La invisibilidad de la salud pública
El presupuesto dedicado a esta disciplina siempre ha sido muy reducido, aunque está demostrado que una salud pública fuerte revertirá a la larga en una mejor salud colectiva
Carme Borrell
Doctora. Miembro de la Red de Científicas Comunicadoras. Experta en salud pública de la Agència de Salut Pública de Barcelona
Carme Borrell
Es habitual confundir la atención sanitaria pública con la salud pública. La primera tiene que ver con la atención individualizada que las personas reciben de los servicios sanitarios públicos para curar su enfermedad. En cambio, la salud pública se refiere al conjunto de actuaciones de las administraciones públicas y de la sociedad para proteger y promover la salud de las personas y prevenir la enfermedad. Por tanto, el foco de la salud pública es la salud de toda la población y no sólo de las personas enfermas.
Por poner un ejemplo, comentamos el caso de la obesidad. La actuación desde la salud pública es conocer cuáles son las causas de la obesidad para poder implantar políticas adecuadas como, por ejemplo, fomentar el acceso (disponibilidad y precios asequibles) a la alimentación saludable y a los espacios para poder realizar actividad física por parte de toda la población.
Una de las ciencias básicas de la salud pública es la epidemiología, ciencia que estudia los factores que condicionan la salud y la enfermedad de la población, analizando su distribución en el espacio y el tiempo. Estos conocimientos son fundamentales para la salud pública con el fin de aplicarlos a la prevención y control de los problemas de salud. Y, evidentemente, en salud pública trabajan profesionales de muchas disciplinas además de la epidemiología como, por ejemplo, de las ciencias sociales, ambientales, estadística, tecnología, etc.
En nuestra sociedad, los temas relacionados con la salud se asocian automáticamente a las “batas blancas”, o sea a los servicios sanitarios, especialmente a los hospitalarios, sin tener en cuenta la salud pública. Por otro lado, el presupuesto dedicado a esta disciplina siempre ha sido muy reducido (inferior al 2% de todo el presupuesto en salud), aunque está demostrado que una salud pública fuerte revertirá a la larga en una mejor salud colectiva. Ahora bien, el rendimiento de la salud pública no es a corto plazo, lo que hace que a menudo se pongan en marcha antes servicios de atención a personas enfermas que estrategias de salud pública.
En la pandemia del covid-19 la salud pública a menudo ha sido invisibilizada
La pandemia del covid-19 es una crisis de salud pública que ha afectado a toda la población y, por tanto, ha sido necesario abordarla desde la prevención, la vigilancia de la enfermedad, el tratamiento de las personas enfermas y teniendo en cuenta las consecuencias económicas y sociales. La salud pública ha propuesto los protocolos y medidas de prevención (distancias, mascarillas, ventilación, vacunaciones, cuarentenas, etc.), la vigilancia de la enfermedad mostrando indicadores diarios, el control del rastreo, el seguimiento de las personas que han sido contactos de enfermas, de los brotes, y de las medidas preventivas en los centros, como las residencias de personas mayores o escuelas. Y sin perder de vista que el covid-19 ha tenido una repercusión desigual en la sociedad, ya que son las personas más desfavorecidas las que más han sufrido la enfermedad y también sus consecuencias económicas y sociales, sobre todo derivadas de la pérdida de trabajo. Por eso, ha sido necesario implantar acciones específicas para ayudar a estas poblaciones a afrontar la prevención y/o la enfermedad.
Evidentemente, la pandemia ha repercutido de forma muy importante en la atención primaria de salud y en los hospitales, ya que sus profesionales son los responsables de la atención a las personas enfermas y han sido sometidos a una tensión continuada a lo largo de toda la epidemia .
Pero, a pesar de que la pandemia del covid-19 es una crisis de salud pública, la experiencia de sus profesionales ha sido a menudo invisibilizada. Así, por ejemplo, en los medios de comunicación habitualmente opinan personas expertas que son de otras disciplinas y, muy a menudo, que trabajan en hospitales. Este hecho ocurre casi todos los días en los telediarios de nuestro país. Tampoco es raro ver mesas redondas o grupos de personas expertas sobre covid-19 donde la salud pública está infrarrepresentada. Y, precisamente en Catalunya, existen personas expertas en salud pública que son muy reconocidas, también internacionalmente.
Tanto la visión predominantemente biomédica de la salud como el reducido papel que tiene la salud pública favorecen esta situación. Ahora bien, si queremos mejorar la salud de toda la colectividad, la salud pública es esencial y, por tanto, es necesario invertir en ella y revertir esta ceguera.
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