Análisis

Una barbaridad a la que hay que poner fin

Para muchos jóvenes 'trans' también este año el inicio curso escolar será una tragedia

Concentración en Barcelona por el suicidio de Alan, un transexual de 17 años, víctima de acoso escolar

Concentración en Barcelona por el suicidio de Alan, un transexual de 17 años, víctima de acoso escolar / periodico

ISIDRO GARCÍA

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El curso 2016-2017 arranca estos días, y desgraciadamente para muchos niños y niñas, adolescentes y jóvenes trans, algo tan cotidiano como esto seguirá siendo una tragedia.

Partamos del hecho de que las competencias en materia educativa están transferidas a cada una de las comunidades autónomas. Y por tanto, dependiendo de dónde resida la persona trans joven en cuestión -y de si esa comunidad autónoma tiene una legislación específica a tal efecto- podrá o no acudir a un centro educativo en el que su nombre y género sean respetados dentro del aula aunque todavía no haya podido cambiar el nombre y la mención al género en su documento nacional de identidad.

De esta forma, por ejemplo, en Catalunya o en Madrid está legalmente garantizado que una niña trans de 7 años pueda ir a su colegio y que cualquier referencia a su nombre y género tenga que ser obligatoriamente respetada. Y además, que el uso del baño, vestuario o uniforme según su identidad de género sentida esté asegurado, ya que ambas comunidades tienen normativas que protegen a los menores que se encuentran en esas circunstancias. Pero nada de todo eso es posible para esta misma niña trans si reside en Castilla-La Mancha, por poner otro ejemplo, debido a la ausencia de una ley específica en este sentido en esa comunidad.

Por otra parte, deberíamos ser conscientes de que para la mayoría de las personas trans menores de 18 años es imposible el acceso a la modificación del nombre y la mención al género hasta que no alcanzan la mayoría de edad o la emancipación. Y que una vez llegadas a ese punto, para poderse acogerse a esta modificación deberán, según la ley 3/2007, aportar documentación que las declare personas con un problema de salud mental diagnosticado como «disforia de género» y probar que llevan al menos dos años en tratamiento médico.

La buena fe no basta

¿Cómo cree el lector que se sentiría si una vez iniciado el curso su hijo o hija no fuera tratado acorde a quién es y cómo se siente en su colegio? ¿Cómo cree que se sentirán muchos niños estos días cuando al ir al colegio sean tratados de forma inadecuada por sus docentes leyendo en voz alta el nombre femenino que todavía sigue apareciendo en su documentación?

No perdamos de vista que es una barbaridad permitir que esto siga pasando, y que esta desigualdad de derechos esté basada únicamente en función de cuál es la comunidad autónoma en la que residen los menores. No podemos seguir dejando este asunto en manos de la buena fe de los centros educativos al no existir un texto legal que cumplir.

Cada comienzo de curso somos más conscientes que nunca de que necesitamos un marco legal estatal que regule de forma igualitaria el acceso de nuestros menores trans a una educación que respete su identidad de género, pero que también lo haga teniendo en cuenta su derecho a la intimidad, al libre desarrollo y a que la privacidad de sus datos sea respetada y garantizada.

Necesitamos que nuestros jóvenes trans tengan garantizado cuanto antes su #derechoAser en el aula.