CHEQUEO
Los cuatro fetiches de Podemos
La formación morada ha colado en el acuerdo de coalición expresiones mágicas como "derogación de la reforma laboral" o "techo a las subidas abusivas del alquiler"
Rosa María Sánchez
Redactora jefe
Premio Carlos Humanes de Periodismo Económico 2020. Máster Universitario en Investigación en Periodismo por la Universidad Complutense, en 2023. Profesora en el Título de Postgrado Especialista en Información Económica de la Universidad Nebrija. Colaboradora en RNE.
Rosa María Sánchez
Al menos hay cuatro ‘ideas fetiche’ que Unidas Podemos ha logrado incorporar al programa de gobierno pactado con el PSOE. Todas ellas causaban atragantamiento a parte del equipo económico del Gobierno socialista; en especial, al que representa la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, que, por su parte, ha acuñado el tótem de la “disciplina fiscal”.
El texto pactado con Unidas Podemos habla de “derogar la reforma laboral" del 2012. También, de “poner techo a las subidas abusivas de precios de alquiler en determinadas zonas de mercado tensionado”.
Además, el documento programático recupera la subida del IRPF para rentas a partir de 130.000 euros que el PSOE hubiera preferido sustituir ahora por otras fórmulas para lograr una mayor tributación de la riqueza. Y también asume el compromiso de una reforma del mercado eléctrico para acabar con los "beneficios caídos del cielo” de las grandes empresas energéticas.
Dice la Real Academia Española (RAE) que un fetiche es un “objeto de culto al que se atribuyen poderes sobrenaturales”. Eso es lo que representan estas expresiones para Unidas Podemos y es lo que ha tenido que digerir el PSOE.
En enero pasado, Unidas Podemos tumbó el real decreto sobre alquileres del Gobierno socialista por no haber asumido la posibilidad de poner límite a sus rentas en determinados barrios. Calviño se opuso a ello. Ahora la expresión forma parte del acuerdo programático.
En material laboral, los socialistas se mantenían firmes en derogar solo “los aspectos más lesivos” de la reforma del 2012. Y aunque en la práctica eso es lo que significa el acuerdo de coalición, de cara a la galería el texto acuña el fetiche de la “derogación” plena al que Unidas Podemos atribuye poderes mágicos ante su electorado.
Lo cierto es que el acuerdo solo habla de “derogar” <strong>tres de los aspectos más lesivos </strong>para los trabajadores: la posibilidad de despido por acumulación de bajas médicas; la caducidad de los convenios vencidos que no se renegocien antes de un año o la prioridad del convenio de empresa sobre el sectorial.
Para el resto de las cuestiones laborales, el documento apunta “modificaciones” encaminadas a “limitar” abusos (como la capacidad unilateral de los empresarios de modificar las condiciones de los contratos) que ciertamente acabarían desmontando la parte central de la reforma laboral del 2012. No es una derogación total pero, obviamente, casi toda revisión normativa conlleva la derogación posterior de los artículos modificados. Y esto es lo que permite a unos y otros jugar con las palabras y con sus poderes sobrenaturales.
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