Institucionalizar la evaluación española desde Catalunya

Como es sabido, el Consejo Europeo ha acordado un instrumento excepcional de recuperación temporal conocido como <strong>Next Generation EU</strong> por un importe de 750.000 millones de euros. Por primera vez se garantiza una respuesta europea coordinada para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales de un choque económico. El desembolso de estos importes se destinará en buena parte a apoyar la inversión y las reformas en los estados miembros para conseguir una recuperación sostenible y resiliente, promoviendo las prioridades ecológicas y digitales de la Unión.

Durante la gran recesión Europa ya impuso a España la creación de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) para monitorizar el proceso de consolidación fiscal, garantizando así el cumplimiento. Ahora Europa sabe que tiene que volver a establecer algún tipo de mecanismos de seguimiento y control de los fondos para lograr los objetivos pretendidos. Mas-Colell y otros economistas, como el decano del Colegio de Economistas, Anton Gasol, pedían públicamente transparencia, y que las evaluaciones sean creíbles, porque nos evaluarán cada seis meses. También el Cercle d'Economia se ha pronunciado sobre la necesidad de crear una agencia independiente que evalúe las propuestas y los proyectos que se financien en este nuevo marco.

Catalunya tiene una larga tradición tanto en la gestión de los fondos europeos como en las prácticas de evaluación de políticas públicas. Todos los grandes organismos internacionales remarcan la importancia de la evaluación como instrumento clave para la mejora de la calidad y la efectividad de los proyectos de desarrollo. En cuanto a la evaluación, Catalunya cuenta con dos instituciones insignia, Aquas en el ámbito de salud e Ivàlua en la órbita de economía. Y con precedentes como los de la Agència d'Avaluació de Tecnologies, la primera de su ámbito en el Estado con el trabajo pionero de personas destacadísimas.

Aquas celebra este año su 25º aniversario. Desde su creación ha elaborado 1.130 informes de evaluación, y es un referente en proyectos internacionales de compra pública de innovación. A su vez, ya hace más de 10 años se creó Ivàlua como una apuesta para la promoción de la evaluación de políticas públicas entre las administraciones públicas catalanas y del resto de entidades que persigan finalidades de interés público. Esade cuenta con el prestigio de la formación en la dirección y gobernanza pública, IESE en las colaboraciones público-privadas, y las tres universidades barcelonesas llevan más de 30 ediciones de su máster de Gestión Pública.

En cuanto a la evaluación, España de momento ha dado poco valor estratégico vista la trayectoria de la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios (Aeval), creada en el 2007 y disuelta tan solo 10 años más tarde, en el 2017, para integrarla en un ministerio.

El Gobierno español podría decidir ahora, para ganar credibilidad ante la Comisión, situar esta agencia en Catalunya. Esta podría pivotar otras agencias como la de la priorización sanitaria, que por tradición, registro y conocimiento, Catalunya muestra una clara ventaja comparativa. Los recursos de la Next Generation EU lo pueden ahora hacer posible. Perdida la Agencia Europea del Medicamento para Barcelona, el nuevo objetivo tiene que estar al alcance.

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