Artículo de Alejandro Giménez Imirizaldu

Trampas y cartones

La 'tasa Amazon' tiene por objeto obtener algún retorno del abuso que los colosos del reparto hacen de calles y contenedores. Bienvenida sea

La 'tasa Amazon' por el reparto de productos 'online' entra en vigor la próxima semana en Barcelona

La 'tasa Amazon' por el reparto de productos 'online' entra en vigor la próxima semana en Barcelona

Alejandro Giménez Imirizaldu

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Entra en vigor la 'tasa Amazon', un impuesto municipal para operadores de mercancías que facturan más de un millón de euros. Son 26 empresas que realizan entrega masiva de paquetes a domicilio en Barcelona. Amazon, a la cabeza, empezó vendiendo libros. Hoy despliega un sistema logístico que te lleva de todo a casa en pocas horas. Su facturación alcanzó en 2022 los 513.000 millones de dólares. La tasa tiene por objeto obtener algún retorno del abuso que estos colosos del reparto hacen de calles y contenedores. Bienvenida sea. Solo faltaba en el tráfico un alud de furgonetas diésel y camiones de basura. Vistas sus cifras poco va a dolerles. 

El nuevo centro de distribución de Amazon se ubica en el polígono del Torrent de l’Estadella, sobre una parcela de 30.000 m2. En urbanismo, un polígono es un sector de contorno angular ubicado al margen. Acostumbran a emerger en tierra ignota, suelo barato. Pero queda tan poca superficie industrial en nuestra ciudad que se ha convertido en especie protegida, un lince ibérico del urbanismo municipal. O se cuida o se extingue. La regeneración del tejido productivo de Barcelona presenta desafíos y oportunidades. Entre los retos, la amenaza de la deslocalización, una dimensión modesta -32.000 trabajadores-, economía atomizada, cadenas de producción cortas, investigación exigua, envolventes de baja calidad arquitectónica y una urbanización discontinua, descuidada. La industria local acumula décadas de abandono. Las fábricas no aportaban glamur a la ciudad. Talleres, factorías y almacenes ocupan mucho y votan poco. Esa indiferencia castigó también al patrimonio fabril. Quedan algunas chimeneas, vestigios indultados. Carme Ribas, arquitecta y urbanista defensora de una ciudad dinámica aporta ideas: una industria multiplanta. Hay antecedentes. Desde las casas fábrica a las estupendas ‘warehouses’ del Poblenou, con esos techos que aguantan toneladas, grandes montacargas y la escalera por fuera. Bajar la ocupación, que ahora es del 80-90%. Traduzco: para sacar camiones de la calle y que pueda uno pasear o tomarse un quinto en los polígonos, la carga y descarga debe realizarse dentro de los recintos. Así cabría algún árbol fuera. Laia Grau, gerente de urbanismo, da cuenta del trabajo que, junto a los técnicos de Sant Adrià, ha condicionado la actividad de Amazon a una mejora de la red viaria del sector y a un horizonte de flota totalmente eléctrica. La semana que viene, explica, entra en vigor la licencia de reparto, que obliga a grandes comercios a disponer de espacios adecuados para los 'riders', cuyas condiciones de trabajo no son solo laboral y económicamente tramposas sino fisiológicamente inaceptables. Además se limitan, como hace París, las ‘black kitchens’ y los supermercados fantasma.

¿Qué más puede hacer uno? Bucear entre las cajas que bloquean la puerta y salir a la calle. El pequeño comercio espera con una sonrisa y los brazos abiertos. Si no queda satisfecho, vuelva. Se ahorrará usted trampas. Y cartones.

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