Opinión | EDITORIAL
Torra, menos retórica
En sus intervenciones, ha parecido más interesado en reforzar su imagen presidencial, aun al precio de desautorizar a los responsables de gestionar la crisis
Catalunya ha logrado en los últimos días estabilizar el ritmo de expansión del coronavirus, pero no hacerlo retroceder. En su comparecencia de este lunes, el presidente de la Generalitat, Quim Torra recalcó que "en las próximas tres semanas nos jugamos todo lo que pasará en el otoño y el invierno". Reclamó responsabilidad a los catalanes, avanzó medidas que sus 'consellers' aún debían anunciar (y precisar) y lo hizo con el mismo tono mesiánico con el que durante toda la pandemia ha querido presentarse ante los catalanes como el garante de la defensa de los intereses de los ciudadanos frente a la mala gestión de otros. Aunque en más de un caso ha parecido que a quien señalaba era a su propio Govern.
En sus intervenciones, Torra ha parecido más interesado en reforzar su imagen presidencial, por otro lado disminuida continuamente desde Waterloo, aun al precio de solaparse, comprometer y desautorizar a los responsables inmediatos de gestionar la crisis. Algo que va más allá de las tensiones internas PDECat-ERC. Durante el estado de alarma el objeto continuo de sus reproches fue el Gobierno central, con críticas desleales, a menudo cayendo en contradicciones en cuestión de días y destilando una superioridad muy difícil de digerir. Con la recuperación de las competencias, la gestión del Govern ha resultado contradictoria en numerosas ocasiones. Torra no ha perdido la oportunidad de dejar en mal lugar a sus propios 'consellers' (esencialmente de ERC). Si hay motivos para la crítica, lo lógico en un gobernante es corregir a los responsables o asumir solidariamente en primera persona el peso de los errores o insuficiencias de la gestión del Govern que se preside. Pero también ha pasado por encima de los técnicos del Procicat, anunciando decisiones que estos aún debían de tomar atendiendo a criterios científicos y no políticos.
Ayer, Pedro Sánchez ofreció a las comunidades la posibilidad de declarar un nuevo estado de alarma en su territorio. Si Catalunya opta por esta medida, Torra se convertirá en el mando único del territorio y dispondrá de los instrumentos jurídicos para combatir la pandemia. Sánchez también ha puesto a disposición de las autonomías 2.000 militares para reforzar el rastreo del covid-19. Si la situación lo requiere, el Govern ya puede disponer de la medida. Esta vez, bajo su mando. La gestión del virus necesita más medidas concretas y menos discursos altisonantes, más asumir responsabilidades y aceptar ofertas de colaboración y menos maniobras de distracción.
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