Artículo de Javier Aroca

La perspectiva es seguir, seguir y seguir

La parte poderosa de la coalición, la que suele imponer sus criterios, sabe que no podrá gobernar si depende solo de sí misma; la débil lo reconoce

Yolanda Díaz, con Ione Belarra en una imagen de archivo.

Yolanda Díaz, con Ione Belarra en una imagen de archivo. / EP

Javier Aroca

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Es tradición en la cultura de gobiernos de coalición empezar a romper antes del fin de la legislatura. Ir a las elecciones sin que se note que  han estado juntos. No es el caso. Parece que fue ayer cuando la coalición de Gobierno auguraba noches de insomnio pero, nada. La hostilidad desde un principio ha unido más que separado a los socios. 

Ha sido duro aprender una nueva cultura. Con desencuentros y, a veces, mucho malaje, la coalición no se rompe, es más, la perspectiva en este fin de legislatura es seguir y, luego, seguir. Es lo pragmático, la parte poderosa de la coalición, la que suele imponer sus criterios, sabe que no podrá gobernar si depende solo de sí misma; la débil lo reconoce.  No iremos de un tirón, queda tiempo, municipales y autonómicas funcionarán como las 'midterms' estadounidenses de estos días.

Lo paradójico es que la coalición no se rompa y, sin embargo, uno de los coaligados, Unidas Podemos, peligre; mientras que un PSOE en el poder, pero solo en ese caso, tiene a raya a las baronías insurrectas. No es extraño entonces que el principal objetivo por diversos intereses sea seguir.

Empujados por el realismo, UP está aprendiendo la dura lección de gobernar y lo que costaría, quizá la supervivencia, dejar de hacerlo. Por su parte, el PSOE intuye la catástrofe, incluida la orgánica, que le esperaría. Ante el corrimiento ideológico provocado por la aparición de la extrema derecha parlamentaria y social que empuja al PP, compite incluso en su terreno, por ejemplo, en políticas de seguridad y extranjería. El PSOE pelea por la centralidad política que no es necesariamente el centro.

Desde luego que el estrellato se lo llevan los Presupuestos -fiscalidad incluida- como lacrado de la continuidad y la estabilidad ante los catastrofistas. Y mantener las alianzas. El peligro de otros aires también une: PNV y ERC lo saben. 

No son menores los asuntos pendientes. La ley de la vivienda y la 'ley mordaza' tienen perfiles ideológicos sensibles en los espacios vitales y las zonas de influencia electoral, también señalan sin pudor los lobis de presión que limitan a los unos, y las capas más ideologizadas, a los otros. En esto, Catalunya también juega su papel, con una derecha patriótica al acecho. El alineamiento en uno u otro lado dentro de la coalición no llevará a la ruptura pero operará como esta en los países con mayor tradición. Ambos asumen ir a las próximas elecciones con el haber o debe de adoptar una postura u otra en los asuntos pendientes.

El fin de legislatura tiene otro elemento interno a considerar: la peligrosa operación Sumar; todos tienen su interés pero el PSOE se mueve porque no parece que haya un nuevo Ciudadanos que los ampare. Sumar es bueno; debilitar, suicida. Con todo, parece que Podemos está incluso dispuesta a caminar sola, hay encuestas que los animan. 

La coalición de Gobierno ha resistido. Está por ver si a pesar de todo es capaz de resistir a sí misma.

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