El 'cap de colla'

"A pesar de la solidez inicial de la 'pinya', los pisos por levantar eran demasiados, y hoy ni el tiempo ni la plaza hacía prever que el 'castell' se pudiera construir"

Un momento del  último concurso de 'castells' de Tarragona celebrado el pasado octubre.

Un momento del último concurso de 'castells' de Tarragona celebrado el pasado octubre. / XAVI MOLINER / Archivo

ALBERT BATLLE BASTARDAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Me gustan los 'castells'. No entiendo demasiado pero me emociona verlos. Me emociona la estética de las construcciones y el simbolismo que hay detrás: la unión, el esfuerzo combinado de todos sus elementos, la alegría solidaria de la coronación perfecta, el desencanto compartido con la plaza llena cuando se hace 'llenya', el volver a empezar después del fracaso, el respirar satisfecho de la jornada perfecta y el empezar a pensar de inmediato en la que vendrá, en la nueva plaza que visitaremos...

Hay, sin embargo, un elemento que a veces pasa desapercibido y que a mí me interesa especialmente: cuando se empieza a montar el 'castell', el 'cap de colla' da instrucciones de cómo se tienen que ir colocando los diversos elementos, como se construye la 'pinya', como suben los primeros pisos: la gente aún no presta demasiada atención y espera que empiecen a trepar los 'quarts', los 'terços' o el 'pom de dalt'. Y es en este momento, cuando todavía no han empezado a sonar las 'gralles', que a menudo el jefe del grupo grita: "Fora!" Y la construcción se para, se desmontan los fundamentos, los primeros pisos bajan, se deshacen los brazos entrelazados y el grupo por unos instantes lo deja correr. No ha habido intento, el 'castell' estaba mal fundamentado y, si hubiera continuado, la 'llenya' estaría asegurada. Pero cuidado: no se pierde turno, no se considera intento y el grupo podrá volver a probarlo. Minutos después, el 'cap de colla' volverá a dar las órdenes, poco a poco se irá formando la 'pinya' y por encima de los sólidos cimientos irá volviendo a construir el 'castell' que ahora sí, con toda probabilidad, se levantará sólido, robusto; el 'aixecador' y el 'anxaneta' escalarán cuidadosamente hasta arriba del todo, se hará la 'aleta' y bien agarrados a los hombros y las espaldas de los compañeros emprenderán un rápido descenso. Poco a poco irán bajando los otros pisos del 'castell'. El objetivo se habrá alcanzado.

El alcalde Trias ha sido un buen 'cap de colla'. Muchos brazos, en Barcelona y el Pirineo, habían hecho ya el gesto de levantarse en el aire para ir trabando luego la 'pinya' sobre la que se había de edificar el proyecto ilusionado de unos posibles Juegos Olímpicos de invierno: pero a pesar de la solidez inicial de la 'pinya', los pisos por levantar eran demasiados, y hoy ni el tiempo ni la plaza hacía prever que el 'castell' se pudiera construir. Antes de que comenzaran a sonar las chirimías y la candidatura fuera oficial caminando hacia un futuro incierto para los más optimistas o condenado al fracaso para muchos otros, el alcalde ha dicho "Fora!". Ha sido una decisión acertada : nadie ha resultyado dañado, está toda la 'colla', las ilusiones colectivas para despegar otros castillos deben continuar intactas. Pero ahora, hoy y aquí no era la hora .

Como decía Josep Anselm Clavé en un verso dedicado a los 'castellers' y que ha acabado convirtiéndose en su lema: Fuerza, equilibrio, valor y sensatez. Este debería ser en la actual hora el criterio en este y en muchos otros aspectos de nuestro país.