Pactos tras el 28M

¿Hará ERC alcalde a Collboni?

Todo dependerá de si se impone la lógica largoplacista de Oriol Junqueras, una perspectiva más presentista del presidente Pere Aragonès o una lógica más personal, la de Ernest Maragall

Oriol Junqueras.

Oriol Junqueras. / MARC PUIG

Astrid Barrio

Astrid Barrio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Xavier Trias ha ganado las elecciones en Barcelona, si se entiende por ganar quedar en primera posición. Sucede sin embargo que en un sistema de matriz parlamentaria como el nuestro, en realidad, no siempre quien gana las elecciones acaba formando gobierno, ya que eso depende de quién sea capaz de conseguir una mayoría absoluta. En las elecciones locales, para conjurar la repetición de los comicios que sí puede darse en otros niveles de gobierno, si ningún partido o coalición logra la mayoría absoluta queda investido automáticamente como alcalde el candidato de la fuerza más votada. Esta circunstancia da una cierta tranquilidad al vencedor de los comicios siempre que no haya una mayoría alternativa. Y aunque Xavier Trias desde la misma noche electoral se ha dado por alcalde, lo cierto es que existe, como mínimo, una mayoría ideológicamente conectada y viable formada por PSC, Comuns y ERC que podría dar la alcaldía al socialista Jaume Collboni. Y si esta posibilidad ya se empezó a intuir cuando Collboni anunció que no renunciaba a nada, y cuando Colau exhortó a PSC y a ERC a hablar, el adelanto de las elecciones generales por parte de Pedro Sánchez no hace sino reforzar los incentivos tanto materiales como simbólicos existentes en favor de esta posibilidad por mucho que desde algunos ámbitos de ERC se haya negado esa posibilidad.

Incentivos

Para el PSC supondría recuperar una plaza histórica y consolidar su hegemonía en las capitales de provincia catalanas mientras que para Pedro Sánchez significaría exhibir al menos una bandera roja en la segunda ciudad de España, tras la dolorosa pérdida de Sevilla. Y además en un contexto de alta incertidumbre disponer de Barcelona sería una fuente elevadísima de incentivos selectivos que permitiría al PSC (y al PSOE) y una cómoda pista de aterrizaje para muchos de sus cargos en el Gobierno central para sortear con mayor confortabilidad una eventual travesía en el desierto. Para los Comuns, a pesar de estar en una posición subordinada, les permitiría mantener el relato de las bondades de una coalición de izquierdas, una cierta continuidad de sus políticas así como la garantía de la supervivencia material de la organización.

Para ERC, en cambio, debería suponer la salvaguarda por parte del PSC de que a cambio de hacer a Collboni alcalde se podría agotar la legislatura con tranquilidad e incluso arrancar un compromiso respecto del acuerdo de claridad, al tiempo que evitaría que su principal rival, Junts per Catalunya, se hiciese, y probablemente en solitario, con la mastodóntica administración de Barcelona que le permitiría recolocar a muchos de los cuadros perdidos con su salida del Govern y estar así en mejor disposición de competir.

Todo dependerá de la correlación de fuerzas internas y tipo de cálculo que se imponga en ERC, si una lógica más largoplacista que es avalada por Oriol Junqueras, una perspectiva más presentista, seguramente la del presidente Pere Aragonès, o una lógica más personal, la del propio Ernest Maragall. Pero ERC se la juega en Barcelona y deberá decidir entre si pan para hoy y quizás hambre para mañana o si hambre hoy y seguramente hambre mañana.

Suscríbete para seguir leyendo