Resistiendo

Ya llegó julio. El mes asociado a las vacaciones o el preámbulo al respiro de agosto. Siesta, sol, playa, atardeceres… Las imágenes recurrentes andan solas. Solo que este verano de este año patas arriba llega extraño. Y no nos sacamos el regusto a encierro. Para muchos, el temor sigue latiendo bajo su piel. Para demasiados, la desolación de la pérdida. Hemos asistido a la peor ficción hecha realidad. Calles desiertas rotas por el paso de ambulancias. Nosotros que creíamos saberlo todo resulta que sabíamos muy poco. Quizá eso ha sido lo peor, asistir al silencio, las contradicciones, las hipótesis fracasadas de los expertos. Algunos políticos no se han resistido a la tentación de utilizar la pandemia para cargar contra sus adversarios. Más rabia sobre el dolor.

Se anuncia la debacle económica para el otoño, algunos ya la están viviendo. Ha llegado la nueva normalidad, pero la inmensa mayoría de nosotros no estamos normal. Cansados, descolocados, con mil planes frustrados y la incertidumbre a la vuelta de la esquina. Sí, ha llegado un julio extraño. Ya no entonamos la canción, pero seguimos resistiendo.