Opinión | Editorial

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Sacrificios para detener el virus

La disyuntiva parece clara: o se actúa con firmeza o se avecina un segundo confinamiento

Sillas de una terraza de un bar de Barcelona amontonadas en la puerta, el 14 de octubre del 2020

Sillas de una terraza de un bar de Barcelona amontonadas en la puerta, el 14 de octubre del 2020 / periodico

El Govern anunció que iba a actuar con contundencia para tratar de controlar la expansión del virus y así ha sido. Las <strong>nuevas restricciones</strong> son tan rotundas como dolorosas y supondrán un enorme sacrificio para algunos sectores especialmente castigados por la pandemia. La necesidad de reducir al máximo la movilidad y la actividad social es perentoria: el incremento de contagios es elevadísimo. Pero es comprensible que los damnificados muestren su indignación ante unas medidas que hubieran podido ser menos lesivas si se hubiera actuado a tiempo en otros ámbitos que quizá hayan sido mucho más responsables de la transmisión y con otros medios menos traumáticos. 

Los fallos en la gestión de la desescalada y en la detección y el rastreo de casos han dificultado el control de la pandemia. Desde el verano, los contagios no han dejado de incrementarse, aunque con un gran esfuerzo había sido posible mantenerlos a raya. Pero ahora ha llegado la segunda ola que azota a toda Europa. La disyuntiva parece clara: o se actúa con firmeza o se avecina un segundo confinamiento. Países Bajos, Reino Unido o Francia son algunos de los países que también están limitando de forma contundente las relaciones sociales. 

El cierre de bares y restaurantes, así como las restricciones en actividades culturales, deportivas y comerciales, van a poner contra las cuerdas a negocios que ya se hayan en una situación límite, también a sus trabajadores. La amenaza de cierres definitivos es cada vez más intensa. La situación es aún más hiriente para tantos establecimientos que siguieron a rajatabla las medidas de prevención. 

La patronal de la restauración ve inasumible el parón de 15  días. Considera una medida «desproporcionada y arbitraria» y advierte sobre la ruina que puede representar. La Generalitat ha prometido ayudas al sector, pero aún no las ha concretado. También están en choque los teatros y cines que hace tan solo tres semanas lograron ampliar su aforo al 70% y ahora vuelven a verlo reducido al 50%. Un porcentaje que difícilmente permite cubrir gastos. 

El sacrificio es enorme. Para conseguir que sea efectivo es necesario redoblar los esfuerzos en el control sanitario y el compromiso de toda la ciudadanía. La recomendación del Govern es acotar las relaciones al entorno más cercano. Cuanto más se reduzca la relación social, más se conseguirá disminuir el nivel de contagio y más pronto se podrán levantar las restricciones. No hay alternativa. Quince días para evitar un nuevo confinamiento.