el pacto colau-collboni

El retorno del PSC

El acuerdo de gobierno enfría algunas de las propuestas clave de BComú, habrá que ver si consigue marcar línea propia como lo ha hecho durante el primer mandato de Colau

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Roger Palà

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El ciclo electoral del 28-A y el 26-M ha ubicado de nuevo al PSC una situación de centralidad política que hacía años que no ostentaba. Los resultados de las municipales reforzaron las mayorías de los socialistas en el área metropolitana. Núria Marín, alcaldesa de L'Hospitalet, será presidenta de la Diputación de Barcelona con los votos de JxCat. Los socialistas recuperan así uno de sus grandes bastiones de poder históricos. Lo dijo José Zaragoza en un tuit la noche electoral: "Hemos vuelto".

El retorno del PSC implica también un cierto retorno al orden, después de un ciclo marcado por el proceso soberanista y la emergencia de Podemos y las confluencias de izquierdas en el 2015. Por ello resulta relevante la importante cuota de poder que han conseguido los socialistas en el Ayuntamiento de Barcelona a partir del pacto con Ada Colau y gracias al concurso imprescindible de Manuel Valls, hasta hace poco líder de la candidatura apadrinada por Ciudadanos en la ciudad condal.

El acuerdo de gobierno entre BComú y PSC, hecho público esta semana, enfría algunas de las propuestas clave de los 'comuns'. No habla explícitamente de remunicipalización del agua, sino que apuesta por "abrir una línea de trabajo para con la gestión pública del ciclo del agua, valorando siempre su oportunidad, pertinencia y viabilidad". Tampoco se menciona la revisión de la ordenanza del civismo, un proyecto de los socialistas que los 'comuns' criticaron duramente. Sobre turismo, se compromete a revisar el PEUAT, el plan que limita los establecimientos turísticos, para "resolver aquellos casos de reforma de hoteles en el centro que no aumenten capacidad y que ahora no se puedan ejecutar". Los polémicos cruceros, que han estado en en el punto de mira de los 'comuns', no aparecen en el acuerdo.

Habrá que ver, sin embargo, en qué se traduce todo esto en la práctica y si Barcelona en Comú consigue marcar línea propia como lo ha hecho durante el primer mandato de Colau. Lo tendrá difícil porque no tendrá mayoría absoluta ni siquiera pactando con Manuel Valls, que tras dejar el grupo de Ciudadanos cuenta solo con dos votos. La mayoría absoluta sería posible con el concurso de ERC, pero los republicanos no se lo pondrán fácil a Colau. Otro escenario sería que BComú y el PSC lograran atraer a su área de influencia a Junts per Catalunya, reeditando en cierta forma el acuerdo que han alcanzado esta semana en la Diputación de Barcelona.

El nuevo gobierno, sin embargo, tendrá que ganarse también la ciudadanía, en especial los votantes más de izquierdas, que son precisamente los más numerosos. Como muestra el sondeo de EL PERIÓDICO, el pacto Colau-Collboni divide a los ciudadanos: el 43,2% de los encuestados se muestra más bien satisfecho y el 43,6% más bien insatisfecho. El Barómetro Municipal de Barcelona iba en el mismo sentido. Según este último, el acuerdo entre BComú y PSC solo es el preferido del 10% de los ciudadanos, mientras que el 20,3% de los encuestados prefería el pacto entre ERC y Bcomú. De hecho, entre los votantes de BComú, el pacto con el PSC era la segunda preferencia (17%) por debajo del pacto con ERC (30%).