Pros y contras
Salir del pozo
Hoy, la normalidad es más ansiada que Ítaca
La prosa del ‘procés’ llegó a convertirse en guion e himno de cientos de miles de personas. Se quiso creer que la palabra se convertiría en obra, pero se quedó en impotencia. Unas penas de prisión que asfixian el entendimiento y el sufrimiento de la pandemia han cambiado el escenario. Mientras que algunos políticos siguen enredados –y enredándonos– en la palabra, la fatiga se extiende en la ciudadanía. Hoy, la normalidad es más ansiada que Ítaca. La sensación de decadencia es contagiosa. Y pegajosa. Cuesta eliminarla. Las duras restricciones sanitarias han diezmado la economía, pero también el ánimo.
Más de 70 días llevamos esperando la formación de un nuevo Govern. Y, aun así, esa dilación no es lo peor. Catalunya se la juega en los próximos años. La combinación de ensoñación, soberbia y lamento continuo en el que algunos políticos independentistas permanecen varados es una auténtica amenaza. No solo por la parálisis política que supone, sino por el incremento de la desafección que provoca. Si a esa ecuación se le suma una profunda crisis económica, es terreno abonado para las peores formas de la antidemocracia. Hay que dejar de llorar para que los falsos héroes no acaben de hundirnos en el pozo.
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