Debate sobre El Prat

Barcelona necesita ampliar su aeropuerto

Solo será posible construir un mayor 'hub' en El Prat si se amplía, sin menoscabo de aprovechar las sinergias con otros aeropuertos catalanes

Pasajeros en la terminal de salidas del aeropuerto de El Prat

Pasajeros en la terminal de salidas del aeropuerto de El Prat / JORDI COTRINA

Salvador Guillermo

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Sorprende que, frente a grandes retos estratégicos y ante la importante crisis económica que padecemos, nos encontremos más ante una discusión polémica que con un debate constructivo y sereno como requiere una infraestructura como es el aeropuerto de Barcelona y su ampliación.

Dejar el debate en 'avión sí o no'; o 'automóvil sí o no' resulta bastante simple, pues el avión y el coche no son enemigos a batir, son soluciones a la movilidad a media y larga distancia, el primero, y a una movilidad complementaria al transporte público, si lo hay, en el segundo caso. Son medios de trasporte nada elitistas y para el conjunto de la sociedad.

Como a nadie se le escapa, la ampliación del aeropuerto de El Prat presumiblemente tenga afectaciones medioambientales que, sin caer en un negacionismo extremo, deberán, en su caso, compensarse suficientemente. Actualmente resulta impensable llevar a cabo cualquier infraestructura sin valorar su impacto económico, social y medioambiental y establecer, en caso de interés general, su compensación. Tenemos que buscar soluciones a los proyectos, y no solo buscarle problemas o negar la mayor, su realización.

Catalunya ha sido reivindicativa con su déficit de infraestructuras, y también las diversas instituciones de la sociedad civil y económica, pero también ha sido excesivamente autocrítica en los diferentes y concretos proyectos de infraestructura, lo que ha impedido y eternizado demasiadas infraestructuras en nuestro país. Un paralelismo aparece también con las energías renovables, en donde se exigen de forma genérica, pero a la vez se rechazan cuando dichas instalaciones se concretan en el territorio. Posiblemente, el efecto 'nimby', no en mi jardín trasero, haya sido excesivo en nuestro país.

Esa operación concreta, la última ampliación del aeropuerto de El Prat, constituye una operación adecuada. No hay que olvidar que, antes de la crisis del covid-19, el aeropuerto de El Prat ya estaba rozando los niveles de saturación, y que el momento adecuado procesalmente es cuando se aprueban los DORA de cada uno de los aeropuertos del sistema Aena, que deben de aprobarse antes de finalizar el mes de septiembre, después de cinco años del anterior. Siempre me pregunto, ¿por qué no se hizo la ampliación de la pista mar, en donde se centra más la controversia, anteriormente, siendo esta de menor longitud que las pistas de los principales aeropuertos europeos? Posiblemente era un debate controvertido, que se dejó para el futuro, que ya es presente, y sobre el que hay que decidir, ¡ya que no se puede dar otra patada para adelante!

Barcelona carece de un 'hub' de compañía aérea de bandera, a diferencia de los principales aeropuertos europeos, por lo que en los últimos años ha podido ir creciendo sus conexiones transoceánicas gracias al aumento de viajeros, por un lado, y al excelso trabajo realizado por el comité de rutas del aeropuerto, por otro.

Incrementar, en una única base, en este caso en el aeropuerto de El Prat, supone una condición necesaria, aunque no suficiente, para ir dotándolo de ese carácter 'hub', pero solo será posible construir un mayor 'hub' en él si se hace esa ampliación, sin menoscabo de aprovechar las sinergias con otros aeropuertos catalanes y su conexión ferroviaria en alta velocidad.

Hay que huir de planteamientos tácticos, de corta visión, y que de hecho evitan el debate, para hablar del 'proyecto Barcelona', de su visión estratégica, a largo plazo, y en el que juega un papel esencial su aeropuerto, y su ampliación.

Finalmente, señalar la necesidad de recordar la historia. Tengo presente un interesante e histórico estudio que se hizo, sobre el coste de la 'No Europa', ante los populistas antieuropeos, bajo la dirección del profesor Cecchini. en abril de1988, durante la presidencia de Jacques Delors. Seguramente se tendrá que ir haciendo, y exponiendo el coste que supone no hacer nada, ya que no es gratuito, y tiene un coste de oportunidad relevante. Y, normalmente, no suele ser la opción más afortunada. Hay que hablar del coste del 'no'. Y me viene también a la cabeza la discusión sobre la ampliación de la Fira de Barcelona, hace ya bastantes años, con fuertes tensiones entre administraciones, que permitió que apareciesen nuevos operadores y un entorno competitivo más difícil para la referencia ferial de la ciudad de Barcelona.