Observación

Los pájaros

Cuando veíamos algo que se movía entre los árboles o el trigo, nos pegábamos un codazo y nos turnábamos los prismáticos

Un cuervo.

Un cuervo. / periodico

Natàlia Cerezo

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Desde que me aficioné a espiar las urracas de la fábrica abandonada de enfrente de casa tenía ganas de ir a ver pájaros. Y el otro día, por fin, se juntaron los astros: los dos (mi marido de hipoteca y yo) teníamos fiesta. Así que cogimos el coche y fuimos a buscarlos. Teníamos los prismáticos, una guía ('Ocells', de Mireia Plaza) y crema para el sol. Nos adentramos en un camino que recorría campos de trigo todavía verde, moteado por la sombra ocasional de bosquecillos de pinos.

No solo eran las urracas las que me habían hecho prestar atención a los pájaros. En un vídeo de YouTube, unos cuervos juegan a bajar por un tejado lleno de nieve con un trozo de plástico. Juegan por el placer de hacerlo y tienen sentido del humor. Además, velan a sus muertos. Cuando un cuervo muere, es frecuente que aparezcan más, a veces hasta 50 o 70. Se quedan cerca del cuerpo, encaramados en los árboles, los cables de electricidad, en los tejados, y velan, en silencio, el compañero fallecido. Un rato después, salen todos volando.

Aquel día no vimos muchos pájaros. Seguíamos el camino en silencio y, cuando veíamos algo que se movía entre los árboles o el trigo, nos pegábamos un codazo y nos turnábamos los prismáticos. Una paloma torcaz se hundió entre las espigas como una gaviota en el agua. Un halcón, o algo parecido, sobrevoló en círculos y con las alas extendidas los campos hasta que lo perdimos de vista. Lo que suponemos que era un chochín común contemplaba sus dominios con gravedad desde la rama de un pino.

Era evidente que buscar pájaros se nos daba fatal. No teníamos la paciencia de Annie Dillard cuando visita el arroyo cerca de su casa en 'Una temporada en Tinker Creek' y durante horas espera ver, de reojo, a una de sus queridas ratas almizcleras. De vuelta, en la carretera, vimos más: gorriones, golondrinas en un montón de nidos bajo un tejado, bandadas de patos. Como en 'Jurassic Park' (los pájaros son primos de los dinosaurios) la vida se abre camino, estés mirando o no.