evidente dada la oposición que suscita. De lo contrario, corre el riesgo de convertirse en un privilegio, es decir una ley para uno mismo. Y en democracia los privilegios son inaceptables.