¿Quién mata al aeropuerto de El Prat?

Se veía venir. Pero no por esperado el jarro de agua ha sido menos frío. A partir del mes de septiembre, Ryanair volará desde el aeropuerto de El Prat. La compañía irlandesa dará trabajo a 350 personas y por 40 euros podremos volar a Bélgica, Noruega y ocho ciudades europeas. Y aquí se acaban las buenas noticias. Con la instalación en El Prat de los reyes dellow cost, el objetivo estratégico para Barcelona y Catalunya de convertir la T-1 en unhubde conexiones internacionales se va al garete. En términos económicos, de turismo y de autoestima de país, es una pequeña catástrofe. Queríamos ser Múnich y acabaremos siendo Standsted, el quinto aeropuerto de Londres, auténtico zafarrancho de vuelos baratos que no se salva ni por la arquitectura de sirNorman Foster.

Ni políticamente ni colectivamente hemos sabido defender nuestros intereses. Mientras AENA solo tiene ojitos para Madrid, aquí no hemos sabido frenar la llegada de Ryanair ni hemos logrado que el aeropuerto de Barcelona lo podamos gestionar nosotros, y con criterios empresariales. Despistados con el Tribunal Constitucional y con la crisis,José Luis Rodríguez Zapatero,haciéndose el sordo, ha vuelto a marcarnos un gol. Otra promesa incumplida.

A principios de año parecía que el modelo de cogestión del aeropuerto de El Prat estaba finalizado. ElconsellerNadalcreía que era cuestión de días. Pero, por un adjetivo, todo quedó encallado y luego nadie ha vuelto a decir ni mu. El ministro de Fomento,José Blanco, que cada día parece más que se postule para sustituir aZapatero, ha vuelto a anestesiarnos a la gallega: dejando dormir el tema y dando una patada hacia adelante en el calendario.

Tenemos tantos frentes abiertos del encaje con España que creen que no nos acordamos de la importancia de la transferencia de El Prat. De momento, se han cumplido los peores augurios. El aeropuerto de El Prat se ha convertido en la T-5 de Barajas. Sucursal de Madrid. Una vez más. Y, preocupados como estamos actualmente porMourinhoy otras sandeces, nunca pasa nada.