Ciudades del futuro

La Línea, una aberración urbana

¿Es posible vivir dentro de una muralla de 170 kilómetros de largo por apenas 200 metros de ancho?

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Juli Capella

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Muchos disparates urbanísticos y arquitectónicos, afortunadamente, no pasan del dibujo. Lo llamamos arquitectura de papel, y sirve para entrenar la mente y divertirse. Allí cabe todo. Pero algunas utopías amenazan con hacerse realidad. A base de petrodólares. ¿Han oído hablar de La Línea? No del metro, ni del bingo, ni de coca... The Line es una ciudad con ínfulas ejemplificantes, va de ecológica, la promoción urbana más grande del mundo. Una ciudad absurda.

Háganse una idea: una muralla de 500 metros de alto (como el Empire State Building) por 200 de ancho (casi dos manzanas del Eixample) con 170 kilómetros de longitud, de Tarragona a Palamós. Un enorme bloque rectilíneo entre dos fachadas de vidrio espejo, en medio del desierto. Una línea rotunda, como las artificiosas fronteras en los mapas dibujados en despachos de burócratas. La ocurrencia es del príncipe Mohamed Bin Salmán de Arabia Saudí, el dictador conocido como inductor del asesinato del periodista Jamal Khashoggi, y donde se ejecutaron 144 personas el año pasado. En este caprichoso juguete pretende aprisionar a nueve millones de personas dentro de pocos años.

No es casual que el jefe de desarrollo urbano de este proyecto sea Antoni Vives. Fue mano derecha y responsable de urbanismo durante el mandato de Xavier Trias como alcalde. Triste etapa desde elpunto de vista urbanístico, donde se cacareó el mantra de la Smart City, pero sin mejoras para los vecinos. Además, Vives fue involucrado en la trama del 3% de financiación de Convergència, y acusado de prevaricación, tráfico de influencias, malversación de fondos públicos y falsedad documental. Fue condenado en firme y aceptó los cargos para no entrar en prisión. Se fue y ahora su jefe es Bin Salmán. No sabemos si también habrá contratado como asesor urbanístico a Leslie, cantante de los Sirex, como hizo aquí en Barcelona Regional. 

La construcción del proyecto arrancó en 2016 y en la reciente Bienal de Venecia se han exhibido maquetas y vídeos que han disparado la polémica. Está claro que el proyecto resulta descabellado desde el punto vista racional. No hay por dónde cogerlo. Tampoco resulta creíble, como afirman, que vaya a ser un proyecto 100% ecológico con huella 0 de carbono. Solo su construcción, se ha calculado, supondría un gasto energético como el de la ciudad de Londres durante cuatro años. Destacados arquitectos de renombre, como Peter Cook, Morphosis, Adjaye, Fuksas… han aceptado participar en el engendro. Cuando pensábamos que el arquitecto estrella estaba estrellado, resulta evidente que con un buen incentivo económico olvidan los escrúpulos éticos que dicen defender. Aun y así al príncipe megalómano le han parecido poco fantásticas sus propuestas, por lo que ha contratado a directores arte del mundo del cine, para darle más emoción al escenario.

Cuando ya sabemos de forma inequívoca que el planeta se agota, resulta sorprendente ver propuestas de este calado. Pensar que la tecnología va a solucionar cualquier problema enfrentándose a la propia naturaleza es iluso y delirante. Este proyecto nos habla de una interesante disyuntiva sobre las ciudades del futuro. ¿De verdad a alguien le va a apetecer vivir emparedado en un gran muro entremedio de dunas? ¿O es mejor aliarse con la naturaleza?

El enésimo parque temático

La gente pudiente no irá a atrincherarse en un lugar tan feo e inhóspito, por muy seguro que sea el sitio. Y si ha de ser un lugar de internamiento para nueve millones de trabajadores tampoco se entiende qué van a hacer allí, emparedados a cientos de metros por debajo de la luz y el aire natural. En realidad esto no es más que la típica operación turístico-inmobiliaria con gancho futurista y a lo bestia. El enésimo parque temático, para cuando ya no tengan petróleo.

La Línea es solo uno de los proyectos que hay dentro del programa Neom en Arabia Saudí. Hay otros divertimentos, como una surrealista montaña nevada para esquiar en el desierto, diseño de Zaha Hadid. En total una inversión de 500.000 millones de dólares que supone el mayor greenwashing de la humanidad, pagado precisamente extrayendo el petróleo que está contaminando todos los rincones del planeta. Tan cínico que asusta. Creo que acabará como la ruina más cara del mundo.

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