Artículo de Álex Sàlmon

Conspiraciones contra Serrat

La historia del cantante siempre ha sido la misma. Ni gustó a los franquistas de la dictadura porque cantaba en catalán, ni satisfizo, ni satisface al nacionalismo catalán porque también lo hace en castellano.

Concierto de despedida de Serrat en Barcelona

Concierto de despedida de Serrat en Barcelona. / FERRAN NADEU / VÍDEO: EFE

Álex Sàlmon

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No fui al último concierto de Serrat porque habría acabado llorando. Difícil explicar la conexión que se puede tener con un cantante con el que solo has coincidido dos o tres veces. Fue Quico Sabaté quien nos presentó en Begur, donde Serrat tuvo una casa. “Vamos subiendo la cuesta que arriba en mi calle se vistió de fiesta”. Sabaté fue uno de sus grandes amigos. Impulsó Taller 83, una marca importante en la carrera de Serrat, sin la que no habría podido dedicarse solo a crear.

Serrat explica bien la Catalunya entre épocas. De la dictadura de los 60, a los clandestinos 70, a los florecientes 80 y así hasta este 2022, que son una mezcla de lo mejor y lo peor. Siempre entre aguas lingüísticas tan de por aquí. 

De ser censurado por su versión en catalán del 'La, la, la', que interpretó Massiel en castellano para Eurovisión (1968), a tener prohibida la entrada en España por sus declaraciones condenando los fusilamientos franquistas cuando estaba en México (1975) y, por ello, ser silenciada su música en la mayoría de las radios de la época, a ser criticado por su bilingüismo tranquilo y normal.

Serrat es sospechoso para todos los que se mueven en los extremos. Como en la última interpretación de su concierto del viernes, cuando un espectador le pidió que hablara en castellano y aceptó sin problemas. Se trataba de un homenaje a su primera actuación en Radio Barcelona con Salvador Escamilla, guitarra y taburete en mano, y que se transformó en un acto de “sumisión lingüística”, según las redes.

La historia de Serrat siempre ha sido la misma. Ni gustó a los franquistas de la dictadura porque cantaba en catalán, ni satisfizo, ni satisface, al nacionalismo catalán porque también lo hace en castellano. Sin embargo, triunfaba en la España de los 60 y 70 con sus temas en catalán y en Catalunya con sus canciones en castellano, entre los que valoraban la belleza poética y la cultura.

Nos queda la tesitura de su voz. Aunque las cuerdas vocales ya no son las mismas que en los 60, su sonoridad se mantiene. Por encima de idiomas y especuladores culturales,

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