NUESTRO MUNDO ES EL MUNDO

La excepción Núria Marín

La diputación, regida por tres partidos muy distintos -PSC, JxCat y PDECat-, ha aprobado sin votos en contra su presupuesto del 2021

Leonard Beard

Leonard Beard / periodico

Joan Tapia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Desde la restauración de la democracia hasta el 2011, el PSC presidió siempre la Diputación de Barcelona por su dominio del municipio barcelonés y los del Baix Llobregat. José Montilla, alcalde de Cornellà, fue el más conocido de sus presidentes antes de ser ministro de Zapatero y ‘president’ de la Generalitat.

Pero a finales del 2010, Artur Mas sucedió a Montilla en la Generalitat. Y en el 2011, Xavier Trias fue el primer alcalde convergente de Barcelona y Mariano Rajoy ganó las legislativas con mayoría absoluta. Son años de declive socialista con origen en la sentencia del Constitucional sobre el Estatut y en la grave crisis económica que acabó con el Gobierno de Zapatero. Y la Diputación de Barcelona (el tercer presupuesto catalán tras la Generalitat y el ayuntamiento barcelonés) pasó a ser dirigida por CDC. Las cosas solo cambian cuando en las legislativas y municipales del 2019 Pedro Sánchez gana en España y el PSC queda segundo, tras ERC, en Catalunya.

Tras estas elecciones llega a la Diputación Núria Marín, la alcaldesa socialista de L'Hospitalet de Llobregat desde el 2008, reelegida en el 2011 y el 2015. La clave es que el PSC quiere recuperar la institución y JxCat, que ha salido debilitada y no puede conservarla, no quiere que ERC se haga con ella porque teme que eso la fortifique de cara a las elecciones catalanas. Así, de las negociaciones de Iceta y Salvador Illa con David Bonvehí, presidente del PDECat, más o menos aprobadas por Puigdemont, sale un difícil y anómalo pacto entre el PSC y JXCat que da la presidencia a Marín.

Cooperación

En la Diputación, uno de cuyos primeros fines es la ayuda a los municipios, la cooperación siempre había contado tanto o más que la lucha política. ¿Iba a seguir igual con un equipo de gobierno de partidos muy enfrentados? Así ha sido porque la semana pasada la Diputación se adelantó no solo a la Generalitat sino también al Estado al aprobar su presupuesto del 2021 sin ningún voto en contra y la abstención de ERC y C’s. El presupuesto se incrementa un 4%, llegando a los 1.008 millones, con el objetivo de la recuperación económica y social de los municipios. Y el aumento solo ha sido posible por la derogación por el Gobierno Sánchez de la ley de estabilidad presupuestaria.

Lo sucedido tiene relevancia pues, pese a la gran tensión política, el presupuesto ha sido aprobado sin ningún voto en contra. ¿Lo logrado en la Diputación será imposible en el Ayuntamiento de Barcelona en un año en el que lo fundamental es superar la crisis social y la fuerte caída del turismo?

Palpable realidad

Además, llevamos ya bastantes años en los que el Gobierno de la Generalitat es una coalición independentista y muchos creen que la homogeneidad (separatista o constitucionalista) del Govern seguirá siendo indiscutible tras las elecciones. Pero la excepción de Núria Marín muestra que nada es inevitable. La Diputación no está regida ni por una coalición soberanista ni tampoco por un tripartito de izquierdas que algunos ven como la única posible alternativa al actual pacto JxCat-ERC que no se puede decir que haya dado grandes resultados.

En la Diputación, el gobierno es hoy una coalición, sin tensiones aparentes, de tres partidos muy distintos: PSC, JxCat y PDECat. Lo de Núria Marín, que además es la presidenta del PSC, no tiene por qué ser un modelo de futuro (parece imposible), pero sí indica que es viable que en instituciones relevantes partidos independentistas y constitucionalistas gobiernen juntos. No es una especulación, es una muy palpable realidad.

Suscríbete para seguir leyendo