CONCIERTO

Ólafur Arnalds, algoritmo etéreo

El compositor islandés nos habla de 're:member', intimista convergencia musical entre lo clásico y lo moderno, que presenta este viernes en el Palau de la Música Catalana

Ólafur Arnalds

Ólafur Arnalds / periodico

Carles Planas Bou

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Difícilmente haya región en el mundo culturalmente tan prolífica como Islandia. Desde hace años esta remota isla de hielo y magma encumbra a la superficie a artistas de una sensibilidad extraordinaria. Ólafur Arnalds es uno de esos grandes talentos. Tras coronarse en el mundo del minimal techno con Kiasmos, regresa ahora a terrenos más sosegados con ‘re:member’. “Es irónico porque es cuando tienes éxito en un campo que necesitas cambiar, moverte a otro tipo de música”, explica.

Como en el río de Heráclito, el cambio permanente es lo que ha llevado a este aclamado compositor de apenas 32 años a explorar nuevos universos. Una década seguida de trabajo en la que ha revisionado clásicos de Chopin, hecho arreglos para bandas de metal y compuesto la premiada banda sonora de la serie ‘Broadchurch’, intercalando con igual maestría pianos y sintetizadores, escenarios de etiqueta y antros de retumbantes bajos.

Después de trabajar con artistas de la talla de Sigur Rós, 65daysofstatic o su amigo Nils Frahm —con quien grabaron conjuntamente el magnífico ‘Trance Frendz’—, Arnalds asegura que sueña con colaborar con eminencias como Thom Yorke, frontman de Radiohead, o el compositor y deejay británico Jon Hopkins.

Domar el algoritmo

El género neoclássico hizo popular a Arnalds, pero él rechaza las etiquetas. “Siempre compongo lo que me es natural”, explica. “No es algo que decida, está dentro de mi”. Así, en esta nueva fase vital, el compositor islandés decidió explorar, reformular sus anteriores trabajos y experimentar con la fusión entre clásica contemporánea y perlas de electrónica, haciendo de puente simbiótico entre lo antiguo y lo moderno.

Ese empeño por descubrir le llevó a los brazos del Stratus, un “feliz accidente” que se ha convertido en su nuevo instrumento favorito. Conectando su piano al portátil, este software de algoritmos responde a cada tecleado generando una secuencia rítmica de otros pianos que desencadena una frágil lluvia de notas. “Es como interactuar como un robot, tratar de domar a una bestia libre”, celebra.

Viaje etéreo

El resultado es una obra de orfebrería musical, alquimia de melodías de textura acuática que nos trasladan a un paradero helado, envolvente e infinito. Impregnados de una aura metafísica y trascendental, los surcos de ‘re:member’ también transpiran un aroma cinematográfico que desvela las fuentes de su inspiración, el fallecido prodigio islandés Jóhann Jóhannsson y el admirado compositor japonés Ryuichi Sakamoto.

A ese particular aire etéreo se le suma ahora una cadencia musical que en algunos temas invita a dejar flotar el cuerpo en un baile que induzca a un viaje interior. Además de su piano, el algoritmo y una sección de cuerdas compuesta de violines y violoncellos, Arnalds introduce una batería que en directo, asegura, “nos está llevando a otro nivel”. En su concierto de El Palau de la Música del viernes 15 desplegará ese ensamble único de instrumentistas.

Cuando no está de gira o encerrado en un estudio, Ólafur vive parcialmente en Indonesia, donde se refugia del mundanal ruido. Fue ahí donde compuso ‘Nyepi’, tema de clausura del álbum inspirado en la tradición de una de esas remotas islas de celebrar el fin de año en silencio y que traduce con un goteo de pianos tan evocativo como envolvente. En una cotidianidad sobresaturada de ruido, la música de Ólafur Arnalds supone un momentáneo interludio de evasión de una belleza exquisita. “Tenemos tantas cosas explotándonos en la cara a todas horas que la gente busca algo fuera de eso”.

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