En clave europea

Giros ultras de la derecha europea

El Partido Popular Europeo (PPE) está asumiendo cada vez más planteamientos y actitudes de la ultraderecha como estrategia para ganar votos y recuperar su pérdida cuota de poder en los gobiernos nacionales de la UE

La bandera europea ondea en el Arco de Triunfo de París, el pasado 1 de enero.

La bandera europea ondea en el Arco de Triunfo de París, el pasado 1 de enero. / JULIEN DE ROSA

Eliseo Oliveras

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Ante la pérdida de sucesivos gobiernos dentro de la Unión Europea (UE) y en especial el de Alemania, los miembros del Partido Popular Europeo (PPE) están abrazando planteamientos cada vez más ultraderechistas. Los populares intentan recuperar el poder captando a nivel nacional al votante de extrema derecha y el voto del malestar que han sabido capitalizar los partidos ultraderechistas. Este giro ultra había sido defendido con ahínco por el autoritario primer ministro húngaro, Viktor Orban, hasta que abandonó las filas populares el pasado marzo antes de ser suspendido. Ahora el PPE, debido al miedo a perder su antigua posición dominante en la UE, parece seguir los consejos de Orban e imitar la actitud del Partido Republicano de Estados Unidos de que todo vale para recuperar el poder o mantenerse en él.

Los rasgos más frecuentes de los giros ultras entre los miembros del PPE, como el español entre otros, son: predominio de la demagogia, acusar al adversario de ser enemigo del país, ultraconservadurismo, antiinmigración, autoritarismo (derechos amordazados, mayor poder policial, intimidación a la prensa), nacionalismo para enmascarar un euroescepticismo y alianzas con la extrema derecha. 

Un ejemplo clave de ese giro ultra es la designación por parte del grupo popular de una activa militante contra el aborto y contra los anticonceptivos, la eurodiputada maltesa Roberta Metsola, como su candidata a presidir el Parlamento Europeo a partir del 18 de enero. Hace tan solo dos años, el grupo popular no se habría atrevido a presentar una candidata tan ultraconservadora y tan disruptiva para uno de los cargos institucionales más importantes y representativos de la UE. Los populares confían en ganar gracias a los votos de la ultraderecha y a la división de socialistas, liberales, verdes e izquierda. La primera presidencia del Parlamento Europeo cuando los eurodiputados pasaron a ser elegidos por los ciudadanos fue desempeñada por la conservadora Simone Veil (1979-1982), que como ministra había legalizado el aborto en Francia.

Bandera europea en el Arco de Triunfo

Otro ejemplo simbólico ha sido el alineamiento inmediato ultranacionalista de Valérie Pécresse, candidata a las elecciones presidenciales francesas de abril de Los Republicanos y los populares europeos, con los líderes de la extrema derecha Marine Le Pen y Eric Zemmour en sus críticas del 31 de diciembre a la bandera europea colocada en el Arco de Triunfo de París para destacar el inicio de la presidencia semestral francesa del Consejo de la UE. Pécresse, al igual que Le Pen y Zemmour, sostuvieron erróneamente que el presidente francés, Emmanuel Macron, había retirado la bandera francesa del Arco de Triunfo para colocar en su lugar la europea, cuando la bandera francesa solo ondea en el monumento en contadas fechas especiales, como la Fiesta Nacional del 14 de Julio.

La pérdida de la cancillería alemana el pasado otoño en beneficio de los socialdemócratas al frente de un gobierno de coalición con verdes y liberales supuso un mazazo político para el PPE, como ya lo había sido la pérdida del Gobierno español en junio de 2018. Ahora los populares encabezan un número reducido de gobiernos de los Veintisiete: Austria, Grecia, Eslovenia, Croacia, Chipre, Letonia, Eslovaquia y Rumanía. El PPE teme que esa merma de peso político en la UE se consolide si pierde más gobiernos y no logra recuperar el poder en alguno de los principales países.

Pactos del PP con Vox

La derrota electoral en Alemania ya provocó un giro más a la derecha de los democristianos (CDU) con la elección del muy conservador Friederich Merz como nuevo líder, opuesto a los planteamientos centristas de la antigua cancillera Angela Merkel. No obstante, Merz ha reafirmado la política de Merkel de descartar cualquier acuerdo con la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y de expulsar de partido a quien coopere con AfD. Esta actitud es la opuesta del PP español, que gobierna a nivel regional gracias a pactos con Vox. Merz sí que asume parte de la agenda ultra, con una posición dura en inmigración y planteamientos muy conservadores en cuestiones sociales y económicas.

En Francia, la popular Pécresse también ha presentando su campaña electoral bajo el lema "libertad, autoridad, dignidad" y ha asumido elementos esenciales de la agenda ultra -antiinmigración, nacionalismo, seguridad, orden- para arrebatar votantes a Le Pen y Zemmour, presentándose al mismo tiempo como una encarnación de la libertad y el progreso para captar a los descontentos con la gestión de Macron.

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